Bolivia abre su fiesta de la miniatura para pedirle al Ekeko dólares, alimentos y diésel

La Paz, 24 ene (EFE).- La fiesta patrimonial de la Alasita, que significa 'cómprame' en aimara, se inauguró este viernes en Bolivia entre rituales andinos para pedirle al Ekeko, el "dios de la abundancia", dólares, alimentos y diésel, cuya escasez mantiene al país en una crisis económica.

Cada 24 de enero, centenares de artesanos abren pequeñas tiendas en La Paz para vender casas, edificios, vehículos, alimentos, maletas, títulos de estudio, certificados de salud, bebés, entre otros, todo en miniatura para que “con fe”, durante el año, los deseos de los compradores se hagan realidad.

"Son 6.000 artesanos que ahora van a ofrecer sus productos, entre las novedades están la canasta familiar (de alimentos básicos), los envases de combustible, el aceite, todo lo que estaba faltando en los hogares", explicó a EFE el secretario de Culturas de la Alcaldía de La Paz, Américo Gemio.

La artesana Enriqueta Gutiérrez vende desde hace más de 60 años billetes, casas, herramientas y alimentos de primera necesidad, todo en miniatura, en su quiosco al que algunos visitantes se acercan a comprar antes de mediodía.

"Uno tiene que comprar con fe, lo que uno desee y sueñan, así se hace realidad (...) la gente ahora está comprando más el dólar, azúcar y otros víveres"", contó a EFE Gutiérrez.

La Alasita se realiza en un campo ferial en el centro de la ciudad, pero por esta jornada algunos artesanos colocaron tiendas de miniaturas en diferentes barrios de La Paz.

La festividad y sus símbolos como el Ekeko, la principal deidad andina de la fortuna y la abundancia, se han transformado con el tiempo hasta llegar a la expresión de lo ancestral fusionado con lo mestizo y urbano.

Un Ekeko hecho de piedra es el punto de concentración de los creyentes, quienes a mediodía se acercan a él para entregarle todo lo que compraron y luego le arrojan cerveza y alcohol para pedirle que sus deseos en miniatura se hagan realidad.

Por ejemplo Hilda, una mujer que llegó temprano para colocar sus dólares miniatura a los pies del "dios de la abundancia" con "mucha fe".

Decenas de visitantes también lanzan a la imagen miles de billetes, especialmente dólares falsos, con la esperanza de obtener la divisa este año.

Otros asistentes a la feria compran las artesanías para llevarlas donde los sabios aimaras o “amautas” que esperan cerca del parque para la tradicional ‘ch’alla’ o bendición de estos “pequeños” bienes.

Uno de los quioscos más visitados es el que ofrece vehículos hechos de madera. Nicole Pati es la tercera generación de su familia que fabrica buses y camiones de colores.

"Desde mi abuelo estamos aquí, realizamos todo a mano (...) un camión pequeño tardamos en hacer un mes y luego uno más grande lo hacemos en tres meses porque hay muchos detalles", explicó a EFE Pati.

En la feria también se encuentra alcancías hechas de yeso, "cholets" en miniatura, que son edificios de la cultura aimara con colores vibrantes y vidrios de espejo en miniatura y el tradicional Plato Paceño, que tiene choclo, habas, papa y queso, un reconocido platillo de La Paz.

La Alasita es una de las tradiciones más antiguas de la cultura andina que originalmente se celebraba en el solsticio de verano austral el 21 de diciembre, con miniaturas que se colocaban a deidades andinas como las illas.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) declaró la feria de la Alasita como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2017.

Daniela Romero

(c) Agencia EFE