¿Por qué la comida tex-mex es la estrella de los menús para el Súpertazón?

Chili, queso y otros ingredientes se añaden a una bolsa de Fritos para hacer un tipo de pastel de Fritos en Nueva York, el 1 de agosto de 2011. (Michelle V. Agins/The New York Times)
Chili, queso y otros ingredientes se añaden a una bolsa de Fritos para hacer un tipo de pastel de Fritos en Nueva York, el 1 de agosto de 2011. (Michelle V. Agins/The New York Times)

Mientras los estadounidenses se agolpan en torno al televisor para ver a los Jefes de Kansas City y a los 49ers de San Francisco jugar en el Súpertazón de Las Vegas, mojarán papas fritas en salsa, guacamole, queso, chile y dip de siete capas. Devorarán poppers de jalapeño y pastel de Fritos mientras las cámaras panean entre anotaciones y Taylor Swift.

Las botanas son casi tan importantes como el partido. Y muchos de las favoritas tienen sus raíces en una de las gastronomías más populares del país: la comida tex-mex. En el último siglo, estos platillos y aperitivos se han extendido por todo Estados Unidos gracias a una inteligente mercadotecnia alimentaria, a la expansión de la producción y la distribución, así como a su exquisitez.

Muchos de estos alimentos, como el chili y las enchiladas, eran básicos en la cocina casera de los nativos americanos y los mexicoestadounidenses a lo largo de la frontera de Texas. A finales del siglo XIX y durante todo el XX, estas recetas se adaptaron a los gustos imperantes, explicó Adán Medrano, autor de varios libros de cocina, entre ellos “Truly Texas Mexican: A Native Culinary Heritage in Recipes”.

“La comida tex-mex es un invento anglosajón creado por anglosajones para anglosajones”, afirmó. “Es una imitación de la comida texanomexicana”.

Por ejemplo, los nachos fueron creados por Ignacio Anaya (su apodo era Nacho) en la década de 1940 en un restaurante de Piedras Negras, México, cuando horneó totopos con queso y los cubrió con jalapeños para unas mujeres que pidieron comida cuando su restaurante estaba a punto de cerrar, dijo Medrano. Anaya se inspiró en las quesadillas que le hacía su tía con tortillas de maíz.

Pero los nachos que conocemos hoy, con montones de queso amarillo emulsionado y caliente, fueron popularizados por Frank Liberto, que los sirvió por primera vez en un partido de béisbol de los Rangers de Texas en 1976, dijo Medrano.

Pastel de Fritos. Estilista de alimentos: Simon Andrews. (Christopher Testani/The New York Times)
Pastel de Fritos. Estilista de alimentos: Simon Andrews. (Christopher Testani/The New York Times)

Lo más probable es que los Fritos fueran inventados en los años 30 por Gustavo Olguín, que puso un anuncio en el San Antonio Express en 1932, con la esperanza de vender su negocio de frituras de maíz. El empresario Charles Elmer Doolin lo compró por 100 dólares.

En 1939, la empresa publicó “Fritos Book of Recipes”, que mostraba diversas formas de utilizar las frituras, explicó Christina Ward, autora de varios libros, entre ellos “American Advertising Cookbooks: How Corporations Taught Us to Love Spam, Bananas and Jell-O”. Dijo que varias recetas “incluyen Fritos como parte del platillo o sugerencias de menú como servir un tazón de Fritos”. Doolin acabó asociándose con H. W. Lay & Co. en 1945, y en 1961 las empresas se fusionaron para formar Frito-Lay.

Ro-Tel —que vendió más de 5 millones de sus latas durante el Súpertazón del año pasado, frente a unos 3 millones en una semana normal— empezó a imprimir recetas de chili con queso en el reverso de los envases en 1949, según Ward. Las recetas impresas en estas latas y en las de otras empresas eran a menudo atajos de otras más tradicionales y les enseñaron a los estadounidenses a incorporar alimentos procesados en sus comidas. En 1988, Ro-Tel y Kraft se convirtieron en socios de mercadeo y anunciaron un queso hecho con Velveeta y los tomates y chiles en cubitos de Ro-Tel.

Los quesos estadounidenses empezaron a usarse con más frecuencia en la cocina tex-mex en la década de 1980, cuando el gobierno federal distribuyó un queso similar al Velveeta, según explicó Richard Flores a Robb Walsh, autor de libros de cocina, en una entrevista. La madre de Flores utilizaba el queso en las enchiladas.

A medida que crecía la popularidad del fútbol americano, también lo hacía el consumo de estos alimentos procesados, promocionados en anuncios de televisión que acabaron convirtiéndose en parte esencial de todo Súpertazón. “Se ha convertido en un acontecimiento cultural en el que la gente busca entretenerse con las empresas y los productos corporativos”, afirmó Ward.

