Camote, generoso y supernutritivo
Con el post de hoy celebro cuatro años de ser prácticamente vegetariana —o como dice una amiga, omnivorista responsable. El cambio en mi alimentación se debió, en principio, a problemas digestivos severos, pero con el tiempo he ido aprendiendo que este régimen alimenticio tiene incontables beneficios para el ambiente y la sociedad. Además de representar un ahorro consierable en alimentos, esta dieta me ha permitido abrir mis horizontes culinarios y explorar nuevos sabores. Por ejemplo, en el último año no sólo me hice fan absoluta de la quinoa y la chía, sino que descubrí las bondades del camote, una raíz generosa, barata, versátil y supernutrititva.
Las variedades más antiguas de camote (ipomea batatas, también conocido como batata o boniato) se han encontrado en la región del Perú. Al igual que la papa, el camote es un tubérculo que se cultiva desde hace más de 3000 años en todo el continente y se han catalogado cerca de 150 variedades, entre las cuales también está el ñame blanco y púrpura. Por su alto contenido nutricional ha sido reconocido por distintas organizaciones internacionales como un alimento ideal (económico y de fácil cultivo) para combatir la desnutrición en África, Asia y Latinoamérica. Actualmente las dietas de muchos deportistas, bailarines y actores lo incluyen en sustitución de la papa, el arroz o el pan. Además de ser reconfortante y producir saciedad por más tiempo, contiene los siguientes nutrientes:
Magnesio y potasio: estos minerales son fundamentales para el buen funcionamiento del sistema nervioso y muscular, regulan la función cardiaca, contribuyen a relajar los músculos, reducen la inflamación y protegen los riñones. Una porción de camote tiene el 27% de potasio requerido al día.
Vitamina C: no sólo protege al cuerpo de la gripe y los virus, sino que también ayuda a fijar el calcio, favorecer la digestión y restaurar los tejidos. Su consumo acelera la cicatrización y la regeneración celular, aumenta la producción de colágeno, mantiene la elasticidad de la piel y disminuye el estrés oxidativo.
Vitamina B6: ayuda a reducir la cantidad de homocisteína, principal responsable de la degeneración celular.
Hierro, almidón y ácido fólico: contribuyen a la formación de glóbulos rojos y blancos y ayudan a metabolizar correctamente las proteínas; es ideal para mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.
Vitamina D: fortalece el sistema inmunológico, combate la depresión estacional, mejora el ánimo y mantiene en forma a la tiroides.
Bajos en azúcares: aunque su sabor es ligeramente dulce, los carbohidratos que proporciona el camote son de rápida asimilación, por lo que es un excelente medio para regular los niveles de azúcar en sangre y así evitar el sobrepeso y fatiga. Los médicos lo recomiendan a los diabéticos porque no provoca las llamadas "subidas de azúcar" que sí ocurren con la ingesta de pan.
Antioxidantes: Tanto el camote naranja como el morado (otra variedad llamada ñame) son altos en antioxidantes. Los carotenoides del camote naranja son sustancias precursoras de la vitamina A que fortalecen la vista y el sistema inmune; 100 gramos de camote naranja contienen más de 3000 mg de vitamina A. Por su parte, los flavonoides del ñame, al ser antioxidantes, previenen el envejecimiento prematuro y el cáncer.
¿Cómo cocinarlo?
El camote es un tubérculo tan versátil que se puede cocinar de tantas formas como la papa: en puré, hervido, horneado, a la parrilla, al horno y en repostería. En los días de frío, suelo añadirlo a los caldos de verduras para darles sabor y consistencia. También lo preparo en postre: corto las rodajas y las pongo en una sartén con 1/2 cucharada de mantequilla, azúcar mascabado, canela y miel de maple al gusto. Para los días calurosos, lo hago a la parrilla y se lo agrego a la ensalada de hojas verdes para darle al cuerpo una bomba de vitaminas frescas. Otra de mis presentaciones favoritas es al estilo peruano: cocido para acompañar el ceviche.
Por su color y su consistencia es muy atractivo para variar la dieta de los niños, además de ser fácil de digerir. Se puede preparar en compotas, freirlo como papas, hacer puré o molerlo para hacer croquetas combinadas con trigo o quinoa, y hasta preparar deliciosos pays o panquecitos muy nutritivos.
El camote es tan generoso que también tiene fans entre los amantes de la parrilla. Se lava muy bien, se envuelve en un aluminio y se coloca en una esquina del asador o entre las brasas. Cuando está ligeramente cocido, se le hace un corte y se le añade un poco de aceite de oliva o mantequilla, sal, pimienta y hierbas de olor.
¿Qué otras formas conoces para preparar el camote?
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