Consejos útiles para afrontar un divorcio de la forma más sana posible, según los psicólogos

pareja en crisis en la cocina de casa
(Getty Images)

Si se rompe el amor, el lazo que une emocionalmente a dos personas que se han querido, surgen momentos, sin duda complicados. Las rupturas de pareja que acaban en divorcio suelen conllevar momentos desagradables. No es un proceso fácil. Es uno de los principios de los que parten en Quemedivorcio, la plataforma digital diseñada para ofrecer un enfoque integral y personalizado a quienes pasan por un divorcio. Se trata de ofrecer soluciones prácticas y apoyo emocional para que las personas puedan recuperar su equilibrio y avanzar hacia una nueva vida. Sabemos que es un momento complejo, que deja heridas, pero hay que intentar gestionarlo de la forma más saludable posible para tratar de sufrir menos, tal y como explica Barbara Victoria Chacón Tomé, psicóloga del centro Think U Psicología, con quien hemos tenido la ocasión de hablar sobe ello.

Lo cierto es que oímos la palabra divorcio y pensamos en una experiencia negativa... ¿siempre es así?

Depende de muchos factores, pero por supuesto supone un hito importante en la vida de las personas (en general), al igual que lo es comprometerse en un matrimonio.

La ruptura de un lazo afectivo tan estrecho como el que supone un matrimonio es una experiencia compleja llena de matices que se han de tener en cuenta: por ejemplo, el motivo del divorcio, la edad de las partes, quién ha tomado la decisión, quién cuenta con más red de apoyo, personalidad de cada uno, resiliencia, historia previa, etc.

No siempre tiene que suponer una experiencia negativa, pero en términos generales, sí desagradable.

Es fundamental gestionarlo siempre desde el respeto y más, cuando hay terceras partes involucradas

¿Cuáles son las claves para que un divorcio se lleve a cabo de una forma sana?

  • La primera y fundamental es una buena intencionalidad por parte de ambos cónyuges, quienes a veces, por el final de la relación sentimental, comienzan una guerra en la que se relacionan como enemigos. Un divorcio no tiene por qué suponer olvidar lo malo y quedarte con lo bueno, ni a la inversa.

  • La segunda clave es gestionarlo siempre desde el respeto y más, cuando hay terceras partes involucradas.

  • La tercera y última (por establecer un orden), es ampliar el foco: pasar a una perspectiva más global y trascendente de nuestra vida, entendiendo que esto es una parte más del proceso vital de cada una de las partes.

mujer divorciada quitándose la alianza
(Getty Images)

¿Es habitual que tendamos a buscar culpables cuando se produce un divorcio?

Esto es común cuando alguna de las partes implicadas se ha sentido herida. Cuando percibimos una situación como dañina para nosotros (como es el caso de finalizar un matrimonio) tendemos a buscar el sentido de la situación, ubicándonos en la posición de “responsable” o “víctima”. En el segundo de los casos (víctima), señalaremos con el dedo al que consideremos como responsable de nuestro daño.

¿Piensan que en un divorcio todos salen perdiendo?

Es recurrente escuchar en los pacientes recién divorciados lo mucho que sienten que han perdido. Pero lo cierto es que esa percepción no se mantiene a lo largo del proceso del duelo por separación. Hay pérdidas, pero también muchas ganancias.

Todo depende de la forma en la que procesemos la separación y construyamos el nuevo proyecto de vida.

El divorcio puede tener un impacto profundo en las emociones, pensamientos y comportamiento de las personas involucradas

¿Cómo piensan que afecta psicológicamente el divorcio?

El divorcio puede tener un impacto profundo en las emociones, pensamientos y comportamiento de las personas involucradas. Algunos de los efectos más comunes son: sentimiento de pérdida significativa de la pareja, de los sueños y expectativas compartidas; ansiedad y estrés ante la desestabilización de la “realidad previa”; desajustes de autoestima, sentimientos de tristeza profunda, falta de motivación, sentimientos de soledad, etc.

¿Cuánto tiempo se suele tardar en sanar la herida tras un divorcio?

El tiempo de reparación varía mucho según la persona, pero hay ciertos factores que influyen, como la duración de la relación, las circunstancias del divorcio y el nivel de apoyo emocional disponible.

En términos generales se habla de entre 1 y 3 años hasta lograr un nivel de estabilidad emocional previo, aunque ha de tenerse en cuenta que todo dependerá de cada persona en particular. Recordemos que el duelo no es un proceso lineal y progresar depende de trabajar activamente en el proceso de transformación que supone, sin juzgarlo.

¿Es posible salir reforzado a nivel psicológico de un divorcio?

Sí, si se consigue entender la separación como una oportunidad y no como un castigo. Muchas personas logran salir del divorcio fortalecidas psicológicamente ya que el duelo supone la obligación de adaptarse a una situación nueva.

En ese proceso de adaptación obligada, las personas han de enfrentarse a una transformación, y si se hace de forma correcta, supone un crecimiento personal que aporta un fortalecimiento de la resiliencia (aprender a gestionar las adversidades).

¿Qué consejos de psicólogo o estrategias pueden sernos útiles para afrontar un divorcio de la forma más sana posible?

En las fases iniciales del divorcio es imprescindible buscar apoyo emocional, hablar con amigos y familiares, evitar el aislamiento. Es importante aceptar y validar tus emociones, permítete sentirlas sin juzgarlas, el proceso es largo y natural. Si las emociones te desbordan y no sabes qué hacer con ellas, acude a un profesional y busca terapia psicológica, donde puedas aprender herramientas para regular tus emociones y no se conviertan en tus enemigas.

Ponte en valor, cuida de tu salud física, y encuentra en el deporte un aliado para sentirte mejor desde dentro (las famosas endorfinas). Es una oportunidad perfecta para proponerte nuevos retos personales poniendo el foco en ti.

Trabaja en la comunicación si hay hijos involucrados, prioriza su bienestar y de nuevo, busca ayuda profesional si encuentras dificultades para establecer una crianza compartida saludable.