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Cha Cha Real Smooth, ¡a bailar!: el “tesoro indie” que generó una millonaria pulseada es un film calculado al detalle

Cha Cha Real Smooth, ¡a bailar!: el “tesoro indie” que generó una millonaria pulseada es un film calculado al detalle
Cha Cha Real Smooth, ¡a bailar!: el “tesoro indie” que generó una millonaria pulseada es un film calculado al detalle

Cha Cha Real Smooth, ¡a bailar! (Cha Cha Real Smooth / Estados Unidos, 2022). Dirección y guion: Cooper Raiff. Fotografía: Cristina Dunlap. Edición: Henry Hayes. Elenco: Cooper Raiff, Dakota Johnson, Leslie Mann, Vanessa Burghardt, Evan Assante, Brad Garret, Raúl Castillo. Duración: 107 minutos. Disponible en: Apple TV+. Nuestra opinión: buena.

De pronto se empezó a hablar mucho de Cooper Raiff. El premio del público en el Sundance Festival fue un gran impulso para la carrera de este joven de 25 años que tuvo la suerte de que varias plataformas de streaming se disputaran su segundo largometraje, titulado para su lanzamiento local Cha Cha Real Smooth, ¡a bailar!, como si fuera una joya de las más preciadas, el sueño de la inmensa mayoría de los cineastas contemporáneos. Finalmente, Apple TV+ se quedó con el tesoro: pagó nada menos que 15 millones de dólares para conseguirlo, una cifra que habla por sí sola del atractivo de la película para los que deciden en el negocio. Y lo cierto es que la historia que el propio Raiff protagoniza, con Dakota Johnson como socia privilegiada, parece pensada para gustarle a todos. ¿Qué película no quiere llegar a ese objetivo? Bueno, la verdad que muchas…

Perturbada por un par de malas experiencias en grandes producciones (especialmente por cómo sufrió el rodaje de 50 sombras de Grey), Johnson -hija de dos celebridades: Don Johnson y Melanie Griffith- decidió involucrarse ella misma en la producción de films de menor volumen y eligió Cha Cha Real Smooth como una de las apuestas de TeaTime Pictures, la empresa que creó con Ro Donnelly. Su papel en la película es el de una mujer que despierta el interés amoroso del protagonista, un joven de 22 años que a pesar de su formación universitaria, su inteligencia y su empatía con casi todo lo que lo rodea vive incómodo en la casa de su madre (Leslie Mann, impecable en su rol) y su padrastro, compartiendo habitación con su hermano menor. Un Benjamin Braddock (el inolvidable personaje de Dustin Hoffman en El graduado) de la generación Z.

Andrew, un papel que Raiff evidentemente diagramó a su medida, es una especie de encarnación perfecta del deber ser de esta época: es simpático, amable, ligeramente gracioso, sensible y alejado de cualquier atisbo de masculinidad tóxica. Sus problemas no se remiten al mundo del trabajo, donde no tiene mucha fortuna (trabaja atendiendo al público en una cadena de comida rápida). También enfrenta el dilema de viajar a Barcelona para reencontrarse con una novia con la que siente cada vez más distancia o quedarse en New Jersey para avivar el fuego de un flamante affaire con una atractiva mujer que le lleva diez años, el rol de Dakota Johnson. Domino es refinada, sugestiva y no lleva una vida fácil: tiene una hija neurodivergente (buen trabajo de Vanessa Burghardt) que debió criar sola porque el papá un día se esfumó y nunca regresó. Andrew las conoce en su faceta de animador de bar mitzvah y queda prendado de ellas. La atracción es mutua, pero Domino está comprometida con un abogado latino de temperamento hosco que le ofrece la seguridad que estaba necesitando hace rato y ni siquiera la conexión especial de Andrew con su hija la empuja a responder completamente a lo que le pide el corazón. Problemas muy típicos del cine independiente americano old school y de sus clásicos antihéroes, encantadores y con problemas existenciales.

Cooper Raiff y Dakota Johnson, en una escena del film
Cooper Raiff y Dakota Johnson, en una escena del film

Cha Cha Real Smooth se perfila entonces como un crowd pleasure con antecedentes claros -Digan lo quieran (1989), de Cameron Crowe, la fantástica y mucho más nerd Tres son multitud (1998), de Wes Anderson- y objetivos precisos: el recuento de una aventura pasajera de alguien que razona como un adulto muy ajustado a los preceptos de la corrección política de su tiempo pero conserva el espíritu lúdico y tierno de un niño . También comparte con Licorice Pizza, la exitosa película de Paul Thomas Anderson, un humor melancólico y la ambición inocultable de sintonizar con un presente decodificado a partir del alfabeto del progresismo.

“ No pretendo iniciar una revolución en la forma de retratar las emociones masculinas. Cuando escucho que se habla de mí en esos términos, no tiene un gran significado para mí. Quiero ser auténtico, escuchar lo que sucede a mi alrededor y que mi punto de vista sea orgánico con el mundo que conozco. No represento a nadie más que a mí mismo ”, respondió Raiff hace poco, cuando le preguntaron si sentía que era un director que asume cabalmente la representación de su generación. El interrogante no fue casual: en Cha Cha Real Smooth se nota a la legua la identificación del director y guionista con el personaje que también interpreta, como ocurrió decenas de veces con Woody Allen y su cine. Y es una condescendencia excesiva, muy notoria, la que abre interrogantes. “Dada su propensión a presentarse a sí mismo como un muchacho adorable y curiosamente irresistible para las mujeres, Cooper Raiff tiene el potencial de convertirse en uno de los cineastas más irritantes de la próxima década. Crucemos los dedos para que no ocurra”, escribió Wendy Ide en una breve y filosa reseña publicada por el periódico inglés The Guardian que sintetiza bien los límites de una inclinación tan denodada por agradar que de algún modo ya asomaba mucho más moderadamente en su ópera prima, Shithouse (2020). A cruzar los dedos, entonces.