Los caminos y los consejos para dejar la droga, según exadictos y especialistas: “Si no querés parar, es muy difícil”

Rodrigo Cadenas, un chico que se rehabilitó de las drogas
Rodrigo Cadenas, hoy de 34 años, se rehabilitó de su adicción a la cocaína - Créditos: @Alejandro Guyot

La primera vez que Rodrigo Cadenas, hoy de 34 años, probó la cocaína fue a los 14. “No pasé antes por ninguna otra droga, arranqué directo con la cocaína. Los pibes fumaban marihuana y yo me creí más vivo”, recuerda.

Después de esa primera línea se sintió “Superman”, dice, y desde entonces buscó esa sensación una vez cada dos meses en promedio. Ese fue el ritmo de consumo hasta que tuvo 17 años. En ese momento se empezó a agotar la etapa en la que sentía tener algo de “control” sobre la sustancia, que se estaba adueñando de su vida. “Me pasaba días despierto y en cuatro ocasiones me di vuelta. A los 20 años me interné durante tres meses, pero yo no quería parar y recaí. Recién a los 29 me di cuenta de que no podía seguir así. Si uno no tiene la convicción de frenar, es muy difícil dejar la droga”, describe Cadenas.

Un cambio interno. Esa es la clave, señalan las personas que se rehabilitaron del consumo de drogas y ahora brindan su testimonio a LA NACION. Sin embargo, los especialistas consultados agregan que ese cambio de paradigma no se da de un momento a otro, sino que el punto de inflexión aparece luego de un proceso de estimulación por parte de un grupo interdisciplinario de profesionales para que el paciente entienda el beneficio de modificar sus hábitos, o luego de una serie de descompensaciones casi terminales que los acercan al sistema de salud y generan la intención de buscar otro rumbo.

Rodrigo Cadenas hace cinco años que no consume y hoy trabaja en un camión de reparto
Rodrigo Cadenas hace cinco años que no consume y hoy trabaja en un camión de reparto - Créditos: @Alejandro Guyot

La semana pasada una supuesta comunidad terapéutica llamada la Razón de Vivir quedó en el foco de un escándalo tras serias denuncias que señalaban que allí se cometían abusos de todo tipo. Como parte de esa causa fue detenido el conductor televisivo Marcelo “Teto” Medina por “ser la cara pública y visible de la asociación para captar más víctimas y perpetuar su impunidad a lo largo del tiempo”. Este caso abrió el interrogante sobre cuál es el marco regulatorio que contiene a estas comunidades y cuáles son los caminos posibles para recuperarse. Según los expertos, a grandes rasgos hay tres opciones: las terapias individuales, los grupos ambulatorios y la internación.

“A los 17 empecé a tomar todos los días y ya a los 20 el consumo se puso muy complicado. Mi viejo me llevó a internarme y estuve un año y medio limpio, pero volví a caer. Unos años después mi viejo falleció y ahí el consumo pasó a ser terrible. Mi vieja tenía una adicción al juego y mi papá a la cocaína, y por esa adicción él era el que más trataba de ayudarme. La mayoría de los pibes adictos vienen de familias complicadas; tal vez me faltaron límites, no lo sé...”, cuenta Cadenas, cuya primera entrevista la brindó al programa Seres Libres, que conduce Gastón Pauls y se transmite a través de Crónica TV. En la Legislatura porteña, ese programa fue declarado de interés para la comunicación social y la promoción y defensa de los derechos humanos.

Marcelo "Teto" Medina detenido en una dependencia de la PFA tras las denuncias realizadas sobre la comunidad terapéutica La Razón de Vivir
Marcelo "Teto" Medina detenido en una dependencia de la PFA tras las denuncias realizadas sobre la comunidad terapéutica La Razón de Vivir - Créditos: @PFA

Luego de cuatro episodios en los que el consumo de cocaína hizo que su cuerpo colapsara, Cadenas decidió internarse en Vencer para Vivir, un centro de recuperación para adictos ubicado en Pilar, donde estuvo casi dos años cumpliendo un régimen estricto que lo llevó a reencauzar su vida. Hoy trabaja en un camión repartiendo mercadería y hace cinco años que no consume.

“No cambio esta vida por nada en el mundo. Tengo quilombos como todos, pero no cambio nada de lo que tengo por tomarme un pase. Fue difícil salir, necesitás mucha fuerza de voluntad, pero me cambió mi perspectiva. Antes me preguntabas qué quería para mi vida y no sabía qué responderte, mientras que ahora no me alcanzan las palabras para decirte todo lo que me gustaría hacer”, afirma Cadenas.

En Vencer para Vivir lo recibió Diego Paci, de 41 años, que es el coordinador general de la institución donde hace años él mismo se recuperó de las drogas. Paci asegura que probó “una y mil veces salir de la droga” por sus propios medios, pero solo lo logró finalmente –al igual que Cadenas– internándose en ese centro de recuperación.

