La ridícula moda del ‘bikini bridge’

Una nueva "moda" está difundiéndose en las redes sociales. Se llama bikini bridge y no es otra cosa que el “puente” de tela que se hace entre los huesos de la cadera cuando una chica con el vientre hendido y las crestas ilíacas prominentes está tomando el sol. Es algo que sólo se nota cuando la persona está recostada y se ha difundido porque las mismas chicas suben sus fotos a las redes sociales (dense una vuelta por tumblr o hagan una búsqueda en Instagram con el hashtag #bikinibridge). El objetivo consciente: mostrar que son delgadas, que están de moda, que no tienen que sumir la barriga. El objetivo inconsciente: cumplir con los estándares de una modelo de revista. En otras palabras: mostrar que se tiene el vientre hundido sería sinónimo de ostentar un estatus que hace que una mujer se distinga de las chicas del montón.

El 'bikini bridge', ¿una moda preocupante? / Foto: bikinibridge.tumblr.com
El 'bikini bridge', ¿una moda preocupante? / Foto: bikinibridge.tumblr.com

De verdad, cuando veo que esas modas se popularizan en las redes sociales y se legitiman como “lo bello” o “lo deseable”, me queda claro que en el caso de las mujeres no hay un puente sino un abismo entre belleza y autoestima. Me explico: la moda del puente del bikini como la del thigh gap (ese hueco de luz que se produce por falta de grasa en la entrepierna) son estándares físicos que ponen en evidencia un problema social más complejo.

La gente con menos recursos y menos educación es la que tiene la alimentación más pobre –comida chatarra, industrializada, alta en azúcares, harinas y grasas de pésima calidad– y no tiene dinero o tiempo para ejercitarse, por lo tanto, padece obesidad y desnutrición. La gente con mayores recursos puede acceder a una mejor alimentación (en teoría) y se preocupa por lucir delgado, tal como lo marcan los estándares publicitarios. Lo voy a decir burdamente: a diferencia de otras épocas, hoy los pobres y los ricos se distinguen unos de otros porque los primeros son gordos y los segundos son flacos. Pero hay más.

Esta distinción, cuando se trata de las mujeres, es doblemente cruel. Los medios de comunicación, las películas, los anuncios y prácticamente cualquier discurso de la cultura popular parecen decirnos que ser una chica gorda, o simplemente que no es extremadamente flaca, la deja fuera de la competencia. ¿Competencia? Sí, por ser la más bonita, la más deseada, la más loquesea, pero sobre todo, la más adecuada a lo que el sistema considera “bello” y por tanto, digno de ser amado o apreciado.

Éste es un problema tan antiguo como las sociedades; la apariencia corporal siempre ha sido un símbolo de estatus, en todas las culturas y en todas las épocas. Pero el que esa sea una constante en la historia no la hace positiva o deseable, simplemente reafirma que nuestro sistema de valores éticos y estéticos es tan retrógrada como hace dos mil años.

Las llamadas selfies o autofotos han propagado y reafirmado las apreciaciones crueles del cuerpo, haciendo evidente el triunfo de los mensajes mediáticos. Durante muchos años fue muy fácil culpar a los medios de comunicación de perpetuar estereotipos nocivos. Hoy, además de propagarlos, tienen en los usuarios de las redes sociales una horda de cómplices dispuestos a replicar y a radicalizar esos mensajes.

Me parece que el diálogo y la reflexión son una forma de contrarrestar los mensajes de odio hacia el cuerpo que después se convierten en modas tan ridículas, absurdas y nocivas como el bikini bridge. Y digo odio porque no veo cómo un estándar de belleza basado en la delgadez extrema puede ser un sinónimo de amor o de aceptación.

Por favor, en vez de ponerle más filtros a su smartphone, pónganle filtros a su cabeza: no todo lo que se legitima a través de las redes sociales o las revistas es positivo. Les aseguro que las chicas saludables y hermosas, cuando están rodeadas de gente que las ama, no andan fotografiándose el abdomen para entrar en la tonta competencia por ver quién es la más deseable.

Y si todo no anterior no fuese suficiente, sépanlo de una vez: los huesos salientes de la cadera no están relacionados con la ausencia de grasa en el abdomen, simplemente tienen que ver con la estructura ósea, es decir, con la forma en que tus huesos, tus músculos y tus vísceras están acomodados, y eso está inscrito en los genes. En ese punto sólo quedan dos opciones: odiarte (matarte de hambre, de ejercicio, de depresión, de lo que quieras) o amarte, aceptarte y concentrarte en fotografiar cosas realmente interesantes.

Twitter: @luzaenlinea

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