Cien años de Natália Correia, la portuguesa que se adelantó al mundo

Lisboa, 13 sep (EFE).- Incomprendida, indómita y, ante todo, libre. Natália Correia, nacida hace hoy 100 años en Portugal y con una larga carrera cultural y política, se adelantó al mundo en cuestiones como el papel de la mujer, las fragilidades del proyecto europeo o la sociedad capitalista y empieza ahora a ser redescubierta.

Correia, nacida el 13 de septiembre de 1923 en las Azores y fallecida casi 70 años después en Lisboa, es difícil de catalogar y definir, incluso para ella misma.

"A veces fémina. A veces monja. Como la noche. Como el día", escribió en su poema "Autorretrato".

Fue poetisa, ensayista, periodista y política, entre muchas otras cosas, pero sobre todo "absolutamente libre", sostiene a EFE la escritora Filipa Martins, autora de la biografía "El deber de deslumbrar" (Contraponto, 2023).

Con una prolífica obra literaria, el legado de la portuguesa va más allá de las palabras que dejó escritas, y muchos de sus pensamientos o advertencias sólo fueron comprendidos después de su muerte.

DEFENSORA DE LAS MUJERES

Criada en Lisboa bajo el yugo de los límites que la dictadura imponía a su madre, quien fue abandonada por su marido y sin libertad para algo tan simple como firmar un cheque, Correia fue una firme defensora de los derechos de las mujeres, a pesar de que no se identificaba con el feminismo tradicional de la época.

No buscaba que la mujer se igualase al hombre para ocupar espacios tradicionalmente masculinos.

"Era necesario que las características intrínsecamente femeninas que existen tanto en el hombre como en la mujer fuesen tan valoradas socialmente como las masculinas", explica Martins, que defiende que abrió puertas a otras mujeres a través del ejemplo.

Nunca se calló para defender a sus congéneres. Su momento más célebre en el Parlamento portugués, donde fue diputada del PSD (centroderecha) y después independiente, se produjo durante un debate sobre la despenalización del aborto en 1982.

Un democristiano dijo que el acto sexual sólo era para tener hijos, a lo que Correia respondió con una poesía improvisada en la que ironizaba sobre si el parlamentario, que tenía un único hijo, ya era estéril: "Si la función hace al órgano, dice el refrán, cumplida esta excepción, ¡Morgado fue capado!".

Correia apoyaba el aborto 25 años antes de que fuese despenalizado en Portugal y su postura le costó la salida del PSD.

POLÍTICA IMPREVISIBLE

Pero antes de la democracia y del Parlamento, donde fumaba incluso cuando fue prohibido, ya se salía de las líneas establecidas.

Fue la autora más censurada del régimen, crítica con la "moral caduca" de la dictadura y de sus principales pilares, como el propio António de Oliveira Salazar o las apariciones de Fátima, e incluso condenada a prisión por publicar un libro sobre erotismo en 1959.

Tras la caída del Estado Novo, volvió a ser censurada por sus críticas a cómo se estaba realizando la revolución y a lo que llamaba la "dictadura de izquierda".

"Era una mujer extremadamente imprevisible para quien la quisiese encorsetar desde el punto de vista político e ideológico, porque su zigzaguear político era, en el fondo, su línea recta para la libertad", señala la biógrafa.

A Correia le gustaba discutir la política y la actualidad y, tras años de tertulias en su casa, fundó el bar Botequim, polo de los intelectuales de la época.

El local todavía sobrevive, convertido en un restaurante más alternativo que, entre otros platos, sirve ensaladas de cuscús, pero donde perdura una fotografía de la poetisa como más se la recuerda, con la raya del ojo pintada y un cigarro en la mano.

EL ORÁCULO

Tras una de sus largas noches en Botequim, la madrugada del 16 de marzo de 1993 llegó a su casa y falleció de un ataque cardíaco, a los 69 años.

"Murió sintiendo un poco de soledad intelectual", asegura Martins, que relata que la autora parecía tener un oráculo con el que anticipar las amenazas del futuro tras analizar el presente.

Algunas de esas amenazas cobraron sentido años después de sus avisos, como la que dejó tras un viaje a Estados Unidos en los 40, cuando alertó de que Europa estaba siguiendo sus pasos para convertirse en una sociedad extremadamente materialista.

Fue muy crítica con la forma en que se estaba construyendo el proyecto europeo cuando Portugal se unió en 1986, porque alegaba que iba a motivar el crecimiento de viejos odios y de la ultraderecha: "Y 30 años después de su muerte, aquí estamos", recuerda la biógrafa.

RECONOCIMIENTO TARDÍO

Correia fue una autora perseguida, poco leída debido a la censura, y no tuvo el reconocimiento que merecía en su época, cuando incluso entre los intelectuales la quisieron silenciar por ser tan controvertida.

Sus primeros galardones literarios llegaron fuera del país y en Portugal tuvo que esperar hasta 1990 para recibir el Gran Premio de Poesía.

Ahora, después de un siglo de su nacimiento y tres décadas de su muerte, los jóvenes consiguen identificarse con su pensamiento y la están redescubriendo.

"Decía que sólo la entenderían 30 años después de su muerte. Ahora empezamos a darle la razón", concluye Martins.

Paula Fernández

(c) Agencia EFE