Rodrigo Cadenas se recuperó de su adicción a la cocaína en la comunidad Vencer para Vivir
Rodrigo Cadenas se recuperó de su adicción a la cocaína en la comunidad Vencer para Vivir - Créditos: @Alejandro Guyot

En Vencer para Vivir los días son bien estructurados para que los residentes aprendan a tener una rutina y a respetar horarios. La agenda diaria es la siguiente: a las 6.30 se levantan, a las 6.50 toman lista en el comedor, luego trotan durante 20 minutos y a las 7.20 quedan libres hasta las 8, momento en el que empiezan las actividades en la cocina, la carpintería o el mantenimiento de los parques. A las 12 comienza la hora del almuerzo y luego tienen tiempo libre hasta las 15. Normalmente el tiempo libre lo usan para lavar la ropa y ordenar sus cosas.

Luego vuelven a las actividades hasta las 16. A esa hora llega la merienda y a las 16.30 van todos a las duchas. Una vez terminado el baño, se inician las reuniones y a las 20.30 se cena. Para finalizar el día suelen ver una película que deje alguna enseñanza. Reciben visitas los domingos y, en el caso de que los chicos tengan pareja, también un miércoles de por medio, de 14 a 20.

El lugar cuenta con un psicólogo y un psiquiatra, pero el plan de recuperación lo diseñó el fundador de Vencer para Vivir que, como se dijo, es un adicto recuperado; según sentencia Paci, se basa en “la escuela de la vida”. La propuesta es enseñarles a los chicos a vivir, “a disfrutar de las cosas sencillas”, a valorar sus vínculos y a enfrentar diversas situaciones. Por mes, cada paciente debe abonar al menos $20.000. Por supuesto, cada miembro de la comunidad podría retirarse cuando lo desee, aunque el trabajo de los miembros del equipo es hacerle entender la importancia de terminar el tratamiento. “Los chicos le tienen que encontrar sentido a la vida, pero eso lleva tiempo. Es imposible obligar a alguien a recuperarse, tiene que haber una decisión interna”, sostiene Paci.

En cuanto a los términos legales, Paci señala que hace tiempo piden la habilitación formal y que avanzan con diversos requerimientos del Ministerio de Salud de la Provincia, pero nunca llegan a conseguirla. De este modo, hay decenas de comunidades de este tipo que trabajan por fuera de un marco regulatorio. Según la cartera de Salud bonaerense, solo se interviene en estas comunidades cuando se denuncia alguna irregularidad, como sucedió con La Razón de Vivir. Desde la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar) informaron a LA NACION que las comunidades tienen una modalidad convivencial, como si fueran una “residencia” y el organismo para habilitarlas pertenece a cada provincia, por lo que no son ellos los que las regulan.

Las fuentes de la Sedronar agregaron que las personas con un problema de adicción o un familiar se pueden comunicar al 141 para que el paciente sea derivado a un centro de atención inmediata. Si esa persona no tiene una prepaga o una obra social, se lo derivará a una institución y la Sedronar se encargará de costear el tratamiento.

La opinión de los expertos

Marcela Waisman Campos, psiquiatra y profesora titular de la maestría en adicciones de la Universidad del Salvador, explica que en el contexto del uso de sustancias se forman comunidades terapéuticas, “algunas profesionalizadas y otras no profesionalizadas”, en donde siempre debe haber una psicoterapia individual. En las no profesionalizadas, relata la especialista, lo que hacen los pacientes más que un tratamiento convencional es “diseñar una vida”. En ese sentido, Waisman Campos cree que no se deberían confundir los roles de los especialistas con aquellos que intentan ayudar desde la propia experiencia.

Por su parte, Carlos Damin, jefe de Toxicología del Hospital Fernández, argumenta que cuando hay una persona que consume sustancias, suele ser el emergente de un problema familiar. Y así como existió el contexto para que se convirtiera en un adicto, también se debe transformar ese entorno para que la persona pueda recuperarse.

“El adicto recorrió un largo camino para quedar atrapado en la sustancia, por eso su entorno también suele estar enfermo. Si uno no trata, además, su contexto, el paciente va a recaer. No sé si hay características en común en las personas que se rehabilitaron porque este es un trabajo uno a uno. Cada uno pone la sustancia en un lugar particular de su vida. Los tratamientos deben adecuarse a la persona. Cuando se agotan las terapias individuales o las terapias de grupo, no queda otro camino que la internación, pero creo que lo ideal son las terapias ambulatorias. Y ese trabajo, como también las instancias anteriores, deben ser abordadas por toxicólogos, trabajadores sociales, psicólogos y psiquiatras”, opina Damin.

Dónde pedir ayuda

  • Línea 141: la Sedronar tiene una línea gratuita y anónima de primera escucha, que brinda información, atención y acompañamiento para situaciones de consumo problemático de alcohol y otras sustancias, funciona durante las 24 horas, los 365 días del año, en todo el país.

  • División de Toxicología del Hospital Fernández: brindan atención telefónica y personal las 24 horas. Tels.: (011) 4808-2655 o 4801-7767.

  • Fundartox: se de dedica a la promoción, prevención, diagnóstico, asistencia, docencia e investigación, vinculadas a la toxicología. WhatsApp: 11-4404-8004; https://fundartox.org

  • Hospital de Niños Dr. Pedro de Elizalde (atención hasta los 17 años): Urgencias las 24 hs. Dirección: Av. Montes de Oca 40, CABA. Teléfono: 4363-2100/2200, interno 6217. Teléfono de Urgencias 4300-2115

  • Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez (atención hasta los 21 años): Urgencias las 24 hs. Tel. 0-800-444-8694