¿Cuánto vale la virginidad?

La brasileña Catarina Migliorini, de veinte años de edad, está subastando su virginidad en internet a través de una productora australiana. En una noticia publicada por el diario Folhas de S. Paulo, la chica cuenta que la "experiencia" forma parte del documental Virgins Wanted, que mostrará la historia de dos jóvenes antes y después de tener sexo por primera vez.

Catarina Migliorini - Captura de pantalla del sitio http://virginswanted.com.au/catarina-BID.html
Catarina Migliorini - Captura de pantalla del sitio http://virginswanted.com.au/catarina-BID.html

Las ofertas se han hecho por internet y han alcanzado los $155 mil dólares. ¿Y qué hará Catarina con el dinero? Pagará sus estudios y abrirá una ONG cuyo principal objetivo sea impulsar la construcción de casas para familias pobres en su pueblo.

Catarina entró en el proyecto Virgins Wanted hace dos años, cuando vio el reportaje sobre un cineasta australiano que buscaba una chica virgen. Se inscribió sin muchas esperanzas de recibir respuesta, pero al poco tiempo recibió un mail del productor, se entrevistaron via Skype, le hicieron unas pruebas de cámara y fue seleccionada.


Desde hace un mes, la brasileña se encuentra en Bali, Indonesia, donde están grabando el documental que relatará su vida y la de Alexander Stepanov, otro chico virgen. Ambos tendrán su primera experiencia sexual con un desconocido. Cuando se cierre la subasta, se le harán exámenes al comprador para verificar que no tenga enfermedades sexualmente transmisibles.

El contrato señala que el acto sexual debe realizarse con preservativo, que el comprador puede conversar pero no besar, no puede llevar a otra persona ni realizar fantasías, tampoco está permitido usar juguetes sexuales. "Sólo puede tomar mi virginidad, nada más", declaró Catarina, quien espera que el comprador sea alguien de más edad y experiencia, alguien comprensivo que piense: "Bueno, vamos con calma, la chica es virgen".

El encuentro se realizará en los aires, en un vuelo privado de Australia a Estados Unidos, esto con la finalidad de evitar problemas legales. El documental no incluye la filmación del encuentro sexual pues "no es porno", dice Catarina, "me moriría de vergüenza".

Catarina considera la subasta de su virginidad como un negocio, pero no puede calificarlo como prostitución porque eso implicaría tener práctica en la profesión. "Cuando alguien hace una cosa una vez en la vida no se considera profesional. Si tomas una foto y sale buena, eso no te hace fotógrafo", señala la brasileña. Su postura ante la prostitución es clara: "es la profesión más antigua del mundo y debería ser legalizada".

Sus padres estuvieron nerviosos al inicio, pero la apoyan porque conocen y respetan sus motivos. El dinero de la subasta será íntegro para Catarina, la productora no se queda con nada. "Tengo veinte años, soy responsable de mi cuerpo y no estoy perjudicando a nadie", concluye la brasileña.


La tierra es de quien la trabaja

Me parece que el proyecto Virgins Wanted no tiene la intención de tomar partido o de explotar una situación, sino de mostrar cómo ha cambiado la forma de entender la virginidad.

Durante muchos siglos, la virginidad de la mujer fue garantía de la unión matrimonial de dos familias. Gracias a un aparataje religioso y moral, ella se veía obligada a mantenerse virgen para no "deshonrar a su familia", lo que implicaba perder toda posibilidad de aumentar la fortuna o el prestigio de la misma. Pero a ella nadie le preguntaba su opinión y tampoco recibía ningún beneficio directo, porque a la mujer no se le permitía tener propiedades. Ahora, el que los chicos se inscriban por iniciativa propia a la subasta y que saquen provecho económico de esa experiencia, me parece más justo.

Primero hay que separar el trigo de la paja. Aquí nadie está explotando a nadie, se trata de un intercambio sexual adulto y consensuado, todos son mayores de edad, todos juegan por voluntad propia, todos conocen de las reglas. Aún así, hay motivos para tomárselo con humor. Voy a entrar en el juego, voy a ponerme en el supuesto de que la virginidad tiene un valor por sí misma. Si es así:

1. Según el sitio del documental, por la virginidad de Alex no han ofrecido más de $1,200 dólares, frente a los $155,000 que ofrecen por la de Catarina. Conclusión: la virginidad femenina está sobrevalorada.

2. Me pregunto cómo harán para comprobar la virginidad de Alex. Cuando se trata de los hombres, ¿basta con su palabra? ¿Le aplicarán el detector de mentiras? Conclusión: necesitamos que la ciencia desarrolle una prueba confiable para detectar la virginidad masculina. Es más, creo que en cualquier caso, se necesitaría un esquema de cálculo que ayudara a determinar la relación precio-edad. ¿A mayor edad, hay que pagar más o menos?

3. Situación ficticia: supongamos que para resguardar su canal vaginal y su membrana intactas, Caterina ha practicado sexo oral o anal. ¿Sigue calificando como virgen? Sospecho que vender "la virginidad" es como vender humo enlatado.

Thinkstockphotos
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4. La virginidad en alguien mayor de 18 años: ¿es una cualidad, un defecto, una rareza, un caso excepcional, una decisión, un mito, un...? ¿Todas las anteriores? ¿Ninguna?

Finalmente, creo que el documental desnuda una verdad muy incómoda: quienes inventaron la virginidad estaban pensando en un negocio. Casi todas las instituciones han comerciado o sacado provecho de ella, encubriéndola con moralinas e ideas religiosas. Ahora, si todavía hay quien le encuentra un valor en sí, lo justo es que, al menos, las ganancias vayan a parar al bolsillo correcto.

¿Ustedes qué opinan, se vale vender la virginidad?

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