Con Los caballeros, Guy Ritchie adapta su estilo para crear una serie imperdible
“Este es el plan, prestá atención”, dice el protagonista de Los caballeros, la serie de ocho episodios disponible en Netflix desde esta semana que logra que los espectadores hagan exactamente eso: prestarle atención a todo lo que sucede en pantalla. Se trata de un divertido relato concebido por y con el estilo de Guy Ritchie, el realizador inglés que tomó a su propio film de 2019, con el que la serie comparte título, como punto de partida para volver a poner en escena a los mafiosos británicos que habitan sus ficciones desde su recordado primer largometraje: Juegos, trampas y dos armas humeantes. Malhechores tan violentos como absurdos, negocios tan turbios como redituables y un aristócrata tratando de sobrevivir en medio del fuego cruzado son los ingredientes de la receta de esta ficción que destila estilo, comedia y escenas de acción trepidantes.
La historia. Antes que nada conviene aclarar que no hace falta haber visto la película Los caballeros para seguir la trama de la serie del mismo nombre. La relación entre uno y otro título es más temática que específica y mientras el film se concentraba en las tribulaciones del narcotraficante norteamericano instalado en la campiña inglesa que interpretaba Matthew McConaughey en este caso todo gira en torno a Edward Horniman (Theo James), un capitán de las fuerzas de la paz de las Naciones Unidas que debe regresar a su casa ante la noticia de que su padre está agonizando. Al llegar a la mansión familiar, Eddie no solo debe despedirse de su padre sino que también le toca lidiar con un par de giros inesperados: aunque se suponía que su hermano mayor Freddie (Daniel Ings) heredaría la propiedad, los poco rentables negocios adjuntos y, sobre todo, el título nobiliario de duque de Halstead, finalmente todo queda en sus manos. Y, además del ducado y sus seis mil hectáreas, el capitán también recibe la noticia de que Freddie le debe una fortuna a un grupo criminal y que el dinero necesario para sostener su estatus proviene de otra organización delictiva que conduce sus negocios de drogas en su propiedad.
Theo James. Con la apostura del héroe romántico que interpretó en Sanditon, la miniserie basada en la novela inconclusa de Jane Austen y la habilidad para resultar creíble en escenas de acción como las que le tocaron en la saga Divergente, James ya era el candidato ideal para encarnar a Eddie. Una elección de casting que confirmó con la capacidad de explorar los costados más oscuros de sus personajes que demostró en la segunda temporada de The White Lotus gracias a la que consiguió su primera nominación al Emmy. Aunque en Los caballeros, la interpretación de James comienza mostrando a su personaje como la única persona sensata en un mundo dónde todo el resto está muy lejos de serlo, con el correr de los episodios el actor le suma intensidad y sombras al supuesto héroe de la historia.
Kaya Scodelario. En el cine de Ritchie los personajes femeninos no suelen tener demasiado qué hacer o mucho para decir. En su transitado universo de hombres duros al margen de la ley es difícil encontrar alguna mujer que haya tenido un lugar destacado en la narración. Ahora, en la nueva serie el realizador finalmente incluyó uno tan interesante como para ser uno de los elementos más atractivos de la trama. Y ese mérito se debe en gran parte a la interpretación de Scodelario. La actriz que comenzó su carrera en la adolescencia y se destacó como una de las protagonistas de la serie Skins interpreta a Susie Glass, la encargada de conducir el negocio de la venta de marihuana que fundó su padre quien está preso cumpliendo una condena de 10 años. Inteligente y perceptiva, Susie se acerca a Eddie para asegurarse que cumpla con el acuerdo hecho por el viejo duque y lo que comienza como una sociedad forzada y repleta de desconfianza evoluciona en un vínculo con ribetes de romance. Scodelario se luce en cada una de las escenas en las que aparece al tiempo que la química con James marca el punto más alto de toda la ficción.
El elenco. Como suele pasar en todos los proyectos de Ritchie, Los caballeros está repleta de personajes secundarios estrafalarios y memorables, muchos de ellos interpretados por actores reconocidos. En el papel del temible Bobby Glass aparece Ray Winstone (Los infiltrados) y del otro lado del espectro de clase que muestra la serie Joely Richardson (Siempre el mismo día) encarna a la madre del protagonista, la distinguida Lady Sabrina mientras que a Giancarlo Esposito (Breaking Bad) le toca el papel del siniestro criminal que tan bien le sale. Además, Vinnie Jones, actor fetiche de Ritchie desde el comienzo de su carrera, se encarga de darle vida a Geoff, el fiel empleado del viejo duque que sabe mucho más de lo que muestra y el actor Dar Salim -protagonista junto a Jake Gyllenhaal de El pacto, el film de Ritchie estrenado el año pasado-, se divierte interpretando a Félix, el encargado de “limpiar” los sangrientos asesinatos que no dejan de ocurrir alrededor de los personajes centrales.
El estilo Ritchie. Encargado de dirigir los dos primeros episodios de la serie, el director logró trasladar sus modos de la pantalla grande a la chica sin que perdieran su sentido. Los recursos visuales y narrativos que marcaron su trayectoria cinematográfica están presentes en Los caballeros no solo como adornos estilísticos sino como elementos esenciales para el desarrollo del relato. Las secuencias en cámara lenta y las otras aceleradas, los diálogos ocurrentes y los monólogos delirantes además de la fracturada línea cronológica que es una de sus marcas registradas parecen haberse sacudido el olor a naftalina y haber ganado frescura gracias a los modos que habilita una serie. Así, Los caballeros atrapa y entretiene al ubicarse a mitad de camino entre la estructura serializada que requiere un arco dramático que unifique toda la temporada y el formato episódico que se centra en un conflicto que comienza y se resuelve en un solo capítulo.