Clàudia Llopis, dietista: 'El estrés crónico es uno de los mayores desencadenantes de la inflamación'
Si nos paramos a mirar las últimas novedades editoriales relacionadas con la vida sana, son muchas las que giran en torno a un tema muy claro: la inflamación. Parece que, por fin, hemos comenzado a darle la importancia que tiene a cuando esta se cronifica y sus consecuencias para nuestra salud. Uno de esos libros es Vida antiinflamatoria, publicado por Zenith, en el que su autora Clàudia Llopis Vilalta (@claudia.llopis), dietista integrativa especializada en el estilo de vida antiinflamatorio, parte de su propia experiencia: desde los 7 años, ha convivido con la artritis reumatoide, una enfermedad autoinmune que afecta las articulaciones. Decidió dar un giro a algunos de sus hábitos para mejorar su calidad de vida. Ahora, en las páginas del libro comparte herramientas cotidianas y sencillas para hacer cambios duraderos en un mundo donde la inflamación y el cansancio parecen ser la norma.
Los pacientes empiezan a ver la inflamación no solo como un síntoma, sino como un factor clave a combatir para mejorar la calidad de vida a largo plazo
¿Cuáles cree que son las razones por las que, por fin, hemos empezado a darle importancia a combatir la inflamación crónica?
Creo que hemos llegado a un punto en el que muchas personas se han dado cuenta de que algo en su salud no está funcionando bien, incluso cuandolos análisis médicos dicen que “todo está normal”. Sentirse constantemente cansada, hinchada o con dolores articulares y digestivos no tiene que ser normal, todos estos síntomas se pueden prevenir y mejorar.
Además, la ciencia ha avanzado mucho en este campo. Antes hablábamos de enfermedades concretas, pero ahora entendemos que la inflamación crónica de bajo grado está en la base de muchas de ellas: enfermedades autoinmunes, problemas metabólicos, enfermedades neurodegenerativas, trastornos digestivos, fatiga crónica, migrañas y muchas más. Esta conexión ha hecho que tanto profesionales de la salud como pacientes empiecen a ver la inflamación no solo como un síntoma, sino como un factor clave a combatir para mejorar la calidad de vida a largo plazo.
También creo que la alimentación ha jugado un papel fundamental en esta toma de conciencia. Hemos pasado de dietas tradicionales más naturales a una alimentación industrializada, llena de productos ultraprocesados, aceites refinados y azúcares añadidos. La gente ha empezado a notar que cuando cambia lo que come, cambia cómo se siente.
Si miramos las novedades editoriales recientes, nos encontramos con varios títulos que hablan de la inflamación. ¿Cree que puede darse una sobreinformación y que es fundamental saber bien en qué consiste y cómo nos afecta en realidad?
Sí, creo que vivimos en una época donde la información está al alcance de todos, lo cual es maravilloso, pero también puede ser confuso. Muchas personas empiezan a leer sobre inflamación, pero se encuentran con datos contradictorios, dietas extremas o consejos difíciles de aplicar en el día a día. Por eso es fundamental entender qué es realmente la inflamación crónica y cómo nos afecta.
La inflamación en sí no es mala; de hecho, es una respuesta natural del cuerpo para protegernos de infecciones o lesiones. El problema viene cuando esta respuesta se mantiene en el tiempo sin una causa clara, lo que genera un estado de inflamación persistente que daña nuestras células y órganos sin que nos demos cuenta.
También es importante recordar que no hay soluciones mágicas ni reglas absolutas. Cada persona es un mundo y lo que le funciona a una puede no ser lo mejor para otra. Por eso en mi libro me esfuerzo en explicar cómo identificar los factores que pueden estar causando inflamación en cada persona y cómo adaptarse a un estilo de vida antiinflamatorio sin caer en extremismos ni modas pasajeras.
Hace poco, una amiga me comentaba esta frase: 'Lo que antes era que te sobraban kilos, ahora es que estás inflamado'. ¿Piensa que está equivocada?
Es cierto que ahora parece que todo gira en torno a la inflamación, y puede dar la impresión de que se ha convertido en un término de moda. Sin embargo, aunque me gustaría que no fuera así, la realidad es que la inflamación crónica está en la base de la mayoría de las patologías que afectan hoy en día a tantas personas. No es una exageración ni una tendencia pasajera, sino un problema de salud real y cada vez más extendido.
Uno de los ejemplos más claros es el aumento alarmante de las enfermedades autoinmunes. Cada día se diagnostican más casos, y lo más preocupante es que afectan a personas cada vez más jóvenes. Algo ha cambiado en nuestro entorno y en nuestro estilo de vida, y debemos preguntarnos qué estamos haciendo diferente para que esto ocurra.
