¿Te mientes a ti mismo?

Creemos lo que queremos creer, nos mentimos y nos compramos ideas en pos de un deseo. En las relaciones de pareja ocurre muy a menudo. Al inicio, sobre todo, cuando estamos bajo los efectos de las drogas del amor, con tal de no perder el placer del encuentro ignoramos las advertencias de la intuición y las tapamos con nuestros mejores argumentos. Sin embargo, cuando llega la crisis y los conflictos alcanzan niveles dolorosos, nos preguntamos “¿cómo llegué aquí, por qué me puse en esta situación, acaso estuve viviendo en una mentira todo este tiempo?”.

Para evitar el autoengaño hay que desarrollar herramientas psicológicas y emocionales / Foto: Thinkstock
Para evitar el autoengaño hay que desarrollar herramientas psicológicas y emocionales / Foto: Thinkstock

Reconocer cuándo nos estamos engañando es una de las tareas más complicadas del autoconocimiento. Además de no tener suficiente distancia como para ponernos en perspectiva, desconfiar de lo que creemos equivale a perder el suelo. Mentirse a sí mismo tiene ventajas creativas y adaptativas, pero también puede acarrear un estado de decepción sistemática.

La Doctora Cortney S. Warren, escritora y terapeuta, señala que solemos mentirnos a nosotros mismos porque no tenemos herramientas psicológicas para admitir la verdad y lidiar con las consecuencias; lo que aprendimos de niños acerca de las relaciones humanas determina las mentiras que nos decimos de adultos. Sin embargo, es crucial que aprendamos a reconocer qué emociones, creencias y comportamientos sostienen esas mentiras, para desarticularlos y aprender a vivir siendo honestos con la persona más importante del mundo: nosotros mismos.

La Dra. Warren brinda algunas herramientas y recomendaciones para identificar cuándo nos estamos mintiendo a nosotros mismos. Lo más importante es aprender a observarse sin juzgar y comenzar a hacerse preguntas que puedan revelar las verdaderas motivaciones.

Reaccionar o engancharse emocionalmente a una situación es un recordatorio de algo doloroso, crudo o no resuelto; ahí es particularmente difícil admitir la verdad. Por ejemplo, en tu relación anterior viviste un problema de falta de confianza, así que cuando comienzas a enamorarte de nuevo, en lugar de sentirte feliz, viene la ansiedad, el enojo o el miedo. El fantasma de la relación anterior se pone en medio, reaccionas desde la herida abierta y resurgen los problemas no resueltos. En ese momento es necesario hacer una pausa y hacerte algunas preguntas: ¿qué emoción es ésta?, ¿qué situación la está detonando?, ¿está relacionada con una situación presente o es algo que viene del pasado y que aún me duele?

Una vez que identifiques la emoción, revisa tus pensamientos. Estamos acostumbrados a considerarlos como el reflejo de la realidad, tanto que confiamos en ellos como la verdad. Sin embargo, existen innumerables estudios que nos muestran cómo los pensamientos son los que crean la realidad y no al revés; más que verdaderos, precisos, continuos o inamovibles, nuestros pensamientos suelen ser inexactos, fragmentados, caóticos y flexibles, y esto no es más que una estrategia para adaptarnos a la vida.

Cuando estamos en una relación amorosa, nuestra mente es capaz de construir ideas o creencias increíblemente irracionales. La cultura, los miedos y hasta la educación sentimental pueden detonar creencias como: “mi pareja me está engañando igual que lo hizo mi ex”, “todos/todas son iguales”, “tengo que luchar para ganarme su amor”, “es la mejor persona del mundo, no puedo vivir sin ella”, “nunca volveré a amar a nadie más de esa forma”. Si piensas constantemente o te escuchas decir ese tipo de frases, haz una pausa y responde estas preguntas: ¿qué palabras uso para describir a mi pareja?, ¿mis pensamientos coinciden con quien realmente es?, ¿estoy recurriendo al pasado para justificar lo que pienso ahora?, ¿en qué creencias están basadas mis percepciones?

Por último, observa tu comportamiento. Tus actos son más elocuentes que cualquier justificación que te des a ti mismo. Por ejemplo, revisas a escondidas el teléfono de tu pareja, lo llamas a deshoras para saber dónde está y haces drama cuando conversa con otras personas, pero te niegas a aceptar que estás celoso. Recuerda: no tienes que rendirle cuentas a nadie, no tienes que admitirlo frente a un jurado; al final, tu eres la única persona responsable de lo que te ocurre. Cuando tu comportamiento no coincida con lo que dices de ti mismo, haz una pausa y pregúntate: ¿por qué estoy actuando así?, ¿qué motiva mi comportamiento?, ¿qué es lo que no quiero admitir y por qué?

"La honestidad es una elección", afirma la Dra. Warren. En una relación de pareja, la decepción que provocan las mentiras es muy difícil de reparar. A veces no son intencionales, como cuando nos mentimos a nosotros mismos, pero provocan las mismas heridas. Es importante ser honesto con uno mismo, trabajar a diario observando emociones, pensamientos y comportamientos para saber quiénes somos y qué queremos. Eso no sólo ahorra muchas decepciones propias y ajenas, también nos da la oportunidad de cambiar.

@luzaenlinea

 

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