Lupita Nyong'o y la compasión

En los últimos meses, la imagen de Lupita Nyong'o ha llenado las páginas de los diarios y las redes sociales debido a los premios y nominaciones recibidas por su actuación en la película 12 años esclavo. Su belleza, su talento y estilo son impactantes, de eso no queda duda cuando se ve película o las fotografías. Sin embargo, entre más la escucho hablar, más me convenzo de que su éxito radica en el conjunto de cualidades que proyecta: fuerza, inteligencia, humildad, ligereza de espíritu, perseverancia, compasión y sabiduría.

Días antes de recibir el Oscar, Lupita Nyong'o fue galardonada como mejor actriz revelación en los premios “Black Woman Hollywood”. En su discurso habló sobre cómo creció odiándose a sí misma por su color y algunas figuras que la hicieron cambiar de parecer. Acá está el video (subtitulado por upsocl.com):

Lupita menciona que dejó de avergonzarse de sí misma cuando vio a la modelo Alek Wek, “con su piel oscura como la noche, aparecer en todas las revistas y las pasarelas”.

La modelo sudanesa Alek Wek y la actriz Lupita N´yongo / Foto: Getty Images
La modelo sudanesa Alek Wek y la actriz Lupita N´yongo / Foto: Getty Images

Cuando la belleza de Alek Wek fue reconocida por la industria de la moda y los medios de comunicación, Lupita se sintió identificada y trabajó mucho para aceptar en ella misma esa belleza. Y así como Alek Wek cambió la vida de muchas chicas, entre ellas Lupita Nyong'o, espero con todas mis fuerzas que mucha gente comprenda la trascendencia que tiene su presencia y su reconocimiento, sobre todo en América latina, donde hay un racismo silencioso en todos los niveles de la sociedad.

El racismo no está sólo en las altas esferas de la moda o la televisión, no es algo que ocurra "allá", lejos, en otros países. El racismo está en cada uno de nosotros, latente como una semilla por el simple hecho de que los habitantes de este continente hemos sido colonizados más de una vez y de muchas formas. En ese proceso, los colonizadores hacen que el colonizado termine por odiarse a sí mismo, a su raza y a todos aquellos que no se parezcan al "patrón". Sin darnos cuenta, diariamente cometemos pequeños actos de racismo, pero ocurren con tanta frecuencia y a tantos niveles, que parece algo "normal" relacionarnos a partir del resentimiento social o racial.

Les propongo un ejercicio: repasen un poco el historial del racismo en su país. Revisen cómo trata la televisión, el cine y los medios de comunicación a los negros, los indios, los mulatos, los mestizos, los asiáticos y todos aquellos que no cumplen con el estereotipo de blancura o delgadez. Ahora piensen en los repetidos actos de discriminación racial que vemos a diario en la pantalla y más allá, en hashtags como #esdenegros o #esdeindios que circulan en las redes sociales y van cargados de odio y resentimiento; en la selección que se da inconscientemente en las entrevistas de trabajo; en las agresiones pasivas y las burlas que se dan en las oficinas, en el transporte público, en las escuelas, en la misma casa, donde al que es más "blanquito" se le da un trato especial.

Necesitamos más Aleks Wek y Lupitas Nyong'o, nos urgen, al menos en México, donde el racismo atraviesa prácticamente todas las situaciones de convivencia:

Necesitamos diversidad en las pantallas para cambiar nuestra idea sobre la belleza exterior por un concepto más amoroso. Necesitamos ver y escuchar a mujeres de distintos orígenes y tipos físicos para recordar que lo que nos hace verdaderamente hermosos no es un color o una apariencia, sino la compasión por uno mismo y por los que nos rodean.

Twitter: @luzaenlinea

 

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Amo mi cuerpo –luego existo.