Cómo hacer tu propio pan de salvado
Alimentarse bien también es poder incorporar al menú cada vez menos productos elaborados industrialmente. Los alimentos realizados en casa tienen ingredientes elegidos por nosotros mismos. Sabemos lo que contienen, no tienen aditivos ni conservantes artificiales y, sobre todo, están hechos con amor.
Como el desayuno es una de las comidas más importantes que ingerimos en el día, el pan de salvado es una opción saludable para tener en cuenta. Aporta una buena cuota de fibra que ayuda a absorber más lentamente los hidratos de carbono, favorece la digestión y brinda la sensación de saciedad.
Hay diferentes tipos de panes de salvado, pero acá te regalamos una receta fácil de preparar, rica y sana para que lo hagas con tus propias manos.
Ingredientes:
*2 vasos de agua tibia
*50 g de levadura fresca
*4 cucharadas de azúcar
*500 g de harina 0000
*300 g de harina integral de trigo
*200 g de salvado
*1 cucharadita de sal
*100 cc de aceite
Cómo prepararlo:
En un recipiente, desmenuza la levadura, agrega el azúcar y el agua tibia (no debe estar muy caliente ni fría). Tapa con una bolsa o un papel film y deja fermentar en un lugar cálido (por ejemplo, sobre las hornallas apagadas del horno encendido).
En un bol, coloca las harinas, el salvado y espolvorear la sal por fuera. Hacer un hoyo en el centro y añadir el aceite y la levadura fermentada.
Mezcla todos los ingredientes desde el centro hacia afuera, tomar la masa y amasar hasta formar un bollo homogéneo. Vuelve a colocar el bollo cerca de un lugar cálido, tapa con papel film y deja que eleve hasta doblar su volumen.
Una vez que la masa creció, podemos hacer el pan del formato que más nos guste: pequeños bollos, una baguette o, si deseamos pan en rodajas, se puede colocar dentro de una budinera previamente rociada con aceite vegetal.
Los demás formatos deben cocinarse en una placa para horno, también rociada con aceite vegetal. Llevar a horno mediano hasta que la superficie o corteza esté dorada. Es importante no dejarlo secar demasiado.
Una opción práctica para tener siempre el pan fresco de la mañana es hacer varios a la vez y congelarlos. Entonces, el día anterior a consumirlo se saca del freezer para que se descongele.
*Si lo deseas, se puedes agregar diferentes semillas como girasol, zapallo, lino o sésamo antes de llevar al horno.
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