El futuro incierto de Camilo Blanes

MADRID, SPAIN - SEPTEMBER 09: Camilo Sesto's son, Camilo Blanes Ornelas (R), arrives in Madrid to attend his father's funeral on September 09, 2019 in Madrid, Spain. (Photo by Europa Press Entertainment/Europa Press via Getty Images)
Camilo Blanes no sabe qué será de él profesionalmente (Photo by Europa Press Entertainment/Europa Press via Getty Images)

Camilo Blanes, el hijo de Camilo Sesto, vuelve a estar en un incómodo punto de mira debido a los rumores por una posible recaída en sus malos hábitos del pasado con consumo de sustancias y fiestas descabelladas.

La prensa ha ido hasta la puerta de su casa y ha querido conocer de primera mano el estado de salud de Camilín, como se le apoda cariñosamente. Su 2022 empezó de la peor manera posible y es que, tras una caída en bicicleta que le dejó tirado bajo la lluvia, Camilo Blanes estuvo debatiéndose entre la vida y la muerte durante meses.

Al salir del hospital se le veía convencido de querer llevar una vida sana y eso implicaba, según él mismo contó, largas caminatas y rehabilitación, algo natural cuando existen problemas de adicciones.

Ahora, unos cinco meses después de haber sido dado de alta de la UCI del hospital, Camilo asegura que no sigue ningún tipo de tratamiento, que ya hace vida normal y que está recuperado al cien por cien.

Cuando se le pregunta por una posible recaída por el hecho de salir de fiesta de nuevo, él responde con ironía mirando al reportero: ‘¿Tú no sales de fiesta?’ y el joven responde que sí, entonces Camilo replica: ‘¿Entonces estás también de recaída?’ y es que quiere dejar claro que una cosa es divertirse con el ocio nocturno y otra muy distinta es tomar sustancias ilegales.

En el discurso de Camilín, evita hablar de su madre y confiesa que con su novia María ‘va y viene’ a ratos, es decir que no es una relación estable sino más bien de idas y venidas. Me ha sorprendido cuando asegura que él quiere participar en los tributos a su padre al que tiene siempre presente pero que lo hace solo “cuando me dejan”.

La felicidad también es un barco a la deriva en la vida de Camilo Blanes y es que es feliz “lo que puedo” que no suena a estar atravesando la mejor época de su vida y es que, a lo largo de toda la entrevista, su discurso es vago y algo desorientado.

Monosílabas, silencios entrecortados, alguna respuesta no acorde con la pregunta formulada… no lo sé, veo extraño a Camilín, quizá es la timidez o la falta de experiencia ante una cámara pero está claro que no se siente cómodo y parece que quiera huir.

Sobre su futuro todo es incierto, el reportero le comenta que algo tendrá que hacer, sea lo que sea, música, tele, arte… cualquier cosa para mantener la mente ocupada pero Camilo no sabe ni qué responder.

Se formula la idea de un reality show de cocina pero Blanes asegura que “eso no es para mí” aunque también se considera un cocinillas. El joven que tiene ya 38 años no parece tener un faro de guía, un proyecto o un futuro profesional decidido y, supongo, que mientras va viviendo de la herencia de su padre porque no le conozco oficio alguno.

Camilo es un chico que siempre me ha dado mucha ternura, ha cometido errores como todo ser humano en la vida pero es de esas personas que deseas que salga adelante porque su bondad se ve a leguas, quizá solo necesita una oportunidad, una meta profesional para terminar de encauzar su vida de un modo más definitivo.

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