Sueño de belleza
Los esfuerzos que hacemos para mantenernos saludables y bellas pueden irse por la cañería si no tenemos un buen descanso nocturno. Dormir poco no sólo deriva en problemas de obesidad, también nos hace más vulnerables física y emocionalmente. El cansancio pone al cuerpo en estado de alerta o supervivencia, por lo que una de las formas de "reconfortarlo" es a través de la comida o los estimulantes. Sin embargo, el estrés crónico produce exceso de cortisol, una hormona que aumenta el apetito y la proliferación de células adiposas en el abdomen. Por eso te presentamos algunos consejos para hacer del descanso el mejor aliado de la belleza:
1. La alimentación puede ayudarnos a dormir mejor y, en consecuencia, a mantenernos en un peso saludable. Elige una cena ligera para que los nutrientes se aprovechen por completo durante la noche y no se almacenen en forma de grasa. Irse a la cama sin comer no es una buena idea, ya que la hipoglicemia (falta de azúcar) puede hacer que nos despertemos de madrugada a comer lo primero que se nos ponga en frente, de preferencia una golosina de alto contenido calórico.
2. Evita consumir azúcares por la noche y opta por proteínas magras u otro tipo de carbohidratos (como pasta o arroz integral, quinoa o avena). Estos alimentos te darán la energía justa para que durante la noche se liberen las cantidades necesarias de serotonina, cuya función es tranquilizar y relajar al cuerpo.
3. Los pequeños despertares por apnea, piernas inquietas o calambres pueden deberse a desequilibrios en el metabolismo, falta de hierro, anemia o consumo de antidepresivos. Si ocurren con frecuencia, no dudes en hacerte exámenes médicos.
4. Aunque tu cansancio indique que nada puede quitarte el sueño (café, té, alcohol, bebidas energéticas), es mejor no poner a prueba tu organismo. Los efectos de estos estimulantes permanecen en el torrente sanguíneo muchas horas e impiden un descanso profundo. Haz la prueba: verifica qué tanto descansas cuando no tomas ninguno de estos estimulantes después de las 6:00 pm.
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5. ¿Pasas largo rato contando ovejitas antes de conciliar el sueño? Quizás no estás suficientemente relajado cuando te acuestas. En vez de dar vueltas en la cama, levántate y prepara el momento de dormir desde cero: haz visualizaciones o ejercicios de respiración, apaga el celular y la computadora, medita, toma un baño caliente, prepárate una infusión relajante o recurre a la aromaterapia, escribe tus pendientes en una libreta y al final la frase "Un día a la vez". Lo importante es desconectarse de la ansiedad.
6. Mucha gente se programa para hacer ejercicio por la noche, pero después lo lamentan porque la energía que ganaron no los deja dormir. Quizás vale la pena probar un cambio de horario para aprovechar las endorfinas durante el día y que las noches no se conviertan en una batalla por dormir.
7. Más que respetar el horario de dormir, hay que ser disciplinados con el despertar, de manera que el cuerpo vaya acostumbrándose al ritmo de tus actividades y dosifique la energía conforme avanza el día.
8. Si después de probar todo lo anterior durante tres o cuatro meses aún despiertas cansada, es probable que estés pasando por cambios hormonales importantes, o bien, que haya algún tipo de depresión oculta bajo otros síntomas físicos. Cuando la fatiga o el insomnio persisten, es mejor pedir ayuda.