Camas separadas
Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre se amaron con locura y pasaron todas las noches de su vida en común en camas separadas. Puede que les hayan servido de inspiración a muchos amantes, pero aún hoy ese hábito sigue siendo excepcional y modernísimo. ¿Alguien se imagina descorchando champagne porque su pareja le pidió separar los colchones? Ni que hablar si la oferta es mudarse solo al edificio de enfrente… En cualquiera de estos casos, estoy segura que la mayoría pensará que ya no la quiere como antes, que ha perdido atractivo y que el buen sexo con él será historia.
Entiendo que la vida da razones de sobra para que queramos cambiar costumbres como el dormir junto a la pareja. De un día para el otro pueden variar las actividades o hábitos de cada uno, y con ello los horarios de apagar la luz; profundizarse las diferencias térmicas, por lo que uno necesita dormir tapadísimo y el otro, casi desnudo. Hasta aumentar la frecuencia y el volumen de los ronquidos impidiéndonos pegar un ojo en toda la noche…
Comprendo que dormir en camas separadas no es sinónimo de dar por tierra con la intimidad entre dos (cuántos hay que duermen espalda con espalda y no se "encuentran" por meses o en toda una vida). Es cierto que el sexo, si hay deseo, seguirá existiendo aunque haya tres, seis, diez metros de distancia. Y también que, como dicen los que han hecho la prueba, las "visitas" a la cama del otro, pueden tener hasta otra emoción.
Si hasta puedo aceptar que las tiente la idea y hagan la prueba. Por eso aquí van algunos consejos:
- Dormir en camas separadas deber ser una opción consensuada. De ninguna manera debe ser el resultado de una decisión unilateral.
- No debe faltar el tiempo de pasarlo juntos en intimidad. Una buena costumbre puede ser acostarse un rato juntos en la cama, aunque más no sea para relajarse antes del sueño y volver después cada uno a su lugar.
- Si tienen hijos chicos, lo bueno es que les cuenten el porqué del cambio para que no de lugar a falsas interpretaciones o miedos sin sentido.
Pero a esta altura del post, y que me perdonen Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre, debo confesar que a mi toda esta "distancia" entre dos amantes, no me va. Y sí, que le voy a hacer, a la hora de las sábanas, soy chapada a la antigua. Lo mío es el colecho y la cohabitación. Mi límite, la king size.
¿Estás de acuerdo con dormir en camas separadas?
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