CRÍTICAS. El adiós de los Guardianes, el poder de las montañas y más estrenos en salas

Mientras que el clima no decide todavía lo que quiere hacer con nosotros, la cartelera cinematográfica toma fuerza con el estreno de una de esas superproducciones de Marvel que prometen conquistar la taquilla. Pero si tus gustos van en otra dirección, no debes preocuparte, porque hay un poco de todo en el plano de los estrenos.

GUARDIANS OF THE GALAXY VOL. 3

Director: James Gunn

Reparto: Chris Pratt, Zoe Saldaña, Bradley Cooper

Género: Superheroes / Acción

Si eres completamente ajeno a esta saga y pretendes enfrentarte a su nueva entrega -“Guardians of the Galaxy Vol. 3”- con un conocimiento completo del asunto, tendrás que ver no solo las dos cintas anteriores correspondientes a estos personajes específicos, sino también revisar “Avengers: Infinity War” (2018), “Avengers: Endgame” (2019) y “Thor: Love and Thunder” (2022), títulos en los que ellos no sólo participaban, sino que los expusieron también a situaciones decisivas que alteraron considerablemente su dinámica interna.

Esta es la consecuencia más evidente de un universo cinematográfico y televisivo que se encuentra cada vez más interconectado y que impide que se entienda realmente lo que pasa en cada producción si no se tiene una memoria increíble, no se quiere hacer algo de investigación o no se posee una cuenta de Disney+, plataforma en la que se encuentran todos estos filmes. Y eso que no hemos mencionado al show navideño “The Guardians of the Galaxy Holiday Special” (2022).

Tras estas advertencias, podemos decir que, con la debida preparación, la nueva entrega, que se encontrará desde esta noche en salas en calidad de preestreno, es un cierre satisfactorio y ocasionalmente impactante de una serie fílmica basada en un equipo de amigos que no eran necesariamente los más populares del barrio en los cómics de Marvel. Sin embargo, ellos mismos han logrado convencer a los fans a lo largo de casi una década de existencia en la pantalla grande gracias a un estilo aventurero y despreocupado en el que no han faltado las cuotas dramáticas, y que le debe mucho al director y guionista James Gunn, responsable de las tres cintas donde estos se colocaron como protagonistas.

Gunn ha sido tan fundamental para los Guardianes que logró una proeza particularmente difícil en los tiempos que vivimos: luego de ser despedido por Disney debido al resurgimiento de unos tuits antiguos de muy mal gusto, fue recontratado por la misma empresa ante el clamor masivo de sus defensores, lo que ha sido extremadamente conveniente en términos cinematográficos, ya que “Vol. 3” cierra la serie en manos de su autor -repito: además de dirigir estas películas, el hombre las dirige- con una historia que prolonga naturalmente lo que se había visto antes mientras toma algunos riesgos.

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En ese sentido, la primera parte de la cinta apela a un nivel de intensidad insólito para los Guardianes al centrarse en los pesares actuales y en el complicado pasado del mapache mutante Rocket (voz de Bradley Cooper), cuyos orígenes son retratados con un poderoso estilo visual que no desentonaria en un trabajo de Guillermo del Toro, que tiene incluso deudas con el clásico del terror “Freaks” (1932) y que coquetea constantemente con el cine para adultos debido a su tono oscuro.

Más adelante, las cosas cambian considerablemente, dando paso a un humor y a una ligereza que pueden resultar extrañas en vista de lo recién dicho, pero que concuerdan plenamente con el tono de las cintas anteriores y siguen siendo eficaces debido a la creatividad de los diálogos de Gunn.

No todo funciona, claro; en vista de la proverbial abundancia de personajes, muchos de ellos no se encuentran bien desarrollados, incluyendo al villano principal Alto Evolucionador (Chukwudi Iwuji), y la relación supuestamente central entre los ex novios Peter Quill (Chris Pratt) y Gamora (Zoe Saldaña) se mantiene en un punto gélido que se encuentra justificado por el relato, pero que no deja de desconcertar y pudo tener un mejor desarrollo.

El verdadero problema se produce luego, cuando, en su afán por reforzar la relación del espectador con los personajes, Gunn empieza a caer irremediablemente en un nivel de sensiblería que resulta innecesario, aunque llegue acompañado por una puesta en escena llena de momentos deslumbrantes y una de esas bandas sonoras que seducen de inmediato.

WHAT'S LOVE GOT TO DO WITH IT?

Director: Shekhar Kapur

Reparto: Lily James, Shazad Latif, Shabana Azmi

Género: Comedia romántica

Casi al inicio de esta película, cuando la documentalista Zoe (Lily James) decide pedirle permiso a su amigo de la infancia, el doctor Kaz (Shazad Latif), para grabar el proceso que este ha decidido emprender con la finalidad de conocer a una mujer con la que casarse, el espectador se da cuenta de la química existente entre los dos personajes -ambos jóvenes y atractivos- y adivina hasta dónde nos conducirá todo esto.

