Sophie Turner saliendo de fiesta postdivorcio o por qué cambiar la idea sobre gestionar el duelo

Hay un factor que me ha llamado la atención este verano: el número de parejas famosas que generan hype (es decir, que provocan exageradas emociones) que han roto y la cantidad de personas de renombre que han fallecido. Puede que, al haber pasado más tiempo en casa que de costumbre y en lugar de distraerme y disfrutar de la temporada como se supone que debía haber hecho (playa, cenas en la playa o festivales de música ), me haya fijado mucho más en la parrilla mediática que ha copado la mayoría de los titulares de las noticias. De la polémica ruptura de Rauw Alejandro y Rosalía, pasando por el divorcio de Sophie Turner y Joe Jonas, hasta llegar a la triste despedida que le hemos dado a dos grandes mujeres de nuestra historia televisiva, María Teresa Campos y María Jiménez. La que se suponía que debería haber sido la temporada más alegre del año, nos ha servido noticias que nos gustaría haber no leído. Sin embargo, si estas sorpresas nos han emocionado, lo cierto es que las informaciones han terminado de hacerse todavía más virales por los desafortunados comentarios de internautas que, en lugar de guardar el respeto debido, han optado por criticar la manera de transitar el duelo de cada uno de los afectados.

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Cómo transitar el duelo
Cómo transitar el duelo

-Qué es el duelo genético y cómo superarlo

Gretel Barreiro, psicóloga general y psicoterapeuta psicoanalítica contemporánea, y advisor en Mential (www.mential.io) nos ayuda a descifrar lo que entendemos como duelo: “A lo largo de la vida todos sufrimos pérdidas, traumas y conflictos. La vida está intrínsecamente unida con la pérdida, y toda perdida emocionalmente vivida pone en marcha los procesos psicológicos del duelo”. Para entender mejor el concepto, detalla más: “Si pensamos en duelo, quizás lo primero que nos viene a la mente es la muerte de un ser querido, o quizás alguna ruptura amorosa. Sin embargo, los procesos de duelo también pueden aparecer ante la pérdida de ideales, de oportunidades, o de algún trabajo. Si lo pensamos desde las fases del ciclo vital, efectivamente desde el nacimiento, como la primera separación dolorosa del vientre de mamá, hasta como padres y madres, con el propio proceso de crecimiento de nuestros hijos, que también conlleva un duelo. Todas las pequeñas o grandes separaciones que vamos viviendo nos recuerdan la transitoriedad de todo vínculo”.

Si lo piensas es posible que a tu alrededor te hayas encontrado algún caso en el que no entendieras el por qué alguien cercano a ti no ha reaccionado como tú esperabas ante una situación trágica o triste. Es lo que Gretel Barreiro define como duelo retardado o congelado. “Es ese que está inhibido o pospuesto. A quiénes lo sufren, a pesar de que sientan mucho dolor, les cuesta dar signos de afectación y sienten mucha dificultad en expresar sus emociones”. Puede que incluso seas tú mismo el que se ha sorprendido con su respuesta ante una circunstancia trágica o dolorosa y que, en un momento en el que se supone que deberías mostrarte apenado, tu imagen de puertas afuera refleje lo contrario.

Según la psicóloga, que no todos actuemos igual es un hecho completamente normal: “Se tiende a pensar que la vivencia del duelo es universal, sin embargo, las experiencias pasadas, la cultura, la personalidad del individuo, y la calidad de los vínculos facilitarán sentimientos o moldearán de manera individual la respuesta ante del duelo de cada persona”. De hecho, tal y como nos explica, transitar un duelo es como subirse a una montaña rusa: “Pueden haber momentos de sube y baja, en donde existen días que estarán llenos de turbulencia afectiva en donde predomina la pena, tristeza profunda, culpa, o incluso olvidar la pérdida. También pueden haber días de shock o desesperanza en la cual predomina la tristeza y la pena; y/o puede predominar la revinculación con el mundo externo. Todo esto tiene sus tiempos, ritmos y períodos, y es único para cada persona”.

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Cómo transitar el duelo
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¿Solo hay una manera correcta de transitar el duelo?

