Complejo de víctima: así son los rasgos de personalidad de quienes lo tienen
‘Siempre va de víctima’. Tal vez te has encontrado con personas que podrías calificar así, pues casi siempre se ponen en ese lugar. “El complejo de víctima de manera continuada es un rasgo de la personalidad de aquellas personas que creen que son víctimas de las acciones perjudiciales de los demás, de las situaciones que les ocurren en la vida e incluso de mala suerte que tienen”, nos anticipa Rebeca Cáceres Alfonso, doctora en Psicología y psicóloga sanitaria, directora de Tribeca Psicólogos, que nos detalla que estas personas se sienten como mártires, ya que se ven sufriendo siempre ante las distintas circunstancias y sienten que los demás les hacen de menos y les dañan. “A pesar de que acomodarse en ese rol lleva implícito sufrimiento suele ser para estas personas más cómodo vivir así que asumir responsabilidades que le dan miedo o errores que le trasladarían a una culpa que no se ven capaces de reconocer ni asumir”, apunta.
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¿Cuáles son las causas que llevan a que aparezca este complejo?
Le preguntamos a la psicóloga cuáles son los motivos que pueden llegar a influir en que aparezca este complejo de víctima. “Las causas para que una persona ‘elija’ el sufrimiento como modo de vida suelen estar en vivencias traumáticas de la infancia. Seguramente, fueron personas que aprendieron que el victimismo era una manera de relacionarse a través de la cual obtenían beneficios: atención, compasión, protección. El problema de este mecanismo defensivo, como todos, llevado al modo de vida adulta de una persona es que el mundo que viven ahora ya no es el mismo que antes cuando necesitó esa defensa. La persona erróneamente sigue en ese patrón que lo único que provoca actualmente en los otros es rechazo y en ella misma provoca sentimientos de soledad, aislamiento, resentimiento y sobre todo sufrimiento continuado”, apunta.
¿Hay personas con más posibilidades de padecerlo?
En opinión de Rebeca Cáceres, probablemente las personas que alguna vez en la vida, preferiblemente en la infancia, han obtenido beneficio del patrón de víctima. “Sin embargo, también he de decir que haber tenido esta situación no es condición sine qua non para tener que vivir la vida con complejo de víctimas. Las personas con ganas de crecer, de cambiar, que son flexibles y que son curiosas tenderán a llevar una vida más introspectiva, serán conscientes de todo ello y encontrarán formas de desactivar este patrón”, nos comenta.
Cómo detectar que otra persona se está haciendo la víctima
La psicóloga nos detalla características comunes a personas con complejo de víctima podrían ser las siguientes:
Sufrimiento continuado. Estas personas creen que son invisibles para los demás, que nadie les ayuda, no les valoran y cualquier situación, sobre todo relacionada con responsabilidades, sienten que es motivo de sufrimiento.
Sienten que su vida es sacrificada. Sienten que tienen que hacer un gran sacrificio ante las diversas situaciones de su vida y lejos de pedir ayuda, se suelen sobrecargar más para acomodar su pensamiento de víctima a la situación externa que viven. Además de ello, la ayuda de los demás la rechazan, la ven como un problema más y sienten que nadie les entiende ni está a la “altura” de lo que ellos esperan.
Sienten que su vida está dedicada a los demás y no tienen vida propia. Entran en bucle con pensamientos tóxicos al sentir que son personas entregadas a los demás y que, sin embargo, no hacen nada por ellos mismos. Tienen distorsionada la realidad porque a cualquier tarea “normal” dentro de las relaciones la sienten como estar dedicado al otro y abandonarse ellos, en lugar de entender que en las relaciones cercanas hay actos de servicio recíprocos.
Insatisfacción continua. Podríamos decir que están “abonados” al sufrimiento. No hay nada que les haga sentir completamente bien. No están acostumbrados a vivir en un estado de satisfacción porque sienten que algo les falta y creen que lo que imaginan siempre es mejor que lo que viven. El problema es que no van a por lo que imaginan o que cuando lo tienen ya no les sirve porque no era “tan bueno” como lo habían proyectado en su mente. Vuelven de nuevo a su espiral que tiene de base el sufrimiento.
