La ciencia es cosa de chicas

Hace unos días, la Comisión Europea de Mujeres en la Investigación y la Innovación lanzó una campaña llamada Science: It's a Girl Thing (La ciencia es cosa de chicas). La intención de la campaña era motivar a las mujeres jóvenes a integrarse sin prejuicios de género a la carrera científica.

En la ciencia como en la vida, hay que dejar atrás los prejuicios de género - iStockphoto
En la ciencia como en la vida, hay que dejar atrás los prejuicios de género - iStockphoto

Entre los lemas que despliega la campaña hay algunos bastante afortunados: "¿Quieres salvar vidas? ¿Atraída por conocer lo que ocurre en las regiones remotas del universo o en las profundidades del océano? ¡Haz algo al respecto! El siguiente gran descubrimiento puede ser tuyo, ven y acepta el reto".

Y este otro: "¿Sabías que las chicas tienen tan buen desempeño como los niños en ciencia y matemáticas, sin embargo son más los niños que siguen carreras científicas? Chicas, recuerden: ustedes tienen lo que se necesita. La ciencia necesita de sus ideas, su inspiración y su pasión. ¡La ciencia las necesita!"

Todo iba muy bien, hasta que lanzaron el video en su canal de YouTube; todas las buenas intenciones de la campaña se vinieron abajo:

Las mujeres elegidas para representar a las científicas parecen modelos de ropa y cosméticos. El diseño de la producción es tan rosa y pop, que distrae de su objetivo y empalaga. Ni qué decir de el símil que se hace del maquillaje y los accesorios con la experiencia de investigar en un laboratorio. Parece que los realizadores no se tomaron la molestia de darse una vuelta a un instituto de investigación. Vaya, al menos podrían haber visto algún video sobre cómo es la vida de una mujer en la ciencia. Su día a día no se parece mucho a la figura "aspiracional" del video, que las muestra más preocupadas por el color del lipstick.

El video no pasó desapercibido para usuarios y miembros de la comunidad científica, que hicieron pública su inconformidad a través de las redes sociales. La crítica no fue hacia el mensaje general de la campaña sino a las imágenes del video, que resultaban contradictorias al destacar, precisamente, el tipo de belleza que convierte a la mujer en objeto, y no sus cualidades intelectuales o sus aportes al conocimiento. La Comisión Europea respondió a través del twitter a la crítica: "Ok, científicos, ya los escuchamos", después bajaron el video de su canal de YouTube y finalmente invitaron a los usuarios a formar una lista bajo el hashtag #realwomeninscience: https://t.co/A2LX24ym.

Lo que este video puso en claro es que los prejuicios en torno a las actividades, la apariencia y los roles de la mujer no han desaparecido, por lo menos NO en la mente de los realizadores del video, que parecen haber descubierto el agua tibia al equiparar un salón de belleza con un laboratorio. Tanta insistencia es sospechosa, sobre todo porque usan los referentes más ñoños de "lo femenino".

En el fondo, lo que intenta combatir el video es el viejo prejuicio que excluye mujer e inteligencia, sobre todo mujer coqueta/bella/seguidora de la moda/amante de los zapatos altos (?) o lo que sea que ellos entiendan por "belleza". Sin embargo, en la forma, terminan por decir lo mismo pero más retorcido: no sólo tienes que ser bella y estar a la moda en la calle, también en el instituto de investigación, en el laboratorio, en el trabajo de campo.

Qué alguien me explique por qué, habiendo tantos ejemplos de mujeres científicas, tuvieron que recurrir a los estereotipos que justamente entorpecen la comprensión y el avance de la mujer en el campo profesional.

Prejuicios a revisión

La campaña es positiva. El video es sexista y retrógrada. Y si este desfase causó polémica es porque necesitamos reflexionar al respecto. ¿Por qué belleza e inteligencia son polos en tensión? ¿Por qué una mujer tendría que añadir el sentido de la moda para integrarse a la ciencia y ser valorada intelectualmente?

Es cierto que las mujeres estuvieron durante siglos alejadas de los espacios de producción intelectual, pero no fue por decisión propia. Cuando uno revisa la historia, se encuentra con cientos de mujeres que fueron reprimidas o relegadas cuando demostraron tener talento o interés por la ciencia, la tecnología, el arte o el conocimiento en general (Sor Juana Inés de la Cruz, Artemisa Gentilleschi, etc). Incluso eran condenadas por la iglesia y la sociedad como brujas, aliadas de Satán, locas, pecadoras, descarriadas. Si además de "brujas" estas mujeres eran consideradas bellas por sus contemporáneos, la condena era doble.

La opción no es segregar a las mujeres, pero tampoco tragarse los estereotipos como si fuesen positivos. Es necesario contribuir a que la mujer se integre a la vida científica sin andar cargando las exigencias impuestas por el sistema de valores machista. Y esa actitud incluyente no empieza al momento que una mujer elige carrera, sino desde que nace.

Se dice que en la modernidad, una mujer es un individuo libre que puede dedicarse a lo que desee. Sin embargo, desde su primer minuto de vida, el entorno le impone una serie de marcas y limitaciones simplemente por ser mujer, ya sea a través de los colores (rosa princesa), la música, los juegos, la forma de vestir, las actividades "para niñas", los deportes, etc. Estos marcadores genérico sexuales son tan fuertes, que la identidad de una chica termina por encaminarse más hacia lo que la sociedad entiende por "mujer", antes que como individuo. Cuando una chica, en cambio, tiene la fortuna de vivir en un entorno que no limita su identidad, que alimenta su curiosidad y le otorga la libertad de decidir su camino, cuando llega el momento de elegir carrera, si es que le atrae la ciencia, es probable que no sienta temor por los prejuicios del medio, porque desde pequeña sintió que hay un lugar para ella en ese mundo.

Quiero dar dos ejemplos de cuán desfasada está la imagen de la campaña Science: It's a Girl Thing, al respecto de la realidad, al menos la realidad latinoamericana.
a) En los institutos de investigación, cuando una mujer es considerada como bonita, se arregla o se maquilla, es vista en menor estima intelectual por sus pares masculinos y femeninos, y termina por ser valorada sólo en función de su belleza o su simpatía.
b) Hace poco asistí a un congreso en el que se discutía sobre la problemática que enfrentan las mujeres en investigación científica o humanística. Un profesor contaba que la mayoría de los alumnos de carreras como ingeniería o filosofía son hombres, y que la competitividad intelectual es muy fuerte. Según el profesor, lo que ocurría con las chicas era sintomático y triste; ellas entraban a la carrera con ciertos rasgos femeninos en su arreglo y su conducta y, conforme avanzaban los semestres, las chicas iban adaptándose y transformando su apariencia, hasta que salían de la carrera prácticamente masculinizadas, "porque de otra manera sus aportaciones no eran consideradas valiosas por sus pares", concluyó el profesor.

Yo creo que la ciencia no debería ser cosa de chicas o de chicos, sino de todo aquel que desee investigar y aportar algo al conocimiento humano. Nos urge reflexionar y construir valores fundados en nuevos paradigmas; mientras nuestro pensamiento esté construido con ideas retrógradas y excluyentes, no seremos capaces de responder con justicia a los retos que nos plantea el presente.

¿Ustedes qué opinan?

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