Cómo cuidar tus cosméticos

Cuida tus cosméticos/ iStockphoto
Cuida tus cosméticos/ iStockphoto

La piel es el órgano más grande que tenemos. Aunque no está diseñada para la absorción de sustancias útiles al cuerpo, hay elementos que pueden afectarla, entre ellos, los cosméticos en mal estado. Piénsalo de esta manera: el cuidado de tu piel también es un reflejo del cuidado que le das a los productos que le aplicas. Una mala combinación de calor, bacterias, humedad, permeabilidad, genética, hidratación y productos, puede convertir a tus aliados de belleza en un riesgo potencial.

Aquí te presentamos los cuidados básicos para que conserves tus cosméticos impecables:

Revisa la fecha de caducidad. Al igual que la comida, los cosméticos tienen un tiempo de vida útil que generalmente está marcado en el empaque. Si no tiene impresa la fecha, busca en la etiqueta el dibujo de un pequeño envase con un número adentro; son los meses de vida que tiene el producto después de haber sido abierto. Si no encuentras el dibujito, puede que las siglas PAO (Period After Opening) te indiquen la fecha. Créeme, yo era de las que decía que mi piel era de guerrera y aguantaba todo, pero después de una mala experiencia con un delineador líquido, entendí que no hay que echar en saco roto la cuestión de la caducidad.

Calcula el uso. Antes de comprar un tarro enorme de shampoo o de crema, revisa la fecha de caducidad y haz cuentas: ¿alcanzarás a usarlo todo antes de caduque? Lo mismo ocurre con el maquillaje. Hay chicas que sólo usan base (foundation) o sombras cuando van a alguna boda, de manera que no vale la pena comprar un envase grande que seguramente se echará a perder antes de haber usado siquiera la mitad.

¿En qué puedo ayudarle? Si tienes alguna duda, llama al servicio a clientes, casi todas las marcas proporcionan un teléfono de atención. Proporciónales el número de lote impreso en el empaque. Ellos deben orientarte con la fecha de caducidad u otros datos que necesites saber acerca del producto.

Alarga su vida. Lávate las manos antes de utilizar cualquier cosmético, ya sea cremas o maquillajes. Las bacterias y las sustancias que transportamos en los dedos pueden afectar la composición del producto y reducir su tiempo de vida útil. Si tu crema para el rostro no tiene dosificador, recurre a una cucharita para tomar el producto (no olvides lavarla antes). Esponjas, brochas y otros aplicadores deben lavarse al menos una vez por semana, con jabón neutro, para que no contaminen con bacterias o polvo los productos. Lo mismo con las pinzas de depilar, antes de usarlas límpialas con jabón o con una toallita desinfectante.

Bien cerrado. Verifica que los cosméticos queden bien tapados después del uso. La humedad y el polvo son dos agentes que favorecen la aparición de hongos y bacterias en los productos. Cuando vayas a comprarlo, si el producto no tiene un empaque de seguridad, trata de elegir el envase que se encuentra hasta el fondo del anaquel. Eso te da dos ventajas: 1. es probable que ninguna persona lo haya abierto o tocado con las manos sucias 2. cuando se trata de comida y cosméticos, los productos que están a punto de caducar se colocan al frente del anaquel, y los que aún tienen un buen tiempo de vida útil, se dejan hasta el fondo.

Lejos del calor. Los cosméticos no soportan el calor o los cambios bruscos de temperatura. Mantenerlos alejados del radiador, la ventana e incluso el muro en donde pega el sol alargará su vida y evitará variaciones en la composición del producto. Evita llevarlos en tu bolsa de mano y, por lo que más quieras, no los dejes cocinándose en el auto. En lugares donde el calor es extremo, es recomendable meter al refrigerador los perfumes y las cremas para el rostro.

¿Egoísta? Tal vez. Si no puedes evitar compartir el maquillaje con las amigas o las hermanas, cuando menos lava los aplicadores o limpia las superficies antes de que los usen ellas, y una vez más antes de usarlos tú. Otra opción para poder compartir es que cada quien tenga sus aplicadores y se comprometa a no contaminar los productos. Aunque parezca una exageración, en las mucosas (de la boca, los párpados o la nariz) se alojan bacterias que quizás no le hagan daño a su portadora, pero que pueden afectar a otras personas por un sinfín de motivos. Del rímel, ni hablar, es tan sagrado y personal como un cepillo de dientes.

¿Qué otros cuidados recomiendas para alargar la vida de los cosméticos?

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