La espectacular boda de Ana Cristina Portillo y Santiago Camacho en la catedral de Jerez
Fue el pasado mes de abril cuando Ana Cristina Portillo, hermana pequeña de las hijas de Bertín Osborne, anunciaba emocionadísima en ¡HOLA! sus planes de boda con el ingeniero industrial Santiago Camacho, tras siete años de noviazgo, y hoy, por fin, ha llegado el gran día. El lugar elegido ha sido la catedral de Jerez de la Frontera, donde la novia fue bautizada y recibió la Primera Comunión y en cuyo interior le esperaba su futuro marido, a quien tal y como confesó la novia conoció “hace un montón” a través de su primo Jaime. "Santi es muy guapo, me encanta y se agradece -ríe-, pero tuvo que conocerlo bien como persona para que me gustase, y fue a medida que nos fuimos viendo y conociendo más cuando me di cuenta de que me gustaba" confesaba la hija pequeña de la recordada Sandra Domecq.
Desde primera hora de la mañana, numerosos curiosos ocupaban las inmediaciones de la catedral, cuyo pórtico principal ha sido engalanado para la ocasión con un bonito arco de plantas verdes, y que es, sin lugar a dudas, se ha convertido en el centro neurálgico de la ciudad. Este majestuoso lugar, en el que Ana y Santiago han citado a su alrededor de 400 invitados, comenzó siendo una colegiata que Alfonso X mandó construir sobre la antigua mezquita mayor, pero no sería hasta la década de los 90 del pasado siglo y de la mano del mismo Juan Pablo II cuando ascendió a la categoría de catedral. Si por fuera impresiona su fachada que combina elementos neoclásicos, góticos y barrocos, en el interior buena parte de la atención se la lleva un lienzo: 'La Virgen Niña', que pintó Zurbarán, que hoy ha tenido que "competir" con la bonita decoración elegida por los novios.
La diseñadora, de 29 años, ha llegado hasta el altar rodeada de una gran expectación y del brazo de su padre y padrino, el empresario y fotógrafo Fernando Portillo, en cuya casa cordobesa se celebró la pedida de mano el pasado el pasado mes de junio, y lo ha hecho luciendo un vestido inspirado en la Grecia clásica de Jorge Acuña, quien tal y como confesaba Ana no solo ha hecho de diseñador sino "también de psicólogo en mis momentos de indecisión” ya que ella, a pesar de dedicarse a la creación de telas prefirió delegar esta labor en el creador gallego para "poder disfrutar del proceso sin esa presión adicional”.
Sencillez en estado puro, la novia ha optado por un moño ligeramente ladeado y bastante pulido para dejar completamente despejado su rostro, una naturalidad que también ha quedado reflejada en su beauty look optando por un maquillaje muy sutil en tonos tierra y marrones y en que se ha potenciado su mirada. Para completar su look nupcial, ha escogido unos delicados pendientes de oro blanco con diamantes de la colección RABAT Diamonds, la misma firma que los novios han elegido para las alianzas con las que han sellado su amor, pertenecientes a la la colección RABAT Always U, así como unos elegantes zapatos plateados de Stuart Weitzman. El ramo tenía cierta aire bohemio y estaba compuesto tan solo por dalias blancas.
Radiante de felicidad y encantada con el resultado de su estilismo, que como la propia novia adelantaba no era ni muy clásico ni muy rompedor sino muy ella, Ana ha contado en todo momento con el cariño y el apoyo de sus familiares y amigos que han abarrotado la catedral jerezana junto a los seres queridos de Santiago, así como de su "séquito" particular compuesto por sus hermanas mayores, Alejandra, Eugenia y Claudia Osborne y sus 20 testigos para los que reservó parte de su tiempo, en medio de sus preparativos de boda, para pintar las telas de sus vestidos. "Ha sido un proceso muy emocionante y, al mismo tiempo, estresante e incluso muchas veces frustrante, cuando no conseguía plasmar lo que quería. Cada diseño es único y refleja la personalidad de quien lo lleva, y es lo que más ilusión me hace" declaraba la diseñadora que ha hecho de su boda todo un desfile de colores y originalidad.
