El momento más conmovedor en la boda de Irene Villa: su padre recuerda el atentado terrorista

Irene Villa con su padre en el día de su boda
(Javier Alonso)

La boda de Irene Villa con el coach David Serrato, celebrada el pasado 21 de septiembre en el Monasterio de Santa María de La Vid (Burgos), estuvo repleta de momentos emotivos. Incluso, antes de la llegada de la novia al altar. Mientras se terminaba de arreglar con su familia, la periodista y deportista de esquí adaptado reflexionó sobre la importancia de tener a los tuyos en un día tan especial.

Por ejemplo, Irene nos confesó que su padre, el extaxista Luis Alfonso Villa, había sufrido unos problemas de salud hacía unos meses. “Él podía no haber estado en la boda, porque tuvo una pancreatitis muy grave en diciembre”, nos contaba con especial emoción. “Pasó nueve días en la UCI y estuvo hospitalizado hasta febrero. Qué duro casarse sin un padre… Por eso, yo estaba estaba tan feliz”, nos añadía la protagonista.

Irene Villa con su padre en el día de su boda
Sobre estas líneas, Irene junto a sus padres, Luis Alfonso Villa y María Jesús González.

En esos instantes previos a al ceremonia, Luis Alfonso se mostraba visiblemente emocionado. Le resultaba imposible no acordarse aquel terrible día en el que ETA cambió para siempre a su familia. Nos referimos al atentado terrorista perpetrado 17 de octubre de 1991, en el madrileño barrio de Aluche, que sufrieron su hija y su exmujer, Maria Jesús, la exfuncionario de la Dirección General de la Policía. Además de sufrir daños irreversibles en su cuerpo, Irene, que entonces tenía 12 años, permaneció unos días en coma.

“Si me hubiera hecho caso el médico, ella no estaría aquí”, se lamentaba Luis Alfonso Villa, mientras era incapaz de contener las lágrimas. En ese momento, su hija no tardó en explicar aquellas duras palabras. "Tras el atentado, estuve en coma inducido y los médicos le contaron cómo estaba yo. Mi padre les dijo: ‘Dejadla en paz eterna, donde no tenga que sufrir todo lo que le espera’, recordó la novia.

Irene Villa con su padre en el día de su boda
Irene Villa con su padre en el día de su boda

IRENE: Y yo lo entiendo… ¿Cuál iba a ser la vida de una niña que jugaba al baloncesto, hacía patinaje sobre hielo y quería ser modelo? Porque yo quería ser modelo, bailarina… Y también tenía cara la tenía destrozada, aunque hoy en día sea mi seña.

—LUIS ALFONSO ¿Qué vida le iba a esperar a Irene sin pierna ni mano? Me costó un poco perdonarme…

—I: Pero eso lo dijiste para librarme a mí del dolor y quedarte tú con todo el dolor de perder a una hija… Porque que te asesinen a tu hija…

—L.A.: El otro día, mi nieto me dijo: “Si te llega a hacer caso el médico, no estaríamos aquí ni mamá ni yo” –se vuelve a secar las lágrimas con su pañuelo–.

Irene Villa con su padre en el día de su boda
Irene Villa con su padre en el día de su boda

Durante aquellos seis meses de hospitalización y sufrimiento inimaginable, Luis Alfonso Villa no se separó de su hija en ningún momento. “Entramos, en octubre en el Gómez Ulla y salimos el  mes de abril. Todo el tiempo, estuve en el hospital, para que mi hija tuviera lo mejor posible”, recordaba el padre de la novia antes de emprender el camino hacia el altar. “Vendí el taxi, vendí todo y me quedé a su vera”, terminaba de añadir.

Afortunadamente, el destino de Irene era muy distinto al que su padre llegó a pensar. La entonces preadolescente pudo salir adelante y sacar fuerzas pese a los varapalos del destino, demostrando ser todo un ejemplo de resiliencia. De ahí que la periodista y deportista de esquí adaptado haya celebrado de cada momento de la vida al máximo, como viene demostrándolo a lo largo de sus 45 años y como volvió a hacer en su emotiva boda con David Serrato el pasado fin de semana.

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