Valiente: la muerte de las princesas
En estos días se estrenó la película animada Valiente (aquí el trailer), de Disney-Pixar. Como siempre, el mensaje de las películas de Pixar está enfocado tanto a niños como a adultos, pero esta vez me parece que los padres deben poner mucha atención al discurso de la educación en la libertad, un discurso que ya se venía planteando en otras películas y que pone en la mira a la figura de "la princesa".
La mayoría de las cintas sobre princesas nos muestran a una jovencita que creció con la vieja fantasía del príncipe azul. La historia se nos presenta cuando el daño está hecho: a estas muchachas les han dicho que su vida como mujer está incompleta si no tiene a un hombre, de preferencia rico, guapo, blanco y gentil, que las salve de todos los peligros del mundo, porque se dice que "por naturaleza" las mujeres son frágiles... y un poco tontas también. Por eso, desde que tienen memoria se preparan para "el mejor día de su vida", es decir, la boda o el día en que se convierten en madres.I
Afortunadamente, ese relato está siendo desplazado por otras historias que presentan otros modelos de vida. Películas como Mulan y Shrek empezaron a romper poco a poco el esquema con la llamadas "princesas de acción", es decir, mujeres que usan las armas para defenderse de los enemigos. En Shrek, al menos en la primera, vemos a una Fiona que lucha con artes marciales y empuña la espada; su deseo de encontrar un príncipe obedecería, en estricto sentido, al mandato de un hechizo, "porque sólo el verdadero amor le dará su forma definitiva". Mulan también entra en la categoría de "princesas de acción". Sin embargo, con todo y que es la mejor soldado de su generación, el simple hecho de ser mujer le impide cuestionar la tradición, so pena de deshonrar a su familia y a su pueblo.
La heroína de La princesa y el sapo (Disney) no es una princesa de acción, sino una chica afroamericana, pobre, huérfana y con dos trabajos; si bien sueña con un príncipe, es un impulso amoroso pero no es un destino en sí mismo. Ella es dueña de su salario y su sueño es montar su propio restaurante. De acuerdo a lo que ocurre en la película, el día que lo logra es el mejor día de su vida. Y el chico que la quiere, un príncipe desprovisto de su realeza, la admira y no se coloca por arriba o por abajo de ella, sino hombro con hombro. Curiosamente, esta película pasó sin pena ni gloria por el mainstream, no se fabricaron muñequitas ni se hizo el musical sobre hielo. Sin embargo, es una de las pocas películas animadas que se atreven a romper esquemas de raza, género, posición social y económica.
¿De qué manera Valiente entra en esta serie de películas de "princesas de acción"? La protagonista de Valiente, Mérida, no sueña con que un príncipe venga a rescatarla de una vida desgraciada, porque su vida no es desgraciada sino hasta el día en que se le impone un destino: ser princesa.
Cuando aún es pequeña, su padre le regala un arco y ella se vuelve una maravillosa amazona; con todo y vestido, sabe montar a caballo sin silla y escalar rocas. Mérida es fuerte y flexible. Sin embargo, su madre no ve esta actitud con buenos ojos. Mérida tiene una enorme presión sobre sus espaldas: no sólo debe ser ejemplo para sus hermanitos (un trío de pequeños demonios que siempre se sale con la suya), también tiene que desempeñar el rol de princesa, pues de su casamiento depende la estabilidad de un reino. Así, su madre le enseña a bordar, a cantar, a tocar un instrumento, a caminar bien erguida, a hablar sin alzar la voz, a mostrar "buenas maneras", y sobre todo, le advierte que "una mujer no debe usar armas". A mi parecer, esa es la clave de toda la película.
Me explico: durante siglos se ha insistido en que las mujeres no deben manejar armas, y si lo desean, como las antiguas amazonas, deben amputarse un seno. Valiente nos muestra que esto no es más que uno de tantos mitos que han contribuido a mantener a las mujeres en un estado de sumisión. El sociólogo francés Pierre Bordieu explica que dicha sumisión se ha impuesto sobre las mujeres a través de la violencia simbólica: hábitos, costumbres y leyendas hacen que los mandatos masculinos, a lo largo de varias generaciones, terminen por convertirse en algo "natural". Así, las mujeres se han convertido "por naturaleza" en seres frágiles, sumisos, destinados a poner sus sueños al servicio de otros, llámese la familia, el clan, la nación, los hijos, el universo entero.