Cuando Sophie Turner salió de fiesta tras anunciarse, tan solo, los rumores de su divorcio fueron muchos los usuarios de Internet que la criticaron por divertirse o, al menos, por tratar de buscar disfrute. Muchos otros le llamaron “mala madre”. Por otro motivo diferente, también Alejandra Rubio, la nieta de la periodista María Teresa Campos, comentó públicamente en televisión haber sido juzgada por asistir a eventos de trabajo una semana después de la muerte de su abuela. Incluso, otras mujeres que fueron enormemente exitosas por vender su despecho, como Shakira, tampoco salieron ilesas ante los comentarios de los internautas en redes sociales. Cuando una persona muestra transitar el duelo de una manera poco atípica o alejada de la construcción social que hemos creado en torno a su gestión emocional, le llueven los juicios. Más aún si hablamos de mujeres, comúnmente asociadas a ese ideal de vulnerabilidad y melancolía que todavía impera sobre su imagen y conducta.

Sobre este tema también nos habla la psicóloga general sanitaria, neuropsicóloga, experta en salud femenina y coordinadora clínica de Mential, María Domínguez: “Tendemos a asumir que un duelo, por tradición cultural, debe ir asociado a una profunda tristeza e incluso a actos que la visibilicen, como la tradición de vestir de negro cuando alguien fallece. No hacerlo se podría considerar como una falta de respeto hacia la persona que ya no está. De forma similar, cuando en una ruptura una de las partes se sale del comportamiento que tenemos asociado socialmente a la tristeza, nos cuesta comprenderlo”. Insiste también en la importancia de tener en cuenta que no todas las apariencias son veraces: “La manera en que la persona interpreta y vive ese duelo, y cómo imagina su futuro hará que gestione y lo exprese de una forma u otra. Eso no podemos saberlo. Solo juzgamos lo que vemos: su comportamiento”.

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Cómo transitar el duelo
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-Viajar, trabajar o salir de fiesta... así afrontan las 'celebrities' una ruptura de pareja

Instalar la idea de que cualquier reacción es legítima se convierte en la base sobre la que debería pilotar nuestro juicio, o mejor dicho, no debería haber juicio. Llorar, enfadarse, estar triste, reír, parecer agradecido o liberado no deberían ser jamás comportamientos dignos de opinión o análisis. “Nos cuesta asumir que si estás triste te apetezcan estas actividades, pero en realidad lo que ocurre es que estás evitando sentirlas. Si eres una persona con personalidad evitativa, que no quiere sentir esa sensación tan desagradable que acompaña a la tristeza, a menudo, recurres a conductas que consideramos incompatibles con el tránsito del duelo; como salir de fiesta, ir a trabajar o salir a hacer deporte. Es una forma de aplazar el dolor para  más adelante”, comenta Elena Fiscac, también psicóloga general sanitaria y deportiva, experta en salud femenina y compañera de trabajo de María Domínguez y Gretel Barreiro en la misma plataforma de Psicología.

Habrás visto también que muchos artistas reconocidos, como Alejandro Sanz o Juanes, han manifestado públicamente padecer problemas de salud mental. Aún a pesar de que les hemos visto continuar con su carrera subidos al escenario, lo cierto es que, tal y como nos señala la última psicóloga citada, “la procesión va por dentro”. Lo mismo sucede ante con cómo gestionamos las rupturas amorosas o las muertes de alguien cercano. No mostrarnos mal no significa que no sintamos o que sintamos menos que quiénes sí lo hacen, tal y como nos especifica mejor Fiscac: “Las emociones son subjetivas, no se puede medir si algo le duele más a una persona que a otra.  Si entendemos la función orgánica del llanto lo vemos, ya que sirve para regularnos emocionalmente, por eso lloramos ante cualquier emoción. Cuando sentimos una emoción muy intensa, hay veces que nuestro organismo no es capaz de gestionarla y recurre a ese llanto, esto nos hace entender que cuando una persona no llora ante una situación, no significa que lo sienta menos, sino que tiene más capacidad de gestionar esa emoción”.

