Cómo hacerle frente a la obesidad infantil

La obesidad infantil es un importante problema de salud pública a nivel mundial que ha aumentado a un ritmo alarmante y que especialmente se presenta en medios urbanos.

La mayor responsabilidad de que este problema exista recae, principalmente, en el ritmo y estilo de vida que se vive en la actualidad y en el ambiente familiar, incluyendo los malos hábitos alimenticios y el sedentarismo. Por ejemplo, hoy en día los niños pasan gran parte de su tiempo jugando videojuegos o frente a su computadora o celular; otro problema es que los padres intentan educar a sus hijos sin poner el ejemplo, como en los casos que prohíben los dulces a los niños mientras ellos consumen refrescos o comida chatarra.

A diferencia de los adultos, los niños y adolescentes no pueden decidir en qué ambiente vivirán, ni la alimentación que tienen, no tienen plena conciencia de las consecuencias que a largo plazo los puede llevar una inadecuada alimentación.

Los niños obesos y con sobrepeso tienden a mantener su obesidad cuando llegan a la adultez y tienen mayor probabilidad de padecer enfermedades como diabetes, hipertensión, enfermedades cardiacas, artrosis y cáncer a edades más tempranas.

El sobrepeso y la obesidad se caracterizan por la acumulación anormal o excesiva de grasa corporal que representa un riesgo para la salud, tiene diversos orígenes y no hace distinción de raza, edad o nivel socioeconómico.

Dentro de las principales repercusiones de la obesidad infantil encontramos la pérdida de la autoestima, generada en la mayoría de los casos por burlas de otros niños o por no ser considerados para actividades, como juegos o deportes, lo cual crea, en el niño obeso, complejos, conductas antisociales y mal aprovechamiento escolar.

El niño obeso debe ser atendido por su médico pediatra y un nutriólogo para comenzar a controlar su enfermedad, el médico no someterá al pequeño a una dieta rigurosa, pondrá en marcha un programa alimenticio con el que se buscará alentar el consumo de comida nutritiva (frutas, hortalizas, legumbres y cereales integrales entre otros) en lugar de alimentos con alto contenido calórico como las golosinas y las frituras; también se estimulará la realización de ejercicio durante un mínimo de 60 minutos diarios a través de actividades familiares y que sean atractivas para el niño, como caminar en el parque, andar en bicicleta o nadar.

Este tipo de cambios en el estilo de vida de un niño obeso, logran que este baje de peso conforme va creciendo, y se busca que la vida sana continúe sin interrupción para que llegue a ser un adulto sano.

Las anteriores son recomendaciones provechosas para cualquier niño, no únicamente para aquellos que padecen de obesidad, por lo que es de suma importancia poner en práctica dicha disciplina para que nuestros hijos tengan un vida sana desde pequeños.


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