Variar las posiciones sexuales, ¿asegura el placer?
Los seres humanos no siempre hicieron el amor de la misma manera, menos aun de una única forma. Para comprobarlo sólo hace falta echar una mirada a los testimonios gráficos y artísticos que se han ido dejando a lo largo de la historia. "Un personaje de ingenio debe multiplicar las clases de unión sexual", sugiere el Kama Sutra, uno de los tantos textos orientales dedicados al erotismo. Lejos de esta propuesta, la cultura occidental nos ha legado como única y aconsejable la posición llamada del misionero, o sea mujer en posición acostada y varón arriba.
Pero justamente, para muchas parejas, utilizar solo esa posición hace que el sexo se torne rutinario, sin magia. Relatan que, para ellos, el sexo es "más de lo mismo": la misma posición, siempre el mismo tiempo aproximado, la falta de juego, la preocupación por las interrupciones y el desenlace final, darse vuelta en la cama. La insatisfacción se hace presa de la pareja, y se descartan cada vez más los momentos de intimidad ya que están lejos de provocar placer.
Indudablemente, desconocen la inmensidad de posiciones sexuales que podrían probar y que harían del juego amoroso uno sexual, intensamente erótico. La posibilidad que la pareja intente informarse a través de libros acerca de cuáles son las diversas posiciones sexuales que pueden experimentar durante el encuentro amoroso, como si estuviesen jugando, es una alternativa realmente interesante para sentir otro tipo de intensidades, y conocer algunas posturas que suman placer por el tipo de contacto genital que se consigue a través de las mismas.
Existen muchas personas que desconocen su constitución genital y el predominio de puntos erógenos que, al contacto y la presión, aumentan la excitación y el éxtasis. Por ejemplo, aquellas posiciones sexuales en las que el hombre se coloca detrás de la mujer, y el contacto implica no sólo la vagina sino también la zona del clítoris, que es sumamente sensible al roce y la fricción, y aumenta las posibilidades orgásmicas de la mujer.
Algunas posturas facilitan la penetración y estimulan las zonas que se desean estimular. Otras, ayudan a conseguir una penetración más profunda −o menos profunda− y a lograr ángulos variados durante el coito. Estas consideraciones son especialmente importantes durante el embarazo, en las personas muy obesas, con problemas de espalda, o con discapacidades.
Intentar distintas posturas sexuales suele ayudar a encontrar nuevos placeres y a mantener viva la chispa sexual, encontrando variadas intensidades de placer y creando ajustes para combinarlo con la comodidad.
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