No tengo instinto maternal. ¿Seré mala madre?

El rol de la mujer vive un cambio de paradigma desde hace un tiempo y aún hoy asistimos a la construcción del concepto de la nueva mujer. Tal vez se trate de un concepto que tiene la particularidad de ser abierto, flexible, en continuo cambio. Pues se trata de revalorizar el ser singular de cada mujer, respetar a cada una de ellas como una persona singular, con sus propios deseos y sus objetivos de vida.

No tengo instinto maternal. ¿Seré mala madre? / Foto: Thinkstock
No tengo instinto maternal. ¿Seré mala madre? / Foto: Thinkstock

En este sentido nos alejamos de la definición que Simone de Beauvoir (1949), denunciaba al decir “Desde la pubertad hasta la menopausia, la mujer es sede de una historia que se desarrolla en ella y que no le concierne personalmente”.

Se trataba sin duda de la ecuación: mujer = madre. Desde esta óptica la maternidad sería la función de la mujer y a través de ella la mujer encontraría su realización y su función en la vida.

En la actualidad esto ha cambiado. Existen para las mujeres otros centros de interés más allá de la maternidad, y se trata entonces de articular los dos roles: ser madre y ser mujer, sin que uno cubra totalmente al otro.

Desde allí es que desde hace un tiempo las mujeres comenzaron a preguntarse acerca del deseo o no de ser madres, o la manera en la que llevarían adelante este rol, impensado en otras épocas.

Preguntarse no es tarea sencilla, implica cuestionar aquellos modelos que incidieron a lo largo de su desarrollo, tolerar el proceso de búsqueda de la propia respuesta y despejar el deseo más propio.

Muchas líneas teóricas sostienen que el concepto de instinto maternal encarna ese único destino femenino hacia la maternidad, y así es como genera culpa en quienes no lo sienten así.

No se trata de vivir la maternidad como un instinto, sin sentido propio ni decisión personal, puro reflejo.

Se trata en todo caso de una elección personal, una respuesta única que da cada mujer a ese rol.

Cada mujer puede elegir su propia manera de ser madre, sin prejuicios ni ataduras, a distancia de los mitos y acercándose a su propia verdad.

De ello dependerá su satisfacción, su felicidad.
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Marisa Russomando es psicóloga especialista en Maternidad y Crianza y directora de La Cigüeña.

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