Celia Kritharioti, diseñadora del look nupcial de Teodora de Grecia, nos desvela todos los detalles de este fabuloso vestido
Este fin de semana ha tenido lugar una de las bodas más esperadas del año, especialmente para los novios, quienes tuvieron que posponer su enlace hasta en tres ocasiones anteriormente. Llegó por fin el gran día, y la princesa Teodora, cuarta hija de los reyes Constantino y Ana María, y el abogado estadounidense Matthew Kumar se dieron el 'sí, quiero' en una ceremonia celebrada por el rito ortodoxo en la cual estuvieron rodeados por sus familiares y amigos. Además de la Familia Real griega al completo, asistió también representación de nuestro país -pudimos ver a la reina Sofía, las infantas Elena y Cristina con Juan, Miguel e Irene Urdangarin-, algo que no sorprende debido a los lazos familiares y de cariño que unen a ambas realezas. Después de tanta expectación, uno de los grandes misterios era el look nupcial que llevaría la novia, desde el vestido hasta si luciría tiara para acompañar el histórico velo que ya sabíamos que tenía intención de recuperar. Teodora no defraudó, y, como si de una princesa de cuento se tratara, apareció en la catedral de la Anunciación de Santa María, en Atenas, envuelta en un impresionante diseño a medida creado por Celia Kritharioti, con quien hablamos para descubrir todos los detalles de este histórico estilismo.
Zendaya, Emily Ratajkowski, Beyoncé, Chiara Ferragni, Taylor Swift, Kate Moss, Alessandra Ambrosio... la lisa de celebrities que han sucumbido ante esta diseñadora griega de Alta Costura es, simplemente, impresionante. Sin embargo, estos meses se ha enfrentado a un nuevo reto, pasando de vestir a las princesas del pop a una verdadera royal. "Es un auténtico honor vestir a una princesa real" nos explica cuando le preguntamos cómo se siente al haber sido elegida por Teodora de Grecia para un día tan importante para ella, en el cual todas las miradas van a estar puestas en su trabajo. "Implica un sentido de historia, responsabilidad y emoción. Saber que este vestido será parte de un momento tan importante en la historia te hace sentir muy humilde, sientes el peso de la tradición, pero también la emoción de crear algo nuevo. Es una alegría indescriptible ver la idea final cobrar vida en un escenario tan grandioso y ser apreciada por la prensa y personas de todo el mundo".
El proceso de creación
Dar vida a un un vestido de Alta Costura es siempre un proceso de ensueño que lleva tanta ilusión y magia como horas de trabajo pero, si a eso le sumas que se trata de un estilismo nupcial y que, además, va a lucirlo un miembro de la realeza, la exigencia y la atención al detalle se multiplican, si cabe, más aún. "Desde los bocetos iniciales hasta la prueba final, el diseño requirió varios meses de planificación meticulosa" relata Celia "comenzó con innumerables consultas para capturar la visión y esencia que exige un vestido real. Cada elemento fue cuidadosamente considerado, desde la elección de la tela hasta los adornos más pequeños, y todas las pruebas fueron un paso más hacia la perfección: un vestido de novia real confeccionado con amor, que combinaba perfectamente con la gracia, calidad, cortesía y elegancia de la princesa Teodora, una mujer excepcional y amorosa".
La inspiración
¿De qué punto se parte al crear un vestido tan imponente e importante? En este caso, como explica la propia diseñadora, vino de una fusión entre de la historia de la realeza, los principios de la propia firma y su compromiso con la elegancia y feminidad y la naturaleza. "Miramos en los archivos vestidos históricos usados por reinas y princesas del pasado, pero también nos inspiramos en motivos naturales, como patrones florales y líneas suaves y fluidas, para agregar una sensación de frescura y vitalidad. La idea era crear algo regio pero lleno de vida, un vestido que encarnara tanto la tradición como la modernidad. Desde que nuestro atelier fue fundado en 1906, hemos tenido el honor y el privilegio de vestir a miembros de la realeza y mujeres poderosas de todo el mundo. Este legado nos ha inculcado un profundo entendimiento de la tradición y una pasión por la innovación, nuestros vestidos son un testimonio de nuestra capacidad para fusionar a la perfección la elegancia atemporal con el estilo contemporáneo"
El resultado fue un romántico vestido de escote Bardot, corte a la cintura y falda en línea 'A' finalizada en cola confeccionado en una exclusiva organza pintada y bordada de manera artesanal. Para aportar un toque de originalidad sin salirse de la imagen elegante, atemporal, delicada y 'principesca', se decoró a base de pinceladas y encaje francés adornado con exquisitos cristales y delicadas flores que añadían profundidad y textura a la pieza. "Esta combinación de arte y artesanía hace que el vestido no solo sea precioso, sino también una pieza única que refleja tanto la tradición como la elegancia moderna" detalla su creadora.
El bordado, cuántas piedras, horas de trabajo y pruebas
El citado bordado fue uno de los aspectos que más trabajo requirió del diseño. "Motivos florales intrincados, inspirados en patrones reales centenarios, fueron cosidos a mano en la tela. En total, se aplicaron más de 500.000 diminutos cristales y flores, cada uno a mano, lo que requirió cerca de 1.200 horas de trabajo por parte de un experto equipo de artesanos. Cada detalle fue evaluado y refinado a lo largo de varias pruebas para lograr el equilibrio perfecto entre brillo y sofisticación".
Un velo histórico y tiara con orígenes egipcios
Como se había desvelado antes de la propia boda, Teodora completó su estilismo nupcial con una reliquia familiar, el velo que llevó en su día la princesa Margarita de Connaught en su boda con el príncipe Gustavo Adolfo de Suevia en 1905. Treinta años después, la reina Ingrid recuperó esta pieza en su propio enlace y, posteriormente, la heredaron sus descendientes, comenzando por la reina Ana María y siguiendo por la reina Margarita. La reina Mary de Dinamarca también lo lució para darle el 'sí, quiero' al rey Federico en 2004. Se trata de una delicada y preciosa pieza confeccionada en encaja Carrickmacross y bordada con motivos de lirios, flores de reina de los prados y tréboles.
En cuanto a las joyas, sin duda, la más espectacular del look nupcial de la Princesa fue la increíble tiara que llevó para coronar su semirrecogido. Se trata de la tiara 'jedive de Egipto', una reliquia familiar que lleva en la realeza griega más de cien años, desde que el último jedive de Egipto se la regalara a la princesa heredera Margarita de Suecia a principios del siglo XX. Obra de la casa Cartier, está formada por diamantes engastados en espirales de laurel, símbolo de victoria y gloria. Después de pertenecer a Margarita de Suecia, pasó a su única hija, la reina Ingrid de Dinamarca, y durante las seis últimas décadas, todas sus descendientes femeninas la han utilizado en sus bodas; una lista a la que ahora se une Teodora de Grecia. Además, otras dos joyas familiares: pendientes de diamantes de la princesa heredera Margaretha de Suecia y una pulsera hecha del sautoir de diamantes de la reina Alejandrina.