Parejas alternativas

Lejos de las formas convencionales de estar en pareja, hay distintas maneras de entender una relación. Y la verdad es que el contrato, legal o no, que se establece entre dos personas pertenece al ámbito de la vida privada y cada quien puede redactarlo como guste.


La institución matrimonial parece haber perdido el peso que tenía en el pasado y cada día son más las personas que forman pareja y buscan adaptar la relación a sus propias necesidades y expectativas.

Ya a mediados de los años 70 el famoso psicólogo estadounidense Carl Rogers se preguntó ¿qué comportamientos son los constantes que mantienen el amor en el tiempo?, en su célebre libro "El matrimonio y sus alternativas" (Kairós). En ese trabajo entrevistó a parejas, matrimonios colectivos, comunidades y tribus en busca de la naturaleza de sus relaciones, en busca de afirmar su idea de que la pareja es un proceso. "A través de mi relación con la gente joven he conocido a fondo las incertidumbres, los temores, la informalidad ingenuamente honesta, las alegrías y frustraciones que caracterizan sus intentos de construir distintos tipos de compañerismo entre hombre y mujer", escribió.

Hoy pueden encontrarse las mismas opciones de trato que hace más de 30 años: desde las parejas de más de dos que proponen los poliamorosos hasta vínculos absolutamente tradicionales, con el varón que sale a trabajar y la mujer ama de casa. Los temas son siempre constantes. Además del amor y sus formas, las cuestiones económicas, los límites de la fidelidad y el asunto de la procreación siguen siendo las variables de negociación.

En aquellos años apareció una fuerte reivindicación de las relaciones extramaritales otorgándoles un valor implícito, dado que vivir en pareja sin estar casado era una idea transgresora. La lógica sobre la que se sostiene esto surge de la convicción de que el deseo no es domesticable y, si necesita expresarse, no se debería ocultarlo y encadenarlo a mentiras o estafas morales. La idea de establecer nuevos pactos, adaptados a las necesidades de los miembros de la pareja sin darle importancia a lo que manda la "sociedad" viene de aquella época. Hoy es habitual, y se vive con total naturalidad.

Las parejas hoy practican algunas de estas alternativas:
• Aceptan y juegan entre ambos fantasías que incluyen a otros/as, como relatarse escenas de seducción reales o ficticias. Cambiar de nombres o identidades, pero siempre en un ámbito de ficción.
• Trasladan sus fantasías de multiplicidad a un ámbito virtual, vía Internet, sin contactos personales, donde se aproximan en forma escrita o visual a otras parejas que comparten estas búsquedas.
• Se otorgan grados de libertad en salidas independientes, sin interrogar o compartir lo que cada uno hace de su vida sexual. En estas parejas se acepta que esos contactos pueden ser tanto heterosexuales como homosexuales.
• Incluyen en su vida sexual, en forma esporádica, a una tercera o cuarta persona.

Esto no quiere decir que todas las parejas adopten todas estas variables, como postula un artículo de la revista Cosmopolitan en una suerte de apología de las parejas swingers.

"¿Por qué ahora resulta que soy anormal? -se pregunta Ada-. ¡Yo quiero una pareja con fidelidad absoluta y lealtad emocional, que me dure toda la vida!"

Y tú, ¿qué tipo de pareja podrías tener?

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