Cannabis en la adolescencia: poca percepción de peligro, pero grandes riesgos

Adolescente con capucha en primer plano
(Adobe Stock)

Las cifras hablan por sí solas. Según la encuesta ESTUDES sobre consumo de alcohol y otras drogas entre los adolescentes españoles, el 26,9% de ellos afirma haber consumido cannabis al menos una vez en su vida, y el 1,3% admite hacerlo cada día. Así, el cannabis es la sustancia ilegal con más popularidad entre el grupo de población de 14 a 18 años en España.

Un trabajo realizado por la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) ha analizado otros 22 estudios llevados a cabo entre los años 2000 y 2024, en 11 países, con el objetivo de identificar qué factores son los que precipitan que los adolescentes se lancen al cannabis y, en último término, "desarrollar políticas sanitarias y educativas dirigidas a la prevención del consumo de cannabis". ¿Cuáles son sus conclusiones?

La presión social, en lo más alto del ránking

El análisis de los expertos del SESPAS ha concluido que los factores externos, en concreto, la presión social, son esenciales a la hora de que un chico joven se inicie en el consumo de cannabis. En este sentido, "muchos adolescentes admitieron sentir temor a la marginación, a sentirse excluidos sin no fumaban cannabis", destacan los investigadores.

Entre esas causas externas predisponentes está también la imagen que reciben del cannabis a través de las redes sociales. "La publicación de fotografías o vídeos en redes sociales que muestran a jóvenes o artistas consumiendo cannabis se ha identificado como factor que contribuye al consumo", subrayan. Ver que personas a las que admiran tienen este tipo de hábitos, además de "hacerlo más atractivo", genera un "percepción de riesgo reducido".

Por otro lado, el hecho de que algún miembro significativo del entorno familiar también fume cannabis, como alguno de los progenitores o un hermano mayor, aumenta en gran medida las posibilidades de que el adolescente lo acabe consumiendo también.

Y, por último, en el estudio del SESPAS se indica que la facilidad para adquirir esta sustancia se encuentra también entre los motivos por los que los más jóvenes se lanzan a ella.

Calcetines con imagen de marihuana
(Adobe Stock)

Una percepción irreal del cannabis

Tal como se ha puesto de manifiesto en los estudios analizados, la mayoría de los adolescentes tiene una muy baja percepción del riesgo que supone el consumo de cannabis. En concreto, ellos citan que esta sustancia les proporciona una sensación de bienestar social y emocional a la que no quieren renunciar. Por otra parte, comentan que les ayuda a relajarse, reduce su estrés, hace disminuir o desaparecer sus preocupaciones y sus temores y, en última instancia, les proporciona placer.

Por lo general, los jóvenes consideran que un consumo esporádico no implica un riesgo a tener en cuenta para la salud. La percepción imperante es que "no es una droga dura" y que "es menos dañino para la salud que las drogas en general y el tabaco en particular, por considerarlo más natural y contener menos sustancias químicas", se apunta en la investigación.

Sin embargo, los efectos nocivos del cannabis están descritos. Se le relaciona con problemas graves de salud mental, alteraciones en la memoria y en la capacidad de aprendizaje, bajo rendimiento escolar e incremento del consumo de otras drogas y de la delincuencia.

Ofrecer alternativas a los adolescentes

Ya sabemos que para los adolescentes que consumen cannabis un punto importante es la posibilidad de librarse del malestar psicológico. En este sentido, los autores del estudio del SESPAS recalcan la necesidad de "ofrecer a los jóvenes las herramientas necesarias para manejar el estrés y las emociones negativas de manera saludable". E insisten: "Debemos crear entornos que apoyen su bienestar emocional, para que no sientan la necesidad de recurrir al cannabis".

Para ello, resulta imprescindible la colaboración entre los padres, los educadores y los responsables de políticas públicas, con el objetivo de crear estrategias que redunden en el bienestar de los adolescentes para que estos dejen de recurrir a sustancias nocivas con ese propósito. "La difusión del conocimiento y la información sobre los riesgos de dicho consumo puede ayudar a concienciar a la población en general y en particular a la población menor de 19 años", subrayan los investigadores.

Hay que diferenciar entre uso medicinal del cannabis y uso recreativo

Uso medicinal y uso recreativo: dos ámbitos diferentes

Con la aprobación de fármacos que tienen cannaboides entre sus componentes se puede crear la falsa percepción de que fumar cannabis tiene los mismos efectos positivos. "Tenemos que informar muy bien a la población, porque cada vez está más extendida la idea de que fumar cannabis no debe ser tan malo si hay medicamentos con el mismo contenido. Y nada más lejos de la realidad", afirma José Manuel Paredero, presidente de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP).

El hecho de que algunos medicamentos lleven derivados del cannabis "no convierte el uso recreativo del cannabis en algo beneficioso", concluye. Así, reinvindica la necesidad de diferenciar claramente el uso recreativo del uso medicinal e informar muy bien a la población de esas diferencias.