Hablamos entonces de una expresión o manifestación que aparece como defensa ante una falta de gestión emocional. Con ello también coincide María Domínguez: “Las personas que no lloran, o no lo hacen públicamente, pueden no expresar esas emociones del mismo modo que las que sí lo hacen o haber pasado ya por esos momentos previamente. Es importante recordar que aunque la tristeza es una de las emociones más características del duelo en una ruptura, existen muchas otras igualmente comprensibles en este contexto: la rabia, la culpa, el enfado e incluso el alivio entre otras. La forma de gestionar esa vorágine varía de una persona a otra, y no todo el mundo pasa por todas ellas”.

Precisamente que no todos nos comportemos igual y que muchos, como Sophie Turner, hayan sido vistos saliendo de fiesta no es más que un escudo protector ante la situación en la que se encuentran. ¿Por qué? Es mucho más fácil esconderse tras mecanismos inusuales que puedan parecer distraernos de la realidad y alejarnos de nuestro sufrimiento, aunque no lo logren, o no lo hagan, al menos, al completo. Gretel Barreiro, que relaciona este comportamiento también como una vía de escapismo, lo corrobora: “En general, en todos los duelos existirán muchas características comunes, puesto que parten de una información básica, sin embargo, estará influida por la personalidad, experiencias de separación de esta persona, pérdidas que ha sufrido a lo largo de toda la vida, y cómo se han elaborado o afrontado estas”. Resulta muy relevante destacar la frase que nos cede después: “No es lo mismo un niño que en casa no se le permitía llorar cuando estaba triste, a aquello en cual esta emoción siempre fue contenida y validada. El resultado ante esta experiencia puede ser completamente contrario y se demuestra en la vida adulta”.

-Cómo superar el daño emocional y seguir adelante

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Cómo transitar el duelo
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¿Podemos ayudar a una persona que esquiva el sufrimiento?

Existen ocasiones en las que nos sentimos impotentes por no ser capaces de ayudar a otra persona a expresar su duelo. El primer paso para echarle una mano y que pueda abordar mejor el dolor será entender su personalidad, el momento que está pasando, analizar su pasado, y comprender que no todos manifestamos nuestras emociones de la misma manera. “En el dolor no hay atajos, es difícil huir de él, hay que atravesarlo.Debemos hacer saber a esta persona que podemos ser su contenedor y su soporte emocional en cualquiera de los estados en los que se encuentre. Igualmente, es aconsejable que le ayudemos a reconocer el dolor así como a intentar vivirlo, (ya que esto es expresión de salud mental). Por último, también estaría bien ayudarle a recordar e integrar lo mejor de la relación con la persona, relación o situación perdida, de esta manera podrá invertir su energía en nuevos afectos o relaciones”, aconseja Gretel Barreiro.

Por su parte, María Domínguez nos ofrece ejemplos prácticos sobre cómo podemos transmitirle que somos un soporte: “Si la persona no está expresando qué necesita, podemos abiertamente ofrecernos como apoyo. Podemos hacer comentarios sin juicio y sin imponer ningún sentimiento, como preguntar ‘¿necesitas algo?’, ‘¿puedo ayudar de alguna manera?’. También Elena Fisac nos concede más pautas prácticas: “Si vemos que alguien cercano esta llevando conductas que no son comunes en ella -como el estar realizando una actividad física elevada,salir de fiesta de forma reiterada y sin contexto o trabajar en exceso-, lo mejor que podemos hacer es acercarnos e intentar llegar a esa persona sin invadir y mucho menos juzgar. Podemos formular preguntas como ‘He visto que desde que pasó esto, sales todos los días a correr, ¿estás bien?, ¿crees que yo podría ayudarte en algo?’”. Y, concluye: “En la mayoría de las ocasiones, las personas con una personalidad evitativa no son conscientes de que su conducta está incentivada por intento de evadirse, simplemente, se encuentran tristes, se evaden y eso hace que se encuentren mejor, por tanto la próxima vez que se encuentren mal repetirán la misma conducta. Como ya mencionamos, que esas personas no se expresen, no significa que no les duela. Significa que gestionan la emoción de otra manera”. Está bien si lloras. También está bien si no. Cada uno gestiona el duelo como puede.