Conjuntivitis vírica: las consecuencias del frío y el invierno en tu ojos

El <a href="https://es.vida-estilo.yahoo.com/causas-picor-pies-104456304.html" data-ylk="slk:picor;elm:context_link;itc:0;sec:content-canvas;outcm:mb_qualified_link;_E:mb_qualified_link;ct:story;" class="link  yahoo-link">picor</a> y los ojos rojos son los síntomas más reconocibles de la conjuntivitis. (Foto: Getty)
El picor y los ojos rojos son los síntomas más reconocibles de la conjuntivitis. (Foto: Getty)

Inmersos en una de las olas de frío más fuertes de los últimos años, que está afectando a la gran mayoría del territorio nacional, son muchas las recomendaciones que nos llegan para evitar las enfermedades y virus más comunes en esta época. Pero es menos común que nos hablen sobre los cuidados que debemos tener con nuestros ojos, aunque son unos de los órganos que más sufren con las bajas temperaturas.

Los ojos son muy sensibles a cualquier cambio meteorológico, sobre todo cuando hablamos de temperaturas extremas. Por esta razón, en unos días en los que, en muchas zonas hemos estado a 10º bajo cero, es importante seguir unas recomendaciones para evitar dolencias como conjuntivitis vírica, ocasionada por los mismos virus que provocan los procesos gripales, u otras molestias visuales como sequedad ocular, irritaciones, úlceras o queratoconjuntivitis. Unas inclemencias a las que se suman el viento y la lluvia que también pueden llegar a dañarlos.

La aparición de conjuntivitis en caso de Covid-19 no es frecuente, afectando a un 20 por ciento de los casos afectados aproximadamente. Los afectados pueden presentar -al principio o a lo largo de su evolución- una conjuntivitis viral en la cual el virus es transmisible a través de las lágrimas. (Foto: Getty)
La aparición de conjuntivitis en caso de Covid-19 no es frecuente, afectando a un 20 por ciento de los casos afectados aproximadamente. Los afectados pueden presentar -al principio o a lo largo de su evolución- una conjuntivitis viral en la cual el virus es transmisible a través de las lágrimas. (Foto: Getty)

El problema más común es la sequedad

Si nos encontramos en el exterior, sobre todo con temperaturas muy bajas o con mucho viento, la sequedad del ojo es incluso mayor que con el calor y supone un problema, principalmente para las personas que sufren alguna deficiencia, ya sea en la cantidad o en la calidad de la lágrima.

Y cuando estemos en un lugar cerrado, como el hogar o el trabajo, hay que tener un especial cuidado con la calefacción ya que produce una gran sequedad del ojo y provoca que éste se irrite con mayor facilidad. Para evitarlo es muy importante mantener una temperatura no demasiado alta y es recomendable el uso de lágrima artificial. "La aplicación de lágrima artificial forma una película protectora encima de la córnea, en la superficie del ojo, que permite mantenerlo siempre húmedo", explica el doctor Nabil Ragai, oftalmólogo en los hospitales USP San Camilo y USP San José, en Madrid.

Aunque la mayoría de los casos de sequedad del ojo no son graves, sí pueden llegar a ser molestos y causar infecciones posteriores. Puede provocar incapacidad de control sobre la vista o necesidad de parpadear de forma constante; se puede tener visión borrosa y se comienza a padecer queratitis e inflamaciones de la superficie ocular.

Pero el frío también es una amenaza para nuestros ojos

Aunque no lo creas, el frío tiene mucho que ver con esa sequedad, ya que las bajas temperaturas resecan la membrana mucosa que recubre el globo ocular y la córnea y nos produce una sensación de sequedad. Al mismo tiempo, las glándulas lacrimales producen menos lágrima y proporcionan menos lubricación en el ojo.

Los párpados, las pestañas y las lágrimas naturales son los principales protectores de nuestros ojos, peropueden llegar a ser insuficientes cuando nos enfrentamos a los agentes externos propios del invierno”, explica el doctor Fernando Llovet, director médico de Clínica Baviera Madrid.

Cuando exponemos a nuestros ojos al frío, este hace que se produzca menos lágrima, disminuyendo su hidratación, provocando sequedad ocular, visión borrosa, picores o quemazón”, añade el oftalmólogo.

Es entonces cuando hablamos de conjuntivitis, un trastorno que causa inflamación o infección de la conjuntiva del ojo, que es la membrana mucosa y transparente que recubre el interior del párpado y la esclera (parte blanca del ojo). Se trata de una de las patologías oftalmológicas más frecuentes, tanto en adultos como en niños, y raramente implican gravedad.

En el caso de la conjuntivitis vírica, el agente etiológico es un virus, como los de algunos catarros de vías respiratorias. Pueden estar afectados uno o ambos ojos y es altamente contagiosa, pudiendo propagarse por la tos o estornudos y por contacto.

