La moda reinventa el chaleco de sastrería y lo catapulta

En este modo boomerang en el que se mueven las tendencias hemos asistido en los últimos tiempos al regreso de los chalecos. Primero fueron los de punto los que, alejados por completo de anteriores referencias como son las del vestuario de nuestros abuelos, cogieron un sorprendente impulso que les aupó hasta nuestro armario. Se reinventaron a base de color y pasaron a ser una pieza fundamental para ir a la última. Después serían los acolchados los que se asentaron como un modo más de abrigo durante la época del otoño-invierno. Y, ahora, los que han cobrado esa misma fuerza son los que vienen directamente del universo de la sastrería.

Los diseños clásicos de hilera de botones en el centro y su correspondiente tira de ajuste en la espalda han tomado el relevo en la moda de hoy en día y eso ha hecho que sean muchas las firmas las que han incluido en sus colecciones este tipo de modelos en fórmulas muy distintas. ¿Y en qué se ha traducido esto? En la aparición de esta pieza en todo tipo de estilismos.

Didi Stone con chaleco de vestir estampado (Photo by Edward Berthelot/Getty Images)
Didi Stone con chaleco de vestir estampado (Photo by Edward Berthelot/Getty Images)

Para ser honestas, no ha sido una creatividad excesiva la que se ha visto en torno al uso de esta prenda. No son tantas las maneras de llevar el chaleco de vestir con las que nos hemos encontrado, pero no por ello deja de merecer la pena su inversión puesto que el resultado final siempre es interesante.

Para resumir las fórmulas más utilizadas situaremos en el número una la más orgánica, es decir, para la que supuestamente ha sido concebido, que no es otra que la de ejercer de tercera pata de un traje tradicional. Esto es, una capa intermedia entre la camisa y la blazer que acompaña al pantalón a juego. Aquí no hay mayor misterio que el de la elección más adecuada del traje y la de la blusa puesto que no son si quiera necesarios accesorios o adornos de más.

Otra forma de utilizar el chaleco de vestir es a modo de top, lo que significa que ha de estar perfectamente abotonado para ejercer esta función. Aquí de nuevo es con un pantalón de pinzas como mejor queda, sumando aún más puntos si este es ancho y extralargo para que el juego de volúmenes que establece que sea amplio por abajo y ajustado por arriba sea más evidente.

Angela Gonzalez con chaleco de vestir y pantalón a juego (Photo by Edward Berthelot/Getty Images)
Angela Gonzalez con chaleco de vestir y pantalón a juego (Photo by Edward Berthelot/Getty Images)

No hemos mencionado aún que, aunque en cuestiones de diseño haya alternativas de lo más variopintas, la baza más clara es la que opta por este en modo minimalista, de líneas sencillas, en tonos neutros y del corte exacto para que no sea demasiado grande, de modo que quede perfectamente encajado en la zona de los hombros y largo hasta la altura de la cintura, aproximadamente.

Hay que pensar que es cerrado como las prescriptoras de estilo defienden en su mayoría el uso del chaleco, por lo tanto no parece tener demasiado cabida abierto sobre una camiseta estampada por mucho que en los 2000 se llevara. Sí lo hace en cambio abierto con una blusa cuando ambas piezas tienen en la moda de la década de los 70 el espejo en el que mirarse.

Look con chaleco azul largo (Photo by Edward Berthelot/Getty Images)
Look con chaleco azul largo (Photo by Edward Berthelot/Getty Images)

¿Qué ocurre, por lo tanto, con la versión larga del chaleco? En ese caso lo mejor es concebirlo como una especie de blazer para el verano. Aquí sí puedes permitirse lucirlo sobre una camiseta, sobre un crop top o sobre una camisa es acierto asegurado. Y, para las más atrevidas, nada como abotonarlo por completo y pensar en él como un vestido. Imposible fallar.

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