El clásico que tenía destino de culto, la voz que le dio fama mundial y la gloria del boxeo que actuó en el videoclip
Considerado junto con Lou Reed como uno de los más brillantes, certeros y definitivos cronistas que mejor han sabido retratar a la ciudad de Nueva York a través de sus canciones, en 1985 Tom Waits lanzó Rain Dogs, su emblemático álbum de estudio. Conservando su reconocido perfil avant garde y sumando a ello toques de blues y de jazz, en ese disco el norteamericano decidió revestir a su música con sorprendentes y estridentes percusiones, más salvajes arreglos melódicos que acompañaron a sus habituales narraciones sobre criminales y marginados, todas enmarcadas, por supuesto, bajo la particular escenografía nocturna de la Gran Manzana.
Sin embargo, entre el conjunto de esos relatos urgentes y desesperados asomaba una sencilla pero sumamente conmovedora canción de amor que pronto daría que hablar. Plena de imágenes evocadoras y detalles personales, “Downtown Train”, tal su título, es ni más ni menos que una sincera súplica de un hombre hacia una mujer. Al parecer, ambos ya tienen otras opciones. No obstante, quien narra la historia sugiere que al final el destino los unirá. De todos modos, la incógnita surge ya que hacia el final de la canción se desconoce si la relación arribó o no a buen puerto.
En sus dos primeros versos, “Downtown Train” hace mención a las chicas de Brooklyn que están a su alcance, pero no dentro de su corazón. Y advierte: “Son sólo espinas sin la rosa, ten cuidado con ellas en la oscuridad”. Pero existe algo que lo atrae una y otra vez hacia esa mujer a la que hace mención, además de considerar a su entorno físico como una segunda naturaleza para él. Y al mismo tiempo señala que sus otros pretendientes están librando batallas muy duras de sobrellevar cuando dice: “Todos están teniendo sus ataques cardíacos, se quedan en el carnaval, pero nunca te recuperarán”. Lo único que puede abstraerlo de su rutinaria monotonía es la visión de la mujer en cuestión: “Todas las noches, todas las noches es lo mismo, en el tren del centro”, se lamenta.
Toda la cosmovisión de Tom Waits en torno a “Downtown Train” quedó por demás representada en su respectivo video promocional. Rodado íntegramente en blanco y negro por el director francés Jean-Baptiste Mondino (Madonna, David Bowie, Sting, Björk), el clip fue protagonizado nada más ni nada menos que por Jake LaMotta, el legendario campeón mundial de boxeo estadounidense pero de origen italiano que Robert De Niro supo retratar magistralmente en Toro salvaje, la película de Martin Scorsese estrenada en 1980.
Por aquel entonces, Rod Stewart se encontraba en la búsqueda de nuevo material para relanzar su carrera. Y tras una sugerencia hecha por el director de su compañía discográfica, dio con “Downtown Train”. En su libro Rod: The Autobiography, el célebre intérprete escocés señaló al respecto: " La canción poseía una melodía que conectaba mucho a nivel emocional y una letra que describía un anhelo completamente desgarrador. Mi hijo Sean, que en ese momento tenía ocho años, había entrado en la habitación mientras estaba escuchando el tema y me dijo: ‘¿Por qué canta tan mal ese tipo?’. Eso dejaba en claro una cosa: aquí había una gran canción pero cantada por alguien cuya voz siempre iba a ser un gusto adquirido, por lo tanto obstaculizaba la posibilidad de que la canción fuera un éxito. Debo admitir que me encanta la voz de Tom Waits, pero no es para todos”.
Finalmente, en 1989, Stewart decidió grabar el tema. Lanzado primero como single, su versión de “Downtown Train” apareció luego en The Best of Rod Stewart, un compilado de grandes éxitos, y más tarde en algunas ediciones de Vagabond Heart, su álbum de 1991. Haber registrado esta canción fue motivo de una enorme satisfacción personal para el bueno de Rod, ya que si bien en Estados Unidos venía con una seguidilla de éxitos, no estaba atravesando un buen presente en el Reino Unido. Gracias al suceso de “Downtown Train”, el creador de “Da ya think I’m sexy?” arribó al Top 10 a ambos lados del océano Atlántico. Además, fue nominado al premio Grammy en la categoría Mejor Interpretación Vocal Pop Masculina.
Al margen del gran momento y de la notable repercusión obtenida a partir de la versión llevada a cabo por el ex Faces, “Downtown Train” fue también objeto de una singular polémica que, a fin de cuentas, no pasó a mayores y hoy puede considerársela como una mera anécdota. Los hechos ocurrieron de la siguiente manera: durante un viaje a Londres realizado en 1989, y antes de que Stewart grabara el tema de Tom Waits, Bob Seger tuvo un encuentro fortuito con el escocés en el que le comentó que había registrado una versión de “Downtown Train” que funcionaría como pieza central de su nuevo álbum de estudio. Apenas un mes después de aquella reunión, la versión de Rod Stewart vio la luz, provocando la lógica consternación y un indisimulable enojo por parte de Seger y todo su entorno. La irritación del cantante y compositor norteamericano fue tal que no sólo decidió posponer el lanzamiento de su versión planeada originalmente para ese mismo año, sino que recién en 2011 volvió a grabarla en un álbum recopilatorio titulado Ultimate Hits: Rock and Roll Never Forgets.
Enterados de la situación, tanto Stewart como su representante salieron al cruce de dichas acusaciones, negando enfáticamente que le habían robado la idea a su colega. Sin embargo, algunos años después, y quizás como una manera de aliviar tensiones y limar asperezas, Stewart grabó una versión de “Still the Same”, tema compuesto por el propio Bob Seger.
Más allá de esa incómoda y desagradable situación generada entre dos grandes y reconocidos intérpretes, lo cierto es que la exitosa relectura que Rod Stewart realizó del clásico no sólo le permitió disfrutar de una exquisita canción a una enorme cantidad de público alrededor del mundo, sino también descubrir y conocer mucho más de cerca la obra del inigualable Tom Waits, un artista considerado de culto y que siempre prefirió ubicarse a una considerable distancia del mainstream.
A lo largo de los años, “Downtown Train” fue objeto de variadas interpretaciones, como por ejemplo la de Patty Smyth, la ex vocalista del grupo Scandal, en Never Enough, su debut solista de 1987; o bien el dúo británico Everything But the Girl, en 1992. En tanto, la cantante noruega de jazz Torun Eriksen hizo lo propio en 2013 mientras que en 2019 se sumó a este listado la cantautora estadounidense de indie-folk Courtney Marie Andrews.