Yahoo Estilo La clave para llevar el animal print sin parecer hortera
La línea que separa la elegancia de la vulgaridad si hablamos de animal print es muy fina. Demasiado fina. Por eso siempre es conveniente recordar aquello que hay que tener en cuenta para quedarse en el lado que a cada uno le interese. Sobre todo esta temporada en la que las calles prometen transformarse en un auténtico safari a juzgar por lo que han dictaminado las diferentes firmas a través de sus colecciones.
Además, ni siquiera podemos afirmar que haya predilección por una especie o por otra porque todas valen, desde el leopardo hasta el tigre pasando por la cebra, la vaca o la serpiente. Su influencia es tal que la ferocidad se ha manifestado de diversas maneras sobre las pasarelas y ahora en las tiendas se ha replicado la fórmula para convencernos de lo buena idea que puede ser sacar nuestro lado más salvaje.
La cuestión, como decíamos, es saber bien cómo hacerlo. Vaya por delante que no hay una forma errónea de llevar el animal print, todo es cuestión de actitud. Pero sí que es cierto que para que el resultado sea bueno es importante poner el foco en su correcta integración en el armario y a eso ayuda hacerlo de manera gradual. Poco a poco, con pequeñas píldoras es imposible fallar. Un bolso, unos zapatos o un pañuelo con el dibujo de la piel de alguna fiera sobre un look completamente negro es un recurso sencillísimo perfecto para iniciadas –el total black siempre al rescate-.
¿Quieres ir un paso más allá? Prueba con una prenda de estampado salvaje y combínala con otras lisas en la misma gama cromática de las manchas del animal elegido. Un vestido con dibujo del deseado leopardo y una chaqueta marrón chocolate, un pantalón blanco con una camisa que evoca la piel de la cebra o una falda en clave tigresa con un jersey de punto marrón pueden servirte de ejemplos. Los tonos cálidos ayudan a que el mix empaste bien y quedará de lo más armónico.
Un paso más es meter en la ecuación una tonalidad completamente diferente como, por ejemplo, una pastel. Aunque al leerlo te cueste imaginarlo, piensa que un verde, un amarillo o un rosa en sus variantes más suaves pueden ser perfectos compañeros de un estilismo en el que el estampado animal es el protagonista precisamente porque es capaz de rebajar intensidad de un plumazo.
Hay más escalones que se pueden ir subiendo sin por ello rendirse ante el caos visual. El siguiente, de hecho, es el que más cuesta alcanzar, que es el de mezclar este estampado con otros diferentes. Con flores, con cuadros, con rayas, con paisley, con motivos pictóricos... aquí sí que te mueves sobre un delgadísimo hilo porque puede ser tan genial como catatrófico. El secreto para que ocurra lo primero y no lo segundo es guiarse por la misma base de color, es decir, buscar dos dibujos en los que la tonalidad predominante sea la misma.
El reto máximo es el de mezclar animal print... con animal print. Aquí la cosa se complica porque ir de pies a cabeza con estampado de serpiente puede ser fácil puesto que es el dibujo más discreto pero, ¿qué ocurre si tu favorito es el de leopardo? En este caso hay que tratar de buscar o bien el dibujo exacto –el cual solo vas a encontrarlo si es un conjunto pensado como tal de una misma firma, de lo contrario es bastante difícil que sea idéntico– o bien uno de diferente tamaño. Jugar con el efecto tridimensional siempre ayuda.
Con esta cima alcanzada el dominio del estampado animal es total por lo que solo es cuestión de elegir bien la prenda en sí –cuando menos ajustada y de tejido menos artificial, mejor– y encontrar el momento adecuado. Solo así se consigue la excelencia.
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