Resentimiento. Estas personas suelen vivir enfadadas con las personas de su entorno cercano o promover conflictos de manera frecuente porque sienten que no les valoran, que no les reconocen y que les abandonan dejándoles solas ante las circunstancias que viven.
Soledad. Tienen una sensación de soledad constante porque creen que nadie les entiende, ni les valora, ni les ayuda y además siempre tienen unas expectativas tan irrealistas sobre los demás que nadie está a su “altura” y acaban estando solos.
¿Puede llegar a ser complicada la convivencia con estas personas?
La psicóloga tiene claro que la convivencia con una persona con complejo de víctima es muy complicada, por los siguientes motivos:
Tienden a culpabilizar a los demás de sus situaciones.
No ponen límites y se ponen en situaciones que les hacen ser muy vulnerables.
Rechazan la ayuda de los demás. Suelen cansar al otro porque solo ve problemas de los que se queja y las soluciones las convierte en problemas para seguir siendo el centro de atención y tener justificación para su vida de sufrimiento.
Cuando intentas ayudarles, intentan hacerte corresponsable de las situaciones y pedirte demasiado. Es importante ponerles límites para que sepan que puedes ayudarles, pero no ser corresponsable de sus situaciones ni mucho menos de su vida.
Cuando les pones límites suelen sentirse traicionados y decepcionados.
Tienden a estar resentidos con el otro y a buscar el conflicto por su insatisfacción constante.
No se alegran de los aspectos positivos que les pasen a otros y tenderán a criticarles duramente y a despreciar los logros de otros basándolos en la suerte, en el “amiguismo” y en definitiva en todo lo opuesto de la meritocracia y el esfuerzo que es lo que hace conseguir retos. Las personas con complejo de víctima sienten que no tienen méritos, tienen autoestima baja y no se ven capaces de esforzarse para llegar a retos. No les gustan los retos.
Tienden a tener relaciones muy intensas a la vez que muy breves. Raramente tienen un círculo social que se mantenga en el tiempo porque son críticos, son pesimistas, suelen ser egoístas porque sienten que ellos son los que peor están y tienen que ser escuchados y puestos siempre en el centro…
La queja constante, la crítica y el sufrimiento son protagonistas de sus relaciones.
No se responsabilizan de sus acciones ni reconocen su culpa o sus errores, lo que dificulta las relaciones.
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Consejos para superar el complejo
¿Qué consejos daría la psicóloga a una persona para que supere este complejo? La experta pone el matiz entre casos más leves y más complejos. En casos leves que son aquellos en los que alguien se victimiza de vez en cuando y entran en bucle:
Ser conscientes de lo que les ocurre. Están entrando en bucle y filtrando el mundo en negativo.
Cambio del pensamiento negativo y circular. Ese pensamiento de víctima lo que hace es que perdamos el margen de acción y por ende de solución ante los problemas.
Expresión de emociones. Pueden reconocerse y expresar las emociones a los demás. Importante expresar el miedo y la culpa que son dos de las emociones que predominan debajo del pensamiento de víctima.
Búsqueda de apoyo social. Es importante que la búsqueda de ayuda en los otros no esté centrada en la queja constante sino en las ganas y también quizás la desorientación al llevar a cabo una solución y no saber cómo hacerlo.
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“En casos en los que la sensación de víctima y el victimismo forma parte de la vida de una persona porque es más un rasgo de personalidad o un patrón defensivo deben buscar ayuda profesional, psicoterapia concretamente. Hay que entender bien por qué se desarrolla este patrón, su funcionamiento, la vida actual de la persona y trabajar con ella para que vea todo esto y que en este momento como adulto tiene otras posibilidades y recursos que le pueden funcionar en la vida. Lo que pasa con las defensas es que funcionaron en aquel momento, pero ahora como adultos traen problemas. Es algo complejo de trabajar para lo que claramente se requiere psicoterapia”, concluye.