Sin embargo, el enfoque no debería ser alarmista. No se trata de generar miedo ni de abrumar a las personas con cambios radicales e imposibles de mantener. La clave está en la educación y en la concienciación progresiva. Cuando entendemos qué está sucediendo en nuestro cuerpo y por qué nos sentimos de determinada manera, el cambio deja de ser una imposición y se convierte en una elección consciente.
El gran error que muchas personas cometen es querer cambiarlo todo de un día para otro. Y esto no funciona. Lo ideal es empezar poco a poco, introduciendo pequeños cambios que sean sostenibles en el tiempo.
Lo más fascinante es que, cuando se empiezan a ver las primeras mejoras, ya no hay vuelta atrás. Cuando una persona que ha vivido años con cansancio extremo se da cuenta de que tiene más energía, o cuando alguien con problemas digestivos deja de sufrir hinchazón después de las comidas, el cuerpo habla por sí solo.
Lo ideal es empezar poco a poco, introduciendo pequeños cambios que sean sostenibles en el tiempo
El titular del libro es toda una declaración de intenciones muy directa, pues habla de 'Vida antiinflamatoria'. ¿Cuáles son los pilares de una vida sin inflamación en su opinión?
En el libro propongo cinco pilares esenciales para reducir la inflamación y recuperar la energía:
Alimentación antiinflamatoria: Eliminar o reducir alimentos proinflamatorios como el azúcar, los ultraprocesados, los aceites refinados, el gluten moderno y los productos lácteos industriales de vaca. Apostar por una alimentación rica en verduras, proteínas de calidad, grasas saludables y alimentos fermentados sería la mejor elección.
Ejercicio físico adecuado: Moverse es esencial, pero también es importante elegir el tipo de ejercicio correcto. Actividades como el yoga, el pilates, el ejercicio de fuerza o simplemente caminar 10.000 pasos pueden ser buenas opciones, lo que en ningún caso se aconsejas es el sedentarismo.
Gestión del estrés: El estrés crónico es uno de los mayores desencadenantes de la inflamación. Técnicas como la meditación, la respiración consciente o simplemente reducir la carga mental pueden marcar la diferencia.
Higiene del sueño: Dormir bien es clave para mantener un sistema inmunológico equilibrado y reducir la inflamación. La exposición a la luz natural durante el día y evitar pantallas antes de dormir son hábitos fundamentales.
Reducción de la carga tóxica: Estamos rodeados de disruptores endocrinos en cosméticos, productos de limpieza, plásticos y alimentos con pesticidas. Reducir esta exposición ayuda a nuestro cuerpo a desinflamarse.
No deberíamos normalizar vivir siempre cansados y faltos de energía, ¿no cree?
Exacto. Durante mucho tiempo, sentirnos agotados se ha visto como algo normal, como parte del ritmo de vida moderno. Sin embargo, el cansancio crónico es una señal de que algo no está funcionando bien en nuestro cuerpo.
La fatiga constante no debería ser la norma. Cuando estamos inflamados, nuestras mitocondrias (las centrales de energía de nuestras células) no funcionan correctamente, lo que nos hace sentirnos sin fuerzas. La buena noticia es que, al hacer cambios en nuestra alimentación y estilo de vida, podemos recuperar esos niveles de energía que creíamos perdidos.
Sin embargo, estamos en una sociedad cada vez más cansada, ¿qué estamos haciendo mal?
Muchas cosas. Nos hemos alejado de nuestros ritmos naturales: dormimos menos, pasamos demasiado tiempo frente a pantallas, comemos alimentos que no nutren y vivimos en un estado de alerta constante.
El estrés y la falta de descanso están agotando nuestro sistema nervioso, y la alimentación industrializada nos priva de los nutrientes esenciales para producir energía. Además, cada vez nos movemos menos. El sedentarismo es otro gran enemigo de nuestra vitalidad.
La clave está en volver a lo esencial: dormir bien, comer alimentos reales, gestionar el estrés, movernos todos los días y conectar más con la naturaleza.
¿Piensa que vivimos más inflamados que generaciones precedentes?
Sí, sin duda. Nuestros abuelos no tenían acceso a tantos productos ultraprocesados, ni estaban expuestos a tantos químicos en su día a día. Además, llevaban un estilo de vida más activo y con menos estrés crónico.
Hoy en día, estamos constantemente expuestos a alimentos inflamatorios, disruptores endocrinos, pantallas que alteran nuestro sueño y niveles de estrés altísimos. Todo esto crea un cóctel perfecto para la inflamación crónica.
Aunque muchas personas no sean conscientes de que la sufren, esta inflamación persistente está en la raíz de muchas enfermedades
¿Qué implicaciones tiene la inflamación crónica en nuestra salud?
