La contradicción del éxito de Kiko Matamoros en ‘Supervivientes’ me deja a cuadros

Hay una cosa que tenemos que ir asumiendo ya los espectadores de Supervivientes: Kiko Matamoros va a llegar a la final, como antaño lo consiguieron otros compañeros de Sálvame como Mila Ximénez y Rosa Benito. Aunque ha tardado más de un mes en pescar por primera vez, y es más fácil verle tumbado a la bartola que trabajando duro, el público le está dando mucho apoyo. En la gala de anoche de Supervivientes: Tierra de nadie, Matamoros conseguía, por tercera semana, salvarse de la nominación, toda una hazaña que demuestra que hay mucha gente que quiere que continúe en el reality. Sin embargo, hay una fuerte contradicción en su éxito, y que quedó al descubierto en la jornada de ayer gracias a otro espacio de la cadena.

Por la mañana, en El programa de Ana Rosa, Joaquín Prat dio paso a un reportaje de Marta Riesco (a la que, por cierto, ni siquiera mencionó) en el que la periodista hablaba con Laura Matamoros, hija de Kiko, y conMarta López Álamo, novia del superviviente. Marta, aunque en los platós no termina de soltarse la melena y hacer una buena defensa del colaborador de Sálvame, demostró que sigue Supervivientes con ahínco, sabe cada movimiento que da su chico, con quién discute, cómo está de salud, hasta qué diente ha perdido. Porque hace solo unos días, comiendo un cangrejo bajo las indicaciones de Nacho Palau, Kiko vio cómo un trozo de uno de sus paletas se caía, y le dejaba un aspecto que a sus compañeros les recordó a Pozí o a El Cuñao, míticos personajes de nuestra televisión más underground.

Kiko Matamoros en una imagen promocional de 'Supervivientes' (MEDIASET)
Kiko Matamoros en una imagen promocional de 'Supervivientes' (MEDIASET)

Sin embargo, las preguntas de Marta Riesco sobre Supervivientesa Laura Matamoros dejaron en evidencia a la influencer, que no está sintonizando con el reality de Telecinco. Y eso que está concursando su padre, y que ella sabe de primera mano el hambre o el frío que se pasa en Honduras, ya que concursó (y rozó la victoria) en el año 2017. Así, desconocía que su padre se había roto un diente (“ay, no me fastidies”, fue su reacción al saberlo), cuántos peces había pescado, cuántas pruebas había ganado o con quién había vivido su último enfrentamiento. Laura sabía, desde el primer momento, que iba a quedar mal, y por eso, cuando la novia de Antonio David le propuso hacerle el test sobre su padre, su respuesta fue: “Marta, vete por ahí. Hasta luego”.

De esta forma, quedó muy claro que Kiko cuenta con un gran apoyo del público, pero que en su entorno más cercano no está despertando más interés del necesario. Y es una pena, porque, en concreto, Laura Matamoros tiene un gran potencial a la hora de comunicar, y podría usar sus influencias digitales para multiplicar ese respaldo al concurso de su padre.

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Curiosamente, la relación de Kiko Matamoros y sus hijos fue uno de los temas más potentes de la gala de anoche de Supervivientes. Y es que el concursante se enfrentó al conocido puente de las emociones, en la que los robinsones reflexionan sobre su vida mientras suben peldaños. Así, Matamoros reconoció que no ha estado a la altura de lo que sus hijos se habrían merecido. “Hay algo que me avergüenza en mi vida, en mi trayectoria, que es mi papel de padre”, le decía a Lara Álvarez, y por extensión, a todo el público que veía el programa desde casa. En ese sentido, contaba cómo la vida pasa y el tiempo no se puede recuperar, y que un día se da cuenta “de que ni tus hijos han disfrutado suficientemente de ti, ni tú de ellos. Es un gravísimo error que he cometido que creo que no tiene reparación”. Con esperanza, Kiko esperaba poder edulcorar las cosas a partir de ahora, para que el día que muera, “que no creo que sea muy tarde, mis hijos no tengan el peor recuerdo de mí que podrían haber tenido”.

Al final del puente, Kiko recibió pergaminos con palabras de amor de cuatro de sus hijos, incluida Laura. No contó, sin embargo, con ningún escrito de su hija menor, Anita Matamoros, conocida influencer, y fruto de su matrimonio con Makoke. A ella, en concreto, le dijo que siempre la querrá, aunque no la tenga cerca.

Por todo esto, resulta muy llamativo que Matamoros se salve semana a semana, pero que luego no tenga seguimiento de su concurso por parte de los miembros de su familia. En el caso de Anita, porque no tienen relación desde hace muchos meses, y en el de Laura, porque ni pierde el tiempo sintonizando el reality. Aunque al menos sí que le manda un pergamino dándole ánimos. Que algo es algo.

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