Pocas amigas, pero buenas

Un estudio de Caroline Adams Miller (Harvard) señala que un pequeño grupo de amigas -entre dos y cuatro- ayuda a las mujeres a ser más estables, a enfrentar mejor los problemas y a sentirse más felices.


De hecho, incluso en estudios realizados con babuinos los científicos encontraron que las hembras que mantienen vínculos estrechos con tres compañeros del mismo sexo son menos propensas al estrés que las que tienen una red de amistades más grande pero menos profunda.

"En el mundo occidental se confunde la cantidad con la calidad: es mejor tener casas más grandes, mayor número de amigos, más dinero. Pero la investigación nos sigue llamando de nuevo al hecho de que debemos profundizar ", dice Caroline Adams Miller, especialista en psicología positiva.

Según un reciente estudio de la Universidad de Kansas, las mujeres no sólo invertimos más trabajo en nuestras relaciones de amistad que los hombres, sino que también esperamos más de ellas, y nos sentimos más decepcionadas cuando esas expectativas se ven defraudadas.

Personalmente, siempre tuve dificultades para relacionarme en grupo. Básicamente, me da la sensación de que en los grupos grandes los vínculos se despersonalizan y difícilmente se pueda charlar sobre temas profundos.

En cambio, siempre he tenido con mis amigas del alma, que nunca superan el número de cuatro o cinco, una suerte de red de protección emocional que me ha ayudado a mí —y a ellas- en situaciones difíciles.

"Los círculos íntimos demuestran ser mucho más eficientes en la superación de las situaciones complicadas que puedan a atravesar algunos de sus miembros. Incluso el simple hecho de saber que contamos con esa red invisible de apoyo nos permite navegar por la vida con más eficacia", dice Adams Miller.

Aunque todavía quedan algunos trogloditas que persisten en sentenciar que "la amistad entre mujeres no existe", yo creo fervientemente en ella. Y se demuestra con actos de apoyo, de contención, de afecto sincero y desinteresado.

Estos vínculos dan forma a la persona que somos, calman nuestro revuelto mundo interior, llenan los vacíos emocionales que experimentamos en la pareja, y nos llaman a la razón cuando la perdemos. No hace falta ningún estudio para saberlo.

¡Gracias, amigas!

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