Enfermedades crónicas en la mujer

Las enfermedades crónicas son padecimientos de larga duración, y por lo general, de progresión lenta. Las enfermedades cardíacas, infartos, cáncer, enfermedades respiratorias, dislipidemias y la diabetes, son las principales causas de mortalidad en el mundo, siendo responsables del 63% de las muertes. Por ejemplo, en 2008, 36 millones de personas murieron de una enfermedad crónica, de las cuales la mitad era de sexo femenino y el 29% era de menos de 60 años de edad.

Estos problemas de salud se asocian a factores de riesgo comunes como son el exceso de peso, sedentarismo, alimentación inadecuada, tabaquismo y alcoholismo. Es hacia estos factores de riesgo hacia donde se dirigen las estrategias para el control de estas enfermedades.

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Según la Organización Mundial de la Salud, el perfil de la morbilidad evoluciona con rapidez en todo el mundo, sobre todo en países de ingresos bajos y medianos donde las enfermedades crónicas son una carga adicional, sumada a la que representan las enfermedades infecciosas.

Ni siquiera los países menos adelantados están a salvo de la creciente epidemia de cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, cáncer y otras enfermedades crónicas. Contrariamente a lo que suele creerse, estas enfermedades no sólo afectan a los varones de los países de ingresos elevados, pues en realidad el 80% de las muertes provocadas por dichas enfermedades se producen actualmente en países de ingresos bajos y medianos, donde afectan a hombres y mujeres casi en la misma proporción.

Las enfermedades crónicas se pueden prevenir y controlar a través de cambios en el estilo de vida, políticas públicas e intervenciones de salud. No fumar, tener un índice de masa corporal inferior a 30, llevar una dieta rica en frutas y verduras, y realizar ejercicio tres horas y media a la semana como mínimo, son las cuatro claves para llevar un estilo de vida saludable y reducir en lo posible, la aparición de enfermedades de cualquier tipo. O al menos es lo que asegura un grupo de investigadores que se ha dedicado a estudiar varios años la evolución de un grupo de pacientes de entre 35 y 65 años. Además, las mujeres pueden prevenir estas enfermedades con sencillas acciones como:

• Hacerse tamizaje y autoexámenes para la detección temprana del cáncer. Por ejemplo, autoexamen de mama.
• Hacerse la citología cada año.
• Evitar la exposición al sol para prevenir cáncer de piel.
• Seguir las pautas de asesoramiento y farmacoterapia de las personas aquejadas de enfermedades cardiovasculares o con alto riesgo de padecerlas.
• Vacunarse. Por ejemplo, la vacuna contra la hepatitis B previene el cáncer hepático.
• Comprender lo que desencadena la enfermedad y evitarlo.
• Usar correctamente equipos médicos, tales como, el medidor de glucosa para la prueba de diabetes o un inhalador para el asma.
• Hacerse pruebas con regularidad.
• Comer los tipos y cantidades de alimentos que nos dan la mejor oportunidad de evitar el desencadenamiento de la enfermedad.
• Descansar lo suficiente para ayudar al cuerpo a luchar contra la enfermedad.
• Saber qué hacer en caso de emergencia cuando la enfermedad esté fuera de control

José Manuel Nava es Lic. en Educación Física (ESEF), especialista en Fitness y multideporte

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