Esto es lo que dice la carta que Isabel II dejó sobre el féretro de su marido
El último adiós al duque de Edimburgo estuvo de principio a fin lleno de simbolismo, y no solo porque fue él mismo quien dispuso cómo quería que se le despidiera, sino porque se reflejaron a la perfección sus pasiones como por ejemplo el Ejército, el mundo del motor, los coches de caballos y, por supuesto, la familia. De hecho, la mayor parte de los looks de los miembros de los Windsor que estuvieron presentes escondían un homenaje al hombre que durante más de siete décadas ha sido el apoyo incondicional de Isabel II. Precisamente la Reina tuvo un último gesto de amor al querer que una carta que ella misma escribió estuviera sobre el féretro, que estaba cubierto por el estandarte personal del Príncipe y su gorro naval además de por una corona blanca de flores como lirios, rosas o jazmín
-Las imágenes que resumen el último adiós al duque de Edimburgo
-Los treinta familiares que han asistido al funeral del duque de Edimburgo
Tal y como recoge HELLO!, la tarjeta de la monarca estaba escrita a mano y tenía bordes negros para cumplir de esta manera con los rituales de duelo establecidos por la Familia Real. En ella puso: "En memoria del amor". Además, en este texto hay un detalle que refleja que no era solo la Reina la que estaba escribiendo sino también la esposa que acaba de perder al hombre del que estaba enamorada desde que tenía solo trece años y con el que tuvo cuatro hijos. Y es que, de acuerdo a la prensa británica, Isabel II firmó esta dedicatoria como Lilibeth, nombre con el se refieren a ella en confianza algunas personas. De hecho, así la llaman don Felipe y doña Letizia como pudimos ver en el telegrama que enviaron para transmitir sus condolencias a los Windsor, a quienes no pudieron acompañar por las restricciones sanitarias.
Isabel II, que el miércoles 21 de abril cumplirá 95 años, estuvo presente en el cortejo fúnebre, que siguió desde la parte trasera a bordo de un Bentley. El coche se detuvo en el Pórtico Galileo y la Reina accedió a la capilla de San Jorge, donde ocupó su asiento cabizbaja y sola puesto que debido a las medidas de seguridad, la persona que tenía más cerca era su tercer hijo, el príncipe Andrés, aunque estaban separados por dos asientos. El resto de asistentes estaban agrupados por unidades familiares y con varios metros de distancia entre ellos puesto que había tan solo treinta personas de la 800 que caben en el interior de este templo y en cuya bóveda real ya están los restos mortales de Felipe de Edimburgo, quien será trasladado a otra zona del mismo templo el día que fallezca su mujer para descansar juntos para siempre.
Los inicios de su relación, presentes en la despedida
La Reina, que confesó a sus allegados sentir "un enorme vacío" al perder a su marido, también tuvo presente el recuerdo del Duque de Edimburgo en su funeral con algunos detalles. Según Daily Mail, en el interior del bolso guardaba una foto de los dos tomada en Malta, un país muy importante para su historia de amor puesto que allí pasaron la primera etapa de casados. No en vano, él estuvo destinado a este archipiélago del Mediterráneo entre 1949 y 1951 como miembro de la Marina Real. Una fuente cercana a la Corona británica explica que también quería llevar algunos de los pañuelos de tela que tenía el Príncipe, a quien se los hacían los sastres Kent y Haste, proveedores reales.
Descubre todos los detalles que han marcado el cortejo fúnebre de Felipe de Edimburgo