Crítica de Saw X, el juego del miedo: cómo una saga puede revertir las pésimas decisiones que se tomaron en el pasado

Saw X, el juego del miedo: cómo una saga puede revertir las pésimas decisiones que se tomaron en el pasado
Saw X, el juego del miedo: cómo una saga puede revertir las pésimas decisiones que se tomaron en el pasado

Saw X: El juego del miedo (Saw X, Estados Unidos/2023). Dirección: Kevin Greutert. Guion: Josh Stolberg, Pete Goldfinger. Fotografía: Nick Matthews. Música: Charlie Clouser. Edición: Kevin Greutert. Elenco: Shawnee Smith, Michael Beach, Tobin Bell, Synnøve Macody Lund, Steven Brand, Renata Vaca, Octavio Hinojosa, Paulette Hernandez, Jorge Briseño, Joshua Okamoto. Duración: 119 minutos. Calificación: apta para mayores de 18 años. Distribuidora: BF París. Nuestra opinión: muy buena.

El entusiasmo con la saga de Saw ha ido mermando conforme avanzaron las entregas. A la originalidad de las dos primeras le siguieron una tanda de continuaciones empeñadas en repetir su estructura y obsesionadas por la necesidad no siempre satisfecha de recurrir a la vuelta de tuerca inesperada. En ese camino irregular y lleno de baches se tomaron malas decisiones (Saw V, 2008), muy malas decisiones (Jigsaw, 2017); o incluso pésimas como Espiral (2021), capricho de Chris Rock, su protagonista, que terminó siendo un cachetazo más en su carrera.

Tomada debida nota de lo que no se tenía que volver a hacer, y buscando recuperar a aquellos amantes de la saga que durante una década esperaban cada año el estreno de una nueva entrega, el director Kevin Greutert decidió volver a las fuentes, con una historia que reivindica los inicios de la franquicia, además de poner el acento en los personajes que le dieron estatus de ícono .

La acción de Saw X: El juego del miedo se ubica entre los acontecimientos de la primera y segunda película. John Kramer (Tobin Bell) ve cómo los caminos para encontrar una cura para el cáncer de cerebro que padece se van cerrando. Con su salud cada vez más disminuida se topa con una doctora, Cecilia Pederson (Synnøve Macody Lund), que ofrece una solución tan sencilla como efectiva: una operación combinada con un cóctel de medicamentos creados por su padre científico, que son capaces de lograr la remisión del cáncer. John viaja a una locación escondida en las afueras de México -centro de operaciones de la especialista y su equipo, ya que Estados Unidos no permite la utilización de las drogas experimentales- y se somete a la cirugía que resulta exitosa. Sin embargo, enseguida descubre que no hubo tal operación, que se trató de un engaño al estilo de Los simuladores, para sacarle dinero a gente moribunda y desesperada. De esta manera, los falsos médicos se transforman en las nuevas víctimas de los perversos juegos de Jigsaw.

John Kramer (Tobin Bell) está de regreso en esta nueva entrega
John Kramer (Tobin Bell) está de regreso en esta nueva entrega

Un primer tercio del film dedicado al drama que atraviesa Kramer permite un acercamiento a la vulnerabilidad del personaje como nunca antes había sucedido. Aquel asesino despiadado de mirada vacía, aparece aquí como un hombre desesperado, que se aferra a lo que sea necesario para seguir viviendo. De esta manera se pone en imágenes lo que anteriormente había sido declamación y, al fin y al cabo, el origen y motivación en su mente retorcida para sus “macabros tests”.

La presencia de Amanda Young (Shawnee Smith), y el hecho de que toda la historia se desarrolle sin saltos en el tiempo y en un único espacio, conecta directamente con la dinámica de las primeras películas, lo que reafirma la necesidad de sus creadores por ofrecerle a los fans lo que hace rato pedían; y tal vez, a su manera, pedirles disculpas por lo que hicieron después.

Otro aspecto relacionado a lo anterior es el diseño de las trampas, menos rebuscadas y más explícitas. Esto no significa que no sean tan imaginativas como sangrientas, al contrario, Saw X cuenta con algunas de las escenas más explícitas y truculentas de su decálogo cinematográfico.

Cuando parecía que ya no había nada nuevo por inventar (y es verdad, no lo hay), este flamante “juego del miedo” busca en su esencia los elementos que lo hicieron único, y los resignifica con una honestidad acorde a su historia.