Parto natural vs. cesárea

Son muchas las mujeres que hoy quieren que su bebé nazca en una fecha precisa, con la cabeza redondita, prefieren evitar las dolorosas contracciones, salvarse de un posible desgarro… Es decir, tener un parto expeditivo y seguro.

Parto natural vs. cesarea - Thinkstockphotos
Parto natural vs. cesarea - Thinkstockphotos

También son muchos los médicos (y las clínicas) que quieren lo mismo. Nada de llamados a la madrugada o durante un festejo familiar. Cuanto más puedan evitarse esos imprevistos, mejor. Por eso, creo que hacen lobby para convencer a sus pacientes de que en la primera situación en la que los hechos no sucedan matemáticamente es conveniente ir directo al cuchillo. Pero la naturaleza no es una ciencia exacta.

Imaginen a una madre que está a medio camino de pensar en una cesárea, más un médico que induce a ser precavidos por demás, hay muy pocas probabilidades de que un chico pueda nacer como lo hicieron nuestros antepasados. ¿Y quién paga las consecuencias? El niño que llega al mundo. Dicen que uno de cada cuatro bebés en la actualidad nace por medio de una cesárea. Es una cifra importante.

Reconozco que la ciencia ha ayudado mucho a salvar vidas que de otra manera se hubieran tenido que lamentar. Pero el problema es cuando el hombre (y la mujer en este caso) hace abuso de la disciplina y obstruye un camino que tendría que haber seguido su curso.

Yo no pertenezco a ese grupo de madres que quieren un parto a modo de trámite. A mi me gusta la naturaleza tal como es y voy a tratar de vivir en este mundo civilizado pero respetándola todo lo que pueda. Por eso me hubiera gustado que mis dos partos fueran naturales. La primera vez claro que lo intenté. Llegué hasta último momento, haciendo frente a las contracciones más fuertes. Pero no tuve la suerte de ver salir a Inés por el canal de parto. El médico me aseguró que no cabía en mi estrecha pelvis porque era una bebé muy grande y que por eso no tuve la suerte de dilatar el cuello del útero.

La segunda no es la vencida

Tiempo después del nacimiento, me enteré de que quizá se podría haber esperado un poco, de que tal vez con paciencia, y si no me hubieran inducido el parto con oxitocina, el feto no hubiera sufrido… Y entonces podría haber tenido a mi bebé como lo soñé. ¿Quién lo sabe?

Y a esa altura tampoco me importaba, porque ya tenía a una nena de dos años, rozagante, y yo estaba totalmente convencida de que mi próximo hijo nacería de la forma más natural. Sabía de mamás que lo habían logrado, incluso con dos cesáreas anteriores.

Desde el primer día se lo plantee al obstetra. Al principio me respondía con rodeos, hasta que llegó el momento de hablar del tema. Así le dije de lo convencida que estaba acerca de cómo quería que Mora llegara a este mundo. Pero parece que en realidad el convencimiento no era tal. Porque la respuesta del doctor fue: "Hay cierto riesgo de vida para el bebé y para ti debido a la cesárea anterior. Tendrías que firmar tu consentimiento y entonces no habría problema". Él decía que por causa de la cicatriz que ya tenía, podría romperse el útero al hacer fuerza durante las contracciones. Y agregó que no le parecía correcto correr ese riesgo por menor que fuera, pero se haría como yo dijera. Claro que las cosas cambiaron en un abrir y cerrar de ojos. No me gustó imaginándome en una situación semejante, con la vida de mi bebé o la mía en peligro. Hasta pensé también en mi hija mayor. ¿Y si de golpe se quedaba sin madre y sin hermana? Así fue como acepté y negocié mi segunda cesárea, sin estar feliz ni segura de lo que hacía, pero pensando que era lo mejor para toda la familia.

Hoy me doy cuenta de que las cosas han cambiado. Por suerte la información está más al alcance de la mano. Quizás en este momento encararía un embarazo de otra manera. No sé si con un parto en casa, pero seguro, de una forma mucho más personal, como un parto humanizado. Sé que se puede lograr porque muchas mujeres lo han hecho. Y no es tan cierto lo del riesgo, después de todo, una cirugía también implica cierto peligro para la mamá y el bebé (la anestesia, las infecciones, las heridas, los dolores poscirugía).

Siempre digo que la naturaleza es sabia, y con ayuda de la ciencia las cosas pueden salir de maravillas en la mayoría de los casos. El problema es cuando el abuso de su dominio y la desinformación (porque el intermediario no explica como se debe) hacen que la gente se confunda y no pueda cumplir su deseo. Hoy no podemos ignorar que es el derecho de las mujeres elegir de qué manera traer un hijo a este mundo.

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