La Casa del Dragón: Emily Carey tenía miedo de las escenas íntimas por la violencia de género en Game of Thrones
Para sorpresa de muchos, La casa del dragón (90%) realmente ha logrado capturar a las audiencias. Gracias a su formato y al hecho de que puede enfocarse en un grupo más pequeño de personajes, la serie mantiene un ritmo más sencillo pero contundente que nos recuerda a los mejores días de Game of Thrones (83%). Las comparaciones no se pueden evitar, pero esta precuela realmente ha logrado encontrar su lugar sin depender del otro gran éxito de HBO. Por supuesto, estos beneficios no son sólo para los espectadores, pues el elenco encontró aquí una oportunidad para mejorar muchos aspectos que ahora se critican de GoT, como la violencia sexual que tanto asustaba a Emily Carey, quien da vida a Alicent Hightower.
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Game of Thrones siempre mostró mujeres fuertes, decididas y muchas veces maquiavélicas como Daenerys, Arya y Cersei, pero eso no dejó de lado la violencia sexual que retrataban de manera muy explícita. Aunque se puede argumentar que el estilo medieval de la serie justificaba la misoginia y los ataques constantes contra las mujeres, la forma de abordar el tema a nivel narrativo y visual nunca se cuidó tanto. Por ejemplo, en la novela, Daenerys reconoce la gracia de su propia sexualidad en su encuentro con Khal Drogo, pero en la serie es salvajemente agredida. Sansa tampoco es sometida a ataques sexuales en los libros, pero en los episodios sí, y muchos especialistas se quejaron de la forma tan superficial en que lo trabajaron y el cómo los guionistas prefirieron enfocarse en el sufrimiento de Theon que lo ve todo y no puede ayudarla.
La sexualidad humana y ese tipo de violencia que se sufre día a día definitivamente tienen un espacio en este tipo de historias, pero no es algo que pueda lanzarse para desarrollar a un personaje sólo porque no saben cómo escribirlo. Cuando se anunció La Casa del Dragón, los fans esperaban una mejora en esa área, algo que Miguel Sapochnik y Ryan Condal , showrunners de la serie, prometieron cumplir. El propio George R.R. Martin dijo que tomaría nota sobre el asunto y ayudaría a los nuevos creadores para no perder de vista el problema.
Como buena parte del público gusta de quejarse por cosas simples, cuando el elenco y los directores dijeron que La Casa del Dragón abordaría el tema del patriarcado y la sexualidad femenina, muchos se quejaron amargamente de que arruinaban el universo de GoT para hacerlo progre. En realidad, la historia adapta muy bien la novela Fire & Blood y esos espacios que la historia no cuenta los llena el autor con información que sólo él podría tener, y es claro que siempre ha puesto a mujeres ambiciosas y complejas que no pueden alcanzar su máximo potencial por el sistema que busca someterlas.
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Desde el primer episodio se demostró que esos aspectos tan crudos que hicieron de Game of Thrones una de las series más respetadas de la televisión se mantenían con fuerza en la precuela, pero los creadores y directores ahora cuentan con más información y sensibilidad para retratar de manera justa ciertos temas de violencia sexual que deben ser abordados no explotados. Para Emily Carey, esto fue parte indispensable para formar parte de La Casa del Dragón En entrevista con Newsweek (vía Variety), Carey explicó que a los 17 años leyó en el libreto una de las escenas de sexo con su personaje y tuvo mucho miedo de lo que significaba para su trabajo:
[Estaba asustada] porque en ese punto todavía no conocía a Paddy, no sabía lo alegre que era y lo fácil que haría el filmar [la escena], y todo lo que veía era, ya sabes, un hombre viejo de 47 años y a mí. Estaba algo preocupada.
La actriz vio Game of Thrones para prepararse, pero eso sólo le causó mayor angustia:
Por supuesto, en la primera temporada, incluso en el primer episodio de 'Thrones', hay mucha violencia contra las mujeres. Hay mucho sexo violento, y me puso nerviosa. Pensé: 'Oh Dios, ¿qué voy a tener que hacer en este programa?'
Para lograr su objetivo de mejorar detrás y frente a las cámaras, la producción contó con un especialista que supervisó todas las escenas de sexo y con varias mujeres en diversos puestos que ayudaron a mejorar el ambiente. Emily Carey, que filmó una de las escenas de sexo ya con 18 años, también explicó que Paddy Considine la hizo sentir más segura, al igual que los showrunners, quienes todo el tiempo se aseguraron de que estuviera cómoda y supiera exactamente cómo se filmarían sus escenas y para qué servían dentro de la historia. En este caso, era para mostrar un contraste entre Alicent y Rhaenyra. Mientras la princesa encuentra control y decisión sobre su sexualidad, la nueva y joven reina tiene que cumplir con su trabajo nupcial con un hombre por el que no siente absolutamente nada, luego de ser manipulada por su propio padre.
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