Carla Calabrese y su desembarco en Madrid con el musical que pone a 50 argentinos en escena, “se lo recontra merecen”
MADRID, España.— Hay calor de hogar en aquel departamento céntrico en el que acaba de instalarse, allí donde todo tiene aroma a nuevo y a entusiasmo. Carla Calabrese mira por la ventana y agradece la luz de aquel sitio que la albergará en su nueva aventura, a pocos metros del Teatro Marquina, detrás de Cibeles. Come From Away, el éxito que hasta hace menos de un mes de presentaba en el porteño Teatro Maipo, viajó a Madrid, un destino que tendrá una temporada de seis meses en la competitiva plaza española.
Calabrese, la directora-actriz-productora, regresa a España, donde había debutado con una versión de William Shakespeare en 2018, Sueño de una noche de verano. En esta ocasión presenta un musical que habla de aquellos que vienen desde lejos, desde el exterior, y de los anfitriones; de la dualidad ellos-nosotros y de la posibilidad del diálogo y de la empatía. Calabrese, anfitriona por naturaleza, de sus elencos, de las personas que la rodean, de su familia, cambia en esta ocasión, en cierto modo de rol: ella será una Come From Away, alguien que desembarca con un mensaje —universal— en una tierra lejana.
En 2001, horas después de los atentados a las Torres Gemelas, el espacio aéreo de los Estados Unidos colapsó y 38 aviones, con siete mil pasajeros, fueron desviados a la isla canadiense de Gander, donde quedaron varados durante días. La historia real de esta isla de 2000 habitantes conmovió al mundo por los lazos que se tejieron en aquel momento crítico de la Historia reciente. Irene Sankoff y David Hein convirtieron este himno de esperanza en musical y lo llamaron Come From Away, un éxito que se estrenó en Broadway y en el West End y que cosechó siete nominaciones a los premios Tony, una al Grammy, un premio Olivier, siete premios Hugo y dos ACE.
Un recorrido
Calabrese obtuvo la licencia para realizar el musical en la Argentina y en España y este debutó en junio de 2022 en el Maipo. Fueron casi 200 funciones de ovaciones, mientras el calendario aguardaba un sitio para la puesta en Madrid. “Es una obra muy difícil de dirigir, y en Buenos Aires tuvo mucho éxito. Me encanta el resultado. Quería darles la oportunidad a los argentinos de instalarse y de trabajar aquí. Se lo recontra merecen”. Uno de los requisitos para obtener la licencia de las representaciones en dos países era que el cuadro creativo fuese el mismo en ambas puestas. Calabrese, directora general del espectáculo, cumplió con su palabra y completan el equipo Sergio Albertoni (director de producción), Santiago Rosso (director musical), Sebastián Mazzoni (director vocal), Agustín Pérez Costa (director coreográfico), Tadeo Jones (director de arte y escenográfico) y Pato Wittis (director asistente).
Casi la totalidad del elenco porteño se instaló en Madrid, es decir, 50 personas viajaron a Madrid para presentar este musical y le dijeron que sí a la propuesta que implica mucho más que un nuevo desafío creativo, sino un cambio en sus vidas y rutinas. Gabriela Bevacqua, Sebastián Holz, Melania Lenoir, Fernando Margenet, Argentino Molinuevo, Edgardo Moreira, Silvina Nieto, Agustín Pérez Costa, Federico Couts, Silvana Tomé, Manu Victoria, Lali Vidal, Pato Witis, Fátima Seidenari conforman el elenco y a ellos se suma la española Pepa Lucas. También integran la banda musical Santiago Rosso, Santiago Molina, Maximiliano Cataldi, Natacha Tello, Paula Solange Morales, Pablo Mengo, Luis Lattanzi y Tomás Horenstein.
“En 2018 vinimos invitados por el grupo Marquina para hacer Sueño de una noche de verano. Hace poco estrené el pasaporte italiano y eso me permitió poder abrir una compañía en España y así tener más libertad. Todo lo que antes me hacía depender más de gente local, ahora me da más independencia”, celebra Calabrese y se refiere a la flamante sucursal española de The Stage Company. Madrid es una de las capitales mundiales del musical en oferta y novedad. “Sé que esta ciudad es un desafío para todos nosotros y quiero colaborar con la sensación de que podemos contribuir a él”.
Junto con Marcelo Kotliar, Calabrese adaptó el musical al castellano, una labor que tiene su versión para Argentina y otra para España. “Hay algunas palabras que estaban en la obra y que no se usan en España. Trabajamos en sutilezas, en términos y acentos para reflejar lo internacional de la historia. Nos parecía necesario el cambio para presentarnos ante este público con respeto. Si alguien te recibe en su casa, ¿vas con las manos vacías? Nosotros no queríamos llegar así y esta es la idea que tuvimos en cuenta durante aquel proceso”.