Por ese lado, “What’s Love Got to Do With It?”, que se estrena este viernes, toma una ruta particularmente predecible que se conecta de paso con la línea habitual de las comedias románticas modernas; y aunque eso es lo que termina siendo en cuestiones de género, la cinta ofrece los giros narrativos suficientes como para resultar entretenida y placentera.

Sin embargo, donde obtiene su aspecto más novedoso es en la identidad cultural y étnica de sus personajes, porque Zoe es una chica blanca liberal y Kaz es un musulmán de ascendencia paquistani que ha decidido seguir las costumbres de su cultura para unirse en matrimonio con una desconocida que radica hasta el momento en Pakistán. Zoe y Kaz viven en Londres, una ciudad en la que existe una gran comunidad pakistaní que, como se ve de manera fugaz en la película, no es necesariamente celebrada por todos los habitantes de la misma capital inglesa.

El filme, dirigido con buen ritmo por el veterano cineasta indio Shekhar Kapur (autor de la “Elizabeth” de 1998, protagonizada por Cate Blanchet) y escrito por la británica Jemima Goldsmith, intenta mantener un balance saludable entre las dos líneas de pensamiento representadas por los protagonistas: mientras que la impetuosa e independiente Zoe rechaza por completo la idea de los matrimonios arreglados, el apacible y culto Kaz parece estar convencido de las bondades de la misma tradición.

Como era de esperarse, y sin caer en ‘spoiler’ alguno, el resultado no se inclina del todo por ninguna de las dos propuestas, lo que resulta conveniente pero no del todo realista. Lo que sí convence es el trabajo de Allen y Latif, dueños de un carisma que trasciende la simpleza de la historia que se cuenta, así como las vibrantes escenas que toman lugar en la ciudad pakistaní de Lahore, y que incorporan unos elementos de Bollywood que no son para nada ajenos a Kapur, quien se inició como actor en producciones de esa clase.

THE EIGHT MOUNTAINS

Director: Felix van Groeningen

Reparto: Luca Marinelli, Alessandro Borghi, Filippo Timi

Género: Drama

Las películas que representan la amistad masculina y evitan caer en 'bromances' o batallas de ego brutales -como es el caso de “The Banshees of Inisherin”- son mucho menos frecuentes de lo que se podría esperar. Esa misma carencia le otorga interés a “The Eight Mountains” (“Le otto montagne”), una excelente cinta italiana que analiza la relación entre dos personas de esta clase con una sensibilidad y un realismo que se ven enaltecidos por el magnífico entorno en el que se desarrolla.

Tal y como sucede en el mundo que existe fuera de la pantalla, lo que se narra alterna momentos felices con situaciones dolorosas mientras recorre cerca de tres décadas en las vidas de Pietro y Bruno, quienes aparecen mayormente en sus versiones adultas bajo la interpretación de Luca Marinelli y Alessandro Borghi, pero que son representados en etapas anteriores (la infancia y la adolescencia) por cuatro actores: Lupo Barbiero y Andrea Palma -en el caso del primero- y Cristiano y Francesco Palombelli -en lo que respecta al segundo-.

Aunque los momentos de la adolescencia son los menos vistosos por su brevedad -justificada ante el largo distanciamiento entre los protagonistas que se presenta-, no hay realmente nada que sobre o falte en el extenso filme dirigido y coescrito por el talentoso y experimentado cineasta belga Felix van Groeningen (“The Broken Circle Breakdown”, “Beautiful Boy”) sobre la base de una celebrada novela del autor italiano Paolo Cognetti.

Pese a que se llevan de lo más bien desde que se conocen durante unas vacaciones de verano, Pietro y Bruno no son precisamente iguales. El primero, que es hijo de una familia acomodada, viene de la ciudad (para ser precisos, de Turín), y el segundo, que procede de un ambiente mucho más humilde, vive en el campo y no parece estar dispuesto a abandonarlo. No le falta razón, claro, porque casi toda la película se desarrolla en una región paradisíaca de los alpes cuya majestuosidad resulta imbatible en cualquier época del año, o lo es al menos frente al lente del director de fotografía Ruben Impens, colaborador habitual de Van Groeningen.

Durante una buena parte del filme, la fascinación por las montañas, que llega secundada por las deudas sentimentales de Pietro con su padre fallecido, es lo que ocupa la atención y lo que nos lleva a creer que la historia que se cuenta es tanto una celebración del contacto con la Naturaleza como una proclama en contra de la educación urbana; pero cuando Pietro empieza a demostrar de manera cada vez más alarmante que su devoción por este entorno no va de la mano con un instinto de supervivencia, nos damos cuenta de que esto no pretende ser un manifiesto, sino un retrato sincero y a la vez poético sobre una conexión espiritual tan entrañable como imperfecta. “The Eight Mountains” se estrena este viernes en el Landmark's Nuart Theatre de L.A.

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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.