No todas las relaciones abiertas son iguales
A la gente soltera a veces se le olvida que el ser humano es solo una especie más en el vasto reino animal. Un primate que, aunque bajó de los árboles y fue dotado con la capacidad de aprender e inventar cosas como la rueda o el iPod, al fin y al cabo, comparte las mismas necesidades básicas con cualquiera de sus primos peludos.
El sexo, por ejemplo, es tan importante como comer o dormir, y el no tener una pareja seria no debería ser pretexto para carecer de él. Ser soltero no es sinónimo de ser célibe.
Reflexionaba esto una tarde que fui a comer con mi amiga Ana, mientras ella me contaba de su actual situación emocional tras haber cortado con su novio.
—¿Sabes qué quiero? —me preguntó después de darle un trago a su cerveza.
—Ni idea, ¿qué? —respondí.
—Quiero un ‘free’ —expresó con decisión, refiriéndose a una relación abierta—. Por ejemplo, el tipo con el que salgo, vamos al cine, comemos juntos, salimos de noche, nos agarramos a besos, se queda a dormir en la casa...
—Eso es un novio —la interrumpí—. Yo creo que si empiezas a salirte del dormitorio, entonces estás en una relación. Además, el ‘free’ es un concepto de los años noventa que, al igual que mucho de lo que hacíamos en esa época, hoy es obsoleto.
—No es así —aclaró ella—. No es un novio porque no es formal.
—¿Qué es lo que no lo hace formal? ¿Salen con otras personas?
—No, claro que no —contestó aterrada con la idea—. Acabo de cortar con mi ex hace unos meses, lo último que quiero es una nueva relación. Sólo se me antoja tener a alguien que me quiera y me acompañe, que sea lindo y cariñoso.
—¡Eso es un novio!
En el mundo de las relaciones y sus múltiples categorías, creo que es indispensable hacer una serie de definiciones. Con respecto al noviazgo, no hay mucho que decir; es una relación seria, con vistas a un futuro común que incluye, implícitamente, los conceptos de fidelidad y exclusividad, aunque estos no se respeten en su totalidad.
En cuanto al amor libre la cosa se complica, principalmente por el grado de flexibilidad en la escala de valores de cada uno de los individuos involucrados. En lo personal, he encontrado que las mejores relaciones abiertas son las de los amantes, o el acuerdo de entablar relaciones sexuales, sin ningún tipo de obligación moral ni compromiso. Solo sexo y nada más.
Este tipo de relaciones son un excelente campo de entrenamiento antes de entablar un noviazgo, pero sobre todo, ayudan a mantenerse en forma y a no oxidarse en la cama. También, este tipo de dinámicas sirven para no dejar que decaiga la autoestima; al estar con alguien que siente atracción por uno, a pesar de nuestros fracasos amorosos, le damos al ego una manita de gato. El que se siente bien, se ve bien y esto puede llevarnos a conocer más adelante a una persona con la que sí haya un futuro de por medio. Por lo mismo es importantísimo definir las demarcaciones emocionales en la relación antes de proseguir con ella. De poner los puntos sobre las íes al igual que si se estuviera firmando un tratado internacional entre dos comitivas de diplomáticos, porque el que no conoce las reglas, no puede ganar el juego.
El problema surge cuando, por algún motivo, se transgreden los linderos de lo físico y se inmiscuye lo afectivo y emocional; al crearse expectativas que terminan en desilusiones o al involucrarse más gente en algo que, por definición, debería ser íntimo. Las familias y amigos son especialistas en destruir una sana relación abierta a través de sus diagnósticos y juicios. En aquellos momentos en los que un beso es más que un beso y despierta otras emociones, hay una inherente confusión en alguna de las partes y esto solamente desembocará en una avalancha de problemas posteriores. Si se trata de sexo, el amor lo echa a perder todo.
Éste no es el modelo de relación para quienes tienden a enamorarse de las personas con las que se acuestan. La ecuación es sencilla: si lo que se quiere es compañía y una buena plática lo que hace falta es amistad; para tener sexo, un amante y su respectiva aventura; y cuando queremos una combinación de las dos últimas, entonces un noviazgo.
Por eso no creo en los ‘frees’, ‘amigovios’ o como se le diga hoy en día. Al final terminan siendo relaciones para cobardes.
Twitter: @AnjoNava
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