Estereotipos de mujer exitosa

Mujeres poderosas
Mujeres poderosas


Una amiga me compartió ayer un artículo que apareció en la revista ForbesWoman, en el cual se muestran los diez estereotipos que existen en torno a las mujeres poderosas o exitosas. La autora, Jenna Goudreau, se da a la tarea de recoger la opinión de mujeres que dirigen industrias, empresas y hasta países, y que tienen mucha experiencia confrontando situaciones de segregación e inequidad en las altas esferas, lugares donde, se supone, la cuestión de género (feminismos, machismos, fobias, etc.) ya estaría superada.

Me parece que los testimonios y las reflexiones sobre los estereotipos no sólo hablan de, para y sobre las mujeres que se mueven en las altas esferas del poder, sino de cualquiera de nosotras en una situación profesional cotidiana. Los invito a mirar los estereotipos recogidos por Goudreau y a plantear sus propias reflexiones.

Reina de hielo. Películas y obras literarias nos presentan a ciertas mujeres exitosas bajo el apelativo de antipáticas, frías, insensibles e incluso frígidas. (Quién no recuerda a Miranda Prestley, la protagonista de Devil wears Prada). Esto se debe a que los códigos masculinos han determinado que una mujer que muestra sus emociones es calificada como demasiado "frágil" para poder dirigir una organización. Y por otro lado, aquella mujer que se muestra hiper profesional y que mantiene sus emociones en resguardo, es vista como una estatua de hielo. Por donde se le vea, está en desventaja.

Solitaria solterona. Existe la idea de que las mujeres exitosas intimidan a los hombres y que deben sacrificar su vida personal para alcanzar una posición profesional importante. Cuando un hombre de negocios pasa de los 45 y no se le ve con pareja estable, se considera "un soltero codiciado". Sin embargo, cuando le ocurre eso a una mujer se le califica de "solterona" e incluso se habla de que "algo raro" debe tener. Lo cierto es que este estereotipo no está dejando ningún lugar para aquellas mujeres que no consideran a la pareja como el centro y pilar de su realización emocional.

Ruda. Si una mujer es tenaz, bien enfocada, perseverante y exige altos estándares de calidad en su trabajo, se le pone en el costal de las chicas rudas y se les califica como "perras".

Débil. En palabras de la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, mientras el mundo termina de ajustarse a la presencia de mujeres en la toma de decisiones, el estereotipo de las mujeres como seres débiles seguirá existiendo. A su parecer, esto se debe a que las mujeres trabajamos con el deseo de construir consenso: "Entendemos el éxito no como el resultado de una persona sino de un equipo o una comunidad. Esta otra forma de entender el poder ha sido confundida con la debilidad".

Masculina. Existe una gran presión sobre las mujeres en ciertos ambientes laborales, en los que no se les tiene respeto si no actúan, hablan y se imponen como hombres.

Confabuladora. Muchas veces, para no legitimar ni reconocer el talento de una mujer, suele calificársele de confabuladora, alguien que no puede hacer nada si no mueve sus influencias o inventa chismes (y en el caso latinoamericano, existe también el estereotipo de la mujer que se pone un "encerrón" con el jefe sólo para tener un ascenso).

Sentimental. Este es uno de los estereotipos que se consideran "más peligrosos" entre las mujeres exitosas, porque se suele decir que la razón debe dominar la emoción. Las ocasiones donde Hillary Clinton (EUA) y Michelle Bachelet (Chile) mostraron su sentimientos ante los medios, o de Xóchitl Gálvez (México) quien es criticada por su lenguaje "altisonante" y "apasionado", son sólo algunos ejemplos de esta exigencia de racionalidad, autocontrol y nervios de acero. (Sin embargo, valdría la pena revisar la historia en busca de las atrocidades y genocidos que hasta ahora se han cometido "en nombre de la razón".)

Furiosa. En los hombres, el enojo es visto como un signo de estatus y temeridad. Sin embargo, una mujer enojada es calificada como incompetente.

Una 'cuota'. Mujeres que ocupan merecidos espacios en las instituciones públicas, son descalificadas con el argumento de que fueron contratadas porque la organización estaba obligada a cumplir con una "cuota de equidad de género".

Una 'porrista'. Las mujeres exitosas que también destacan por ser femeninas y cálidas, en el chismerío de oficina no son consideradas como jugadoras estratégicas sino como simples "porristas".

Finalmente, la reflexión de Goudreau es que a los hombres exitosos se les permite tener personalidades complejas, mientras que a las mujeres se les trata de hacer encajar en un estereotipo que demerita su trabajo o su valor.

¿Ustedes que piensan? ¿Faltó algún estereotipo? ¿Qué hace falta para cambiar esta percepción de las mujeres profesionales?