Christian Bale o cómo ser un superhéroe no está reñido con ser buen actor

Christian Bale ha demostrado en más de una, de dos y de tres ocasiones que es un buen actor, con un gran registro dramático, una habilidad superlativa para transformarse, fuerza de voluntad para los cambios de imagen drásticos y cierto halo de estrella algo difícil que le persigue desde hace tiempo. Y sí, ha interpretado, en tres ocasiones, a Bruce Wayne/Batman. Porque haber sido un superhéroe en la pantalla no está reñido con ser un buen actor.

(Foto: Paramount Pictures)

El género está lleno de oscarizados que se dejan seducir por él o por el talón, cada uno es libre de dejarse llevar por los motivos que le parezcan oportunos en cada momento. Es cierto que rara es la película de superhéroes con un Oscar en su haber, pero no lo es menos que todo el mundo sabe de qué pie cojean en la Academia de Hollywood.

Hace unos meses se puso de moda –ocurre cada cierto tiempo– criticar las películas de superhéroes y a quienes las protagonizan. Ahí está el rifirrafe que protagonizaron Alejandro González Iñárritu y Robert Downey Jr., las declaraciones condescendientes de Jason Statham o Steven Spielberg y Francis Ford Coppola poniendo en dedo en la llaga asegurando que había demasiadas. Cada uno es libre de opinar lo que le plazca y decantarse por un género u otro, pero ¿de verdad es necesario denostar a quienes se dedican a él?

(Foto: Warner Bros.)

Películas de superhéroes malas las hay como hay dramas, comedias, musicales, thrillers y demás variedad que no merecen ser vistos. Igual que existen actores mediocres independientemente del género al que entreguen su carrera. El tiempo ha demostrado que en el de superhéroes, ese del que muchos recelan, tiene talento para repartir. Y Christian Bale es uno de los mejores y más recientes ejemplos de ello.

En los últimos seis años ha estado nominado en tres ocasiones a los Globos de Oro y al Oscar. Primero como el boxeador en declive de The Fighter. Su ascensión empezó entonces, de la mano de David O. Russell, con un Oscar y un Globo en su currículum. Era 2011. Después llegaron las nominaciones por American Hustler. Sí, los académicos adoran al director de Joy. Esta vez le tocó como actor protagonista. Y ahora, este año, vuelve a entrar en las quinielas como secundario por The Big Short. En los Globos se lo arrebató Matt Damon, sobresaliente también en The Martian. Después de todo, sobre él recaía el peso de la película mientras que en el caso de Bale era más coral.

En cosa de un mes, será el 28 de febrero, sabremos el veredicto de los Oscar y aunque tiene complicado alzar su segunda estatuilla con Sylvester Stallone (Creed), Mark Ruffalo (Spotlight), Tom Hardy (The Revenant) y Mark Rylance (El puente de los espías) como rivales, la de The Big Short ha sido una de las mejores interpretaciones de Bale en toda su carrera por varias razones. La primera, porque esta no va asociada a ningún cambio drástico de peso como ocurría en The Hustler y El maquinista. La segunda, porque es un papel cómico. Con un tono de humor muy negro, pero que Bale ha demostrado manejar muy bien. Interpreta a un genio de los número excéntrico con un puñado de tics.

En realidad, basta con echar un vistazo a su carrera para encontrar títulos que merecen la pena. Buenas películas que se quedan grabadas en la memoria del espectador. Una de ellas es, sin duda, El Caballero Oscuro. Ha sido el mejor Batman hasta la fecha y difícil lo tiene Ben Affleck para hacerle sombra. Hay más, American Pshyco supuso una auténtica sacudida en el cambio de siglo. Equilibrium es película de culto para un sector del público. El truco final es entretenidísima. El tren de las 3:10 es un digno remake de un western. ¿Hace falta seguir? Porque se podría.