Catalina deja el protocolo en la puerta cuando visita las casas ajenas

La princesa de Gales credit:Bang Showbiz
La princesa de Gales credit:Bang Showbiz

A diferencia de su cuñada Meghan Markle, que dejó claro desde un primer momento que pensaba abordar su rol institucional a su manera, la princesa de Gales siempre se ha ceñido al protocolo en sus apariciones públicas. Ella no se sale del guion durante esos paseos que realizan a menudo los miembros de la familia real británica para saludar al público y charlar con unos pocos afortunados durante unos breves instantes. Ni se para a posar para selfies o firmar autógrafos, cosas que la duquesa de Sussex sí hizo antes de abandonar la monarquía.

Sin embargo, Catalina también sabe cuándo ha llegado el momento de dejar a un lado los formalismos. Eso sí, lo hace cuando no hay cámaras presentes para no acabar en la portada de los tabloides. Hace unos meses, la esposa del príncipe Guillermo pilló completamente desprevenido al locutor de radio Roman Kemp cuando colaboraron en una iniciativa solidaria centrada en la salud mental, que es uno de los temas de mayor peso en la agenda de Catalina.

Ella se había interesado por su trabajo a raíz de ver el documental que Kemp había grabado para la BBC y acabaron manteniendo una llamada por Zoom durante la que ella se ofreció a acudir a su casa para que pudieran hablar cara a cara acerca de una posible colaboración. "No quería llevar a la realeza a mi apartamento en Vauxhall", ha confesado ahora el locutor, que decidió que la casa de sus padres era un lugar más grande y por tanto más adecuado para recibir a la duquesa.

Lo que no se esperaba Kemp es que ella apareciera vestida de forma informal, dispuesta a saludar a todo el mundo -incluidos los perros de sus padres- y a sentarse a charlar en la mesa de la cocina.

"Lo más curioso era que no llevaba zapatos puestos porque tuvo el respeto de quitárselos en la puerta", ha desvelado Kemp. "Eso realmente me llamó la atención porque nunca ves a una persona de la realeza descalza".