Y aunque cada una de sus particulares "modelos" han estado a la altura de un acontecimiento tan importante han sido sus hermanas quienes han acaparado la mayoría de los focos, luciendo con mucho cariño y mimo las telas creadas por Ana y a la que cada una de ellas ha dado su toque particular a la hora de crear cada uno de sus diseños. De esta manera, Alejandra ha sido la más atrevida de todas y se ha decantado en esta ocasión por un vestido en color ocre con estampado de dientes de león de original escote y cut out en la zona abdominal. Eugenia, algo más clásica ha elegido un vestido asimétrico de estampado de jazmines, aunque si por algo ha llamado la atención ha sido por su atrevido cambio de un corte pixie que ha disimulado colocándose una amplia pamela. Claudia, por su parte, y al igual que sus hermanas se ha dejado conquistar por el campo y la naturaleza y ha apostado por un vestido en tonos verdes, azules y amarillos estampado con granadas también en tela crêpe de Chine de seda.
El novio, por su parte, ha llegado hasta las puertas de la catedral del brazo de su tía, Carmen Bilbao quien vestida con un traje azul noche y mantilla, ha ejercido de madrina tras fallecer las pasada navidades su madre, Reyes Rodríguez. El novio por su parte ha elegido un elegante chaqué negro que ha combinado con pantalón gris de raya diplomática, chaleco beige, camisa azul cielo y corbata roja. Aparentemente tranquilo, pues como avanzaba Ana, él era el encargado siempre de templar sus nervios, ha esperado pacientemente a su futura mujer, quien a diferencia de otras novias no se ha hecho mucho esperar-alrededor de veinte minutos- y ha realizado su entrada en el templo con una amplia sonrisa, seguida de sus hermanas y con todos sus invitados puestos en pie para recibirla. Durante la ceremonia tan solo se ha llevado a cabo una lectura, la cual ha corrido a cargo de Claudia. Una vez finalizado el acto y tras haberse dado ya el 'sí, quiero' , el párroco encargado de oficiar la ceremonia ha pedido a los asistentes que permanecieron en sus asientos para que los recién casados pudieran abandonar el templo por el pasillo de la catedral convertidos en marido y mujer antes de abandonar la a bordo de un Mercedes.
"Ha sido una ceremonia superbonita, preciosa y divertida. Ha estado guay porque el cura tiene mucho arte. Bertín ira ahora directo al banquete" señalaba Alejandra emocionada tras ver casarse a su hermana.
Ana Cristina, que hasta poco más de tres años era ejecutiva en una empresa de transporte marítimo y que lo dejó todo por el diseño, seguramente ha tenido muy presente en este día a su madre, quien falleció en 2004 a causa de un cáncer. "Llevaré algo que me recuerde a ella y no tanto algo suyo” confesaba la hija de Sandra Domecq a los micrófonos de ¡HOLA! dejando claro lo presente que tiene a su progenitora en su día a día.
De hecho, el lugar elegido para la celebración del enlace, como no podía ser de otra manera, ha sido la finca 'Santiago', que perteneció a sus abuelos el bodeguero Beltrán Domecq González y Ana Cristina Williams, en cuyo honor la novia lleva el nombre. Este lugar fue durante muchos años la casa de su madre y, por ende, la suya, un lugar muy cerca de su corazón y del de sus hermanas mayores quienes también organizaron allí sus bodas. Situada a las afueras de Jerez de la Frontera, la propiedad, que pertenece ahora a las hermanas Ortiz Domecq, se ha convertido hoy en mejor escenario del mundo en el que cantar al amor, a la familia y a la amistad y en el que recordar a aquellos s seres queridos que, aunque ya no están, siempre permanecerán en el recuerdo.