Los platillos como el pastel de Fritos despegaron gracias a la conexión de este aperitivo con el fútbol americano en las preparatorias de Texas, afirmó Walsh, autor de varios libros de cocina, entre ellos “The Tex-Mex Cookbook: A History in Recipes and Photos”. Los puestos de comida ya vendían aderezos para perritos calientes, como chile, jalapeños, cebolla y queso, así que empezaron a ponerlos dentro de bolsas de Frito. Los llamaron “tacos ambulantes”.

Los orígenes del pastel de Fritos son objeto de debate. Algunos dicen que Daisy Doolin, la madre del magnate de los Fritos, es la creadora. Otros creen que se inventó en una tienda Woolworth de Santa Fe, Nuevo México, en la década de 1960, aunque ya se había publicado una receta en un libro de cocina de Texas en 1949. Sea como fuere, el pastel de Fritos es muy apreciado en el Estado de la Estrella Solitaria.

“Es parte de crecer en Texas”, contó Tom Micklethwait, propietario de Micklethwait Craft Meats BBQ and Catering, en Austin. Micklethwait incluyó el pastel en el menú como guarnición cuando abrió el restaurante hace más de una década; ahora, le pone chili texano con mucha carne, queso cheddar de Wisconsin, crema casera y falda de res.

El restaurante inició su propia tradición para el Súpertazón: Micklethwait prepara bandejas de pastel de Fritos para que sus empleados se lo lleven a casa.

“Nunca pasa de moda”, aseguró.

—RECETA:

Pastel de Fritos

Por Kia Damon

Ni nachos ni pastel, este reconfortante guiso es una delicia crujiente y con sabor a queso que se cree que tiene sus raíces tanto en Texas como en Nuevo México. En su forma más clásica (y algunos dirían que la mejor), una bolsita de frituras de maíz Fritos se corta por la mitad, se coloca en un barquito de papel y se amontona con chile, cubierto con queso, cebolla picada, jalapeños encurtidos, crema agria y pico de gallo, y luego se come con un tenedor de plástico. (A menudo se le llama “taco ambulante”, porque se come sobre la marcha, en eventos deportivos y ferias). Esta versión está adaptada para alimentar a una multitud: los Fritos, el queso cheddar y el chili (hecho con carne molida, frijoles pintos, condimento para tacos y salsa para enchiladas) se colocan en capas en una cazuela, se hornean y se cubren con un frenesí de divertidos ingredientes. Para que sea lo más crujiente posible, guarda una taza de Fritos para añadirlos mientras comes.

Rinde: 6 a 8 porciones

Tiempo total: 45 minutos

Ingredientes:

1 cucharada de aceite de oliva o vegetal

450 gramos de carne de res molida, preferiblemente con un 20 por ciento de grasa

1 cebolla amarilla mediana, cortada en cubitos

1 paquete (1 onza/28 gramos) de condimento para tacos (o 3 cucharadas de un condimento casero para tacos)

2 latas (15 onzas/425 gramos) de frijoles pintos, escurridos y enjuagados

1 lata (19 onzas/560 mililitros) de salsa roja para enchiladas (o 2 1/2 tazas de salsa para enchiladas casera)

2 paquetes (9 onzas/255 gramos) o 1 paquete (18 onzas/510 gramos) de Fritos, 1 taza reservada para servir (de 8 a 10 tazas en total)

8 onzas de queso Cheddar rallado (unas 2 tazas)

Cebolla blanca picada, cebolletas en rodajas, jalapeños en escabeche, crema agria o pico de gallo, o una combinación, para servir (opcional)

Preparación:

1. Calienta el horno a 200 grados Celsius. Engrasa un molde para hornear de 22 por 33 centímetros con aceite en aerosol.

2. En una olla grande o sartén de hierro, calienta el aceite a fuego medio-alto. Añade la carne y la cebolla; desmenuza la carne con una cuchara de madera. Sofríe, removiendo de vez en cuando, hasta que la carne esté dorada y la cebolla transparente, de 8 a 10 minutos. Baja el fuego si la carne se dora demasiado rápido.
3. Espolvorea el condimento para tacos sobre la mezcla de carne y vierte 3/4 de taza de agua; mezcla bien. Deja hervir a fuego lento y cuece hasta que el líquido espese y cubra la sartén; ve raspando los trozos dorados, de 2 a 3 minutos. Añade los frijoles y la salsa paras enchilada; revuelve hasta que se mezclen. Deja cocer a fuego lento durante 5 minutos.

4. Monta el pastel: Esparce la mitad de los Fritos en la fuente de horno preparada, seguidos de la mitad del queso cheddar. Cubre con todo el relleno de carne. Por último, añade los Fritos restantes (menos la taza reservada) y el cheddar.

5. Hornea hasta que el queso esté derretido y burbujeante, de 7 a 10 minutos. Deja reposar durante 5 minutos y, a continuación, añade los ingredientes que desees al platillo o sirve con una cuchara en tazones individuales y pide a los comensales que lo hagan a su gusto. Si lo deseas, añade los Fritos reservados para que quede más crujiente.

c.2024 The New York Times Company