No hay que confundirla con la conjuntivitis alérgica

Este tipo de conjuntivitis va acompañada de otros síntomas extraoculares como el picor nasal o en la zona posterior del paladar; no es contagiosa ya que está ocasionada por alérgenos oculares como el polen o el polvo. Por tanto, puede ser estacional (polen) o aparecer en brotes durante todo el año.

Es vírica cuando provoca inflamaciones y el síntoma es similar "a si tuviésemos arenilla en los ojos", explica el doctor José Lamarca, oftalmólogo del Centro de Oftalmología Barraquer. Y va acompañada de fiebre y molestias en las amígdalas. También se puede sufrir irritación, fotofobia y secreción acuosa.

También puede ser una manifestación del Covid

Aunque la conjuntivitis es una manifestación de la enfermedad SARS-CoV-2, es un síntoma poco frecuente. La conjuntivitis del coronavirus es de tipo ‘folicular’, semejante a la que presentan otras conjuntivitis virales. Se presenta con ojo rojo, lagrimeo, leve molestia ocular sin dolor y no tiene legañas. El cuadro clínico es bilateral y no grave.

La American Academy of Ophthalmology (AAO) explica que la conjuntivitis folicular del coronavirus se produce por el contacto de la conjuntiva con aerosoles o a través del contacto con las manos.

Asimismo, a través de la conjuntiva, el virus puede llegar a la circulación general del paciente, puesto que la conjuntiva es una gran esponja que absorbe los gérmenes, y en este caso, el virus la penetra con facilidad infectando a la persona.

Las conjuntivitis víricas dependiendo de la cepa de virus pueden presentar síntomas con duración variada. El periodo de contagio de la conjuntivitis vírica oscila entre 7-14 días.

Los síntomas más reconocibles

El diagnóstico de las conjuntivitis se basa en los siguientes síntomas y en los antecedentes del paciente (por ejemplo, contacto con personas previamente enfermas o con alérgenos o medicamentos tópicos que puedan causarlas):

- Enrojecimiento ocular.

- Leve fotofobia.

- Sensación de arenilla o cuerpo extraño bajo el párpado y lagrimeo que actúa como medida de defensa intentando lavar la conjuntiva y arrastrar los agentes nocivos.

- Secreción conjuntival. Los párpados y pestañas pueden llegar a pegarse cuando las secreciones se secan, formando una especie de costra.

Los cuidados para prevenir dolencias oculares típicas del invierno

Para prevenir y mitigar las consecuencias de la exposición de nuestros ojos al frío, a la calefacción, al aire y al sol del invierno es aconsejable:

  1. Aumentar el parpadeo. Incrementar el parpadeo favorece la producción de lágrimas de una forma natural, lo que nos ayudará a evitar la sequedad y con ello lesiones oculares.

  2. Incrementar la hidratación. En caso de que no consigamos producir las suficientes lágrimas de forma natural, es conveniente contar con lágrimas artificiales para preservar la humedad de la zona ocular.

  3. Evitar frotar los ojos. Si el viento, u otro agente, provoca que nos entre un cuerpo extraño debemos evitar frotar, lo mejor es lavarlo con suero fisiológico e intentar retirarlo con el máximo cuidado. En caso de que permanezca, es conveniente acudir a un especialista.

  4. Utilizar gafas de sol. Las gafas del sol nos protegerán tanto del viento, que provoca que la lágrima se evapore de forma rápida y pueda introducir cuerpos extraños, como de los rayos UV ya que nos encontramos en una época con el sol más bajo y una exposición ultravioleta mayor. Si nos encontramos en una zona con nieve, nos permitirá evitar los tan molestos reflejos.

  5. Humificadores en el hogar. En una época en la que en los interiores de los hogares presentan ambientes más secos y con altas temperaturas por las calefacciones, es recomendable contar con humificadores que puedan crear un ambiente más saludable y confortable.

  6. Cuidar la alimentación. Una alimentación basada en frutas, verduras, alimentos ricos en omega-3 y ácidos grasos, puede contribuir a mitigar el síndrome del ojo seco.

En adultos, la principal causa de las conjuntivitis son los virus. Por eso, el tratamiento se suele centrar en medidas de soporte, como paños fríos y lavados frecuentes con suero. (Foto: Getty)
En adultos, la principal causa de las conjuntivitis son los virus. Por eso, el tratamiento se suele centrar en medidas de soporte, como paños fríos y lavados frecuentes con suero. (Foto: Getty)

Pero en caso de presentar sintomatología como puede ser enrojecimiento, inflamación de párpados, fotosensibilidad, cefalea, excesivo lagrimeo, visión borrosa… lo más conveniente es consultar inmediatamente con un especialista oftalmológico que pueda evaluar el daño y determinar el tratamiento a seguir más adecuado.

Más historias que pueden interesarte:

Conjuntivitis alérgica, el efecto colateral del desconfinamiento

Así puedes prevenir la fatiga ocular en el trabajo

Vista cansada: qué pasa cuando el ojo se hace mayor

¿Qué le pasa a tus ojos cuando reduces el número de parpadeos por minuto?