Mientras en el Maipo se llevaban a cabo funciones de la última temporada de Come From Away, el elenco ensayaba para la puesta española, que ha tenido sus ajustes en el escenario local. “Es como una especie de teletransportación porque no es todo exacto. El escenario es 90% igual al del Maipo, pero apenitas más angosto y más profundo. Hay que calcular los espacios y las distancias”.
Además de la crisis política en Cataluña, en España hay otro tema candente: la crisis migratoria. Cada día arriban a las costas mediterráneas, en pateras precarias, africanos en busca de un destino mejor. Calabrese, que ha viajado por todo el mundo, conoce el continente, en particular Sierra Leona, donde la ONG Solidaire, comandada por su marido Enrique Piñeyro, realiza un intenso trabajo humanitario. Come From Away es una obra hecha a su medida: a su experiencia, a su temperamento y a sus inquietudes. “Creo que hay un momento de la vida en el que todas tus inquietudes se empiezan a reflejan en tu trabajo”.
Mujer orquesta
Calabrese no solo dirige y produce este musical, sino que además brilla sobre el escenario en un doble papel: el de la azafata y el de la periodista (los autores fusionaron en un solo personajes a los periodistas de carne y hueso que cubrieron los eventos y que viajarán al estreno español). Para el primer rol, Calabrese se inspiró en aquellos años en los que trabajó como azafata en la empresa LAPA, donde conoció a su marido, piloto, médico y cineasta. Calabrese y Piñeyro dirigen y son propietarios del mítico Maipo porteño, el templo de la revista porteña que Lino Patalano erigió con tanto esmero, sabiduría y buen gusto. “Siento mucho su presencia [el productor falleció en septiembre de 2022]. Cuando tengo una duda, siento su voz y la seguridad que me transmite. Él colaboró mucho para vencer obstáculos mentales que tenía”, asegura.
Además de Come From Away, Calabrese ha triunfado con Shrek, la versión porteña del exitazo de Broadway, dirigió Consentimiento, de Nina Raine, junto con Melania Lenoir, y El curioso incidente del perro a medianoche, entre otras prestigiosas piezas. “Soy, antes que nada, directora, porque me aburre mucho la producción. Tengo mucha libertad para dirigir porque no me estoy peleando con producción. Soy maternal, es mi manera de ser, y creo que eso tiene que ver con la forma en la que dirijo. Soy obsesiva y puedo ensayar una escena 20 veces y no me resigno”, asegura e incluso su trabajo a veces emerge cuando duerme, pero no como pesadilla, sino como espacio que habita de modo integral, sin fronteras entre la vigilia y el sueño. Calabrese además es actriz, una faceta más que sumó a por Come From Away: “ Todos los directores deberían subirse al escenario en algún momento de su vida porque así entendés más lo que les pasa a los actores, podés sentir cómo es el vínculo entre artistas, sus emociones. Todo cobra una nueva dimensión”.
Calabrese también actuó en la última temporada de El encargado, la serie protagonizada por Guillermo Francella. Allí interpreta a una odontóloga que debe tratar al personaje de Benjamín Vicuña. “Como alguien que viene del mundo del teatro, me había aprendido la letra, pero después fue todo muy relajado, y tuve otras indicaciones. Está bueno estar a veces en un lugar donde no tenés todo el control”, dice y se deshace en elogios a Mariano Cohn, Gastón Duprat y Emanuel Diez.
El desembarco de Come From Away causa emoción en una ciudad abierta al disfrute, al espectáculo, a la inmigración y al turismo, una ciudad que se jacta de ser emblema de tolerancia y diversidad. La revista principal del mundo teatral aquí lleva en la portada una foto del musical. Los buses de la capital española anuncian en sus carrocerías su llegada. Y, en esa ebullición, Calabrese presenta su propuesta. Todo está listo para el estreno de este jueves 12, un día después de la fecha clave que cambió el mundo para siempre y la historia de Occidente. Calabrese desembarca con su talento, su equipo y una producción que funciona como un mecanismo de relojería perfecto. Han sido semanas intensas de adaptaciones, mudanzas y ensayos. Esta mujer orquesta mira su nuevo hogar, en Madrid, al que ya le ha impregnado su sello en la decoración: ovejas. No casualmente estos animales simbolizan la constante renovación; también la protección y la paz.