La inflamación crónica de bajo grado es como un fuego silencioso dentro del cuerpo que, si no se controla, puede contribuir al desarrollo de múltiples enfermedades. Aunque muchas personas no sean conscientes de que la sufren, esta inflamación persistente está en la raíz de enfermedades como la artritis, la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, trastornos metabólicos, problemas digestivos e incluso enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
En términos generales, la inflamación crónica afecta a tres grandes áreas de nuestra salud:
Sistema inmunológico: Un sistema inmune constantemente activado por la inflamación acaba agotándose y volviéndose menos eficiente. Esto puede dar lugar a alergias, intolerancias alimentarias o incluso enfermedades autoinmunes.
Energía y metabolismo: La inflamación impide que las mitocondrias trabajen de manera óptima. Esto se traduce en fatiga crónica, dificultad para perder peso y una sensación de agotamiento constante.
Salud mental y emocional: Se ha demostrado que la inflamación afecta al cerebro, contribuyendo a la ansiedad, la depresión y la "niebla mental". La conexión intestino-cerebro juega un papel fundamental en nuestro estado de ánimo, y cuando el intestino está inflamado, el equilibrio de los neurotransmisores se ve alterado.
Por eso, reducir la inflamación no solo es una cuestión estética o de bienestar inmediato, sino una estrategia a largo plazo para prevenir enfermedades y envejecer con calidad de vida.
¿Es complicado cambiar de hábitos para seguir una dieta antiinflamatoria?
El cambio de hábitos puede parecer un desafío al principio, pero lo importante es enfocarlo como un proceso progresivo, no como una imposición o una dieta restrictiva. No se trata de cambiarlo todo de golpe, sino de ir incorporando pequeñas modificaciones que, con el tiempo, se convierten en la nueva normalidad.
En el libro explico cómo hacer este cambio de forma gradual y sostenible. Propongo empezar por pequeños ajustes, como mejorar el desayuno, incorporar más verduras en las comidas, eliminar los ultraprocesados o aprender a leer etiquetas. Después, podemos avanzar con otras estrategias, como la gestión del estrés, la mejora del descanso y la reducción de la carga tóxica en nuestro entorno.
Además, una de las claves para que el cambio sea más fácil es entender el "porqué" de cada decisión. Cuando empiezas a notar mejoras en tu energía, digestión y estado de ánimo, el propio cuerpo te motiva a seguir adelante. Y lo mejor de todo es que no se trata de una dieta estricta con una lista interminable de prohibiciones, sino de una manera de alimentarse y vivir que se adapta a cada persona y que se disfruta.
¿Hasta qué punto influyó su experiencia personal, con una enfermedad autoinmune de por medio, a la hora de escribir las páginas del libro?
Mi experiencia personal fue el motor que me llevó a escribir este libro. Desde los 7 años convivo con una enfermedad autoinmune, y durante mucho tiempo acepté que vivir polimedicada, sentirme cansada, con dolor y sin energía era algo normal. No fue hasta que hice cambios en mi alimentación y estilo de vida cuando entendí que había otra manera de vivir, una en la que mi cuerpo no era mi enemigo.
Este proceso de transformación fue tan revelador para mí que sentí la necesidad de compartirlo con otras personas que pudieran estar pasando por lo mismo. Escribir este libro fue una manera de poner en palabras todo lo que he aprendido en estos años, tanto a nivel personal como en mi formación como dietista integrativa.
Quería que fuera un libro cercano, práctico y aplicable a la vida real. No se trata solo de teoría sobre la inflamación, sino de herramientas concretas para mejorar la salud desde un enfoque integrativo.
¿Qué se va a encontrar el lector que se encuentra ante el libro 'Vida antiinflamatoria'?
Este libro no es solo una recopilación de información sobre la inflamación, sino una guía práctica para transformar el estilo de vida de una forma sencilla y efectiva.
El lector se va a encontrar con:
Explicaciones claras sobre qué es la inflamación crónica y cómo afecta al cuerpo. No desde un punto de vista técnico y complicado, sino con ejemplos fáciles de entender y aplicar.
Una metodología basada en cinco pilares clave: alimentación antiinflamatoria, gestión del estrés, mejora del descanso, ejercicio adecuado y reducción de la carga tóxica.
Un enfoque práctico para pasar a la acción. No se trata solo de teoría, sino de herramientas concretas, consejos y rutinas que cualquiera puede empezar a aplicar hoy mismo.
Un plan de acción y rutinas detalladas. Desde cómo estructurar el día hasta menús antiinflamatorios y trucos para hacer el cambio más llevadero.
Una historia personal que demuestra que el cambio es posible. Quiero que el lector sienta que no está solo en este proceso y que, si yo pude transformar mi salud a pesar de una enfermedad autoinmune, ellos también pueden lograrlo.
En definitiva, este libro es una invitación a vivir con más energía, menos inflamación y una mejor calidad de vida. No es una solución mágica ni una dieta pasajera, sino una forma de cuidarnos de manera consciente y duradera.