La violencia simbólica, que también se ejerce a través de relatos religiosos, literarios o políticos, ha hecho que esa ley "natural" sea la que rija nuestros destinos. Sin embargo Mérida, la pequeña protagonista de Valiente, se opone a ello con todas las armas a su disposición: cuando su voz y el arco no son suficientes, recurre a la magia y desata todo aquello que había permanecido oculto durante siglos: el origen de los miedos de los hombres y la animalidad de la madre, que había sido domesticada por la "civilización".
El que Mérida sepa usar el arco con destreza la coloca al mismo nivel que sus pretendientes, pero además habla de la capacidad de defenderse por sí misma del peligro y de todo aquello que contravenga sus deseos. Así, la lucha de Mérida no es contra el malo más malo del mundo, sino que lucha por salvarse a sí misma de un destino impuesto.
Valiente nos deja ver los alcances de la fuerza femenina, que si bien está hecha de astucia e inteligencia, también tiene una fuerte dosis de agresividad. Tanto Mérida como su madre son capaces de defender con uñas, arcos y dientes lo que les corresponde por derecho. Y una vez que madre e hija aprenden a escucharse y a respetarse, son capaces de cuestionar la ley de los hombres para proponer una nueva manera de hacer las cosas.
Mientras veía la película recordaba una y otra vez el libro de la antropóloga Clarissa Pinkola Estés, Mujeres que corren con los lobos. La autora plantea que en la naturaleza, las madres de los mamíferos son las que enseñan a sus cachorros a identificar los peligros y a defenderse. Sin embargo, en la especie humana las madres han eseñado a sus hijas a no defenderse: "las mujeres no deben portar armas", le dice la reina a Mérida. Pero la valentía de la chica hace que el instinto defensivo femenino, la agresividad, resurja en su madre como un valor positivo y liberador, no sólo para ellas sino para el padre y todos los miembros del clan.
El que el pelo de Mérida sea rojo y libre tampoco es una simple elección estética. Durante siglos el cabello ha sido el símbolo de la "feminidad". Un cabello sumiso, peinado, ordenado, habla de una chica "femenina"; una melena suelta y libre, hace a la chica sea identificada con lo "salvaje" o lo "no femenino". El rasgo físico más representativo de Mérida es su cabello revuelto, libre y rojo, un color asociado a la pasión, al fuego y a una sabiduría instintiva, animalesca o mágica, que atemoriza al hombre y debe ser "domesticada". Por eso da gusto ver que el cabello de Mérida está vivo, se mueve con ella, hace eco de su estado de ánimo y de su pasión transformadora. No por nada los realizadores de Pixar crearon un programa exclusivamente para dar vida al cabello de Mérida, y mostrarlo como símbolo de su fuerza liberadora y su vitalidad no domesticada.
Llama la atención que algunas de las críticas en los Estados Unidos se hayan centrado en la cuestión de la sexualidad, planteando incluso que la protagonista es lesbiana, justamente es el tipo de juicio que reafirma los estereotipos, ubicando a "lo femenino" única y exclusivamente en relación a lo sumisa, sexy y rosa que debería ser una princesa. Otra de las críticas señalaba que era triste que Disney no pudiera salirse del esquema de la princesa para plantear una idea más amplia de lo femenino. Sin embargo, creo que el objetivo es, precisamente, empezar a "matar" el paradigma desde la figura misma de la princesa.
La película me encantó, pero no puedo dejar de señalar que las películas animadas —y en general el cine comercial— todavía no pueden dejar atrás la figura de la heroína solitaria. Prácticamente todas las chicas que rompen esquemas se encuentran solas en su aventura, no tienen amigas que las ayuden, compañeras que deseen poner en jaque al sistema. Esta imagen de la heroína solitaria habla de cómo anda la situación en la realidad. ¿Acaso las chicas que rompen esquemas están condenadas a luchar solas? Yo creo que no. Así como Valiente ha puesto en la pantalla la posibilidad de que una mujer aprenda a defender sus sueños y a construir su destino, espero que en pocos años veamos alguna historia animada que nos hable de la posibilidad de construir nuestro destino juntos, sin que el género sea una piedrita en el zapato de los guionistas.
¿Ustedes qué opinan, ya vieron la película?
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