CRÍTICAS. Un Napoleón arriesgado, una pareja callada y más estrenos de la semana

La cartelera correspondiente a la semana del Día de Acción de Gracias siempre tiene puntos fuertes, como lo demuestra este año el lanzamiento de una cinta biográfica que ha venido dando de qué hablar desde que se presentó su primer tráiler. Alrededor de ella, encontramos también otros títulos de interés que comentamos igualmente en nuestra columna.

NAPOLEON

Director: Ridley Scott

Reparto: Joaquin Phoenix, Vanessa Kirby, Tahar Rahim

Género: Drama histórico

Los historiadores más serios han dado ya su veredicto: la visión del legendario director británico Ridley Scott (“Alien”, “Thelma & Louise”) sobre las correrías de uno de los líderes más controvertidos de todos los tiempos incurre en numerosas inexactitudes, lo que, para varios de ellos, invalida su propuesta. Esto ha desatado un amplio debate sobre las licencias que puede tomar el cine y las libertades propias de la ficción. Pero lo nuestro va por otro lado.

¿Qué es lo que ofrece “Napoleon”, que se encuentra ya en cartelera, en términos puramente cinematográficos? ¿Mantiene todavía el veterano Scott la forma artística adecuada como para ofrecernos una cinta de la magnitud de sus incursiones más logradas en terrenos históricos, como fue el caso de “The Duellists” (1977), de “Gladiator” (2000) e incluso de la reciente -e infravalorada- “The Last Duel” (2021)?

Hay que decir, para empezar, que las escenas de acción de esta cinta (porque tenemos representaciones de batallas tan esenciales como la de Austerlitz y la de Waterloo) son absolutamente espectaculares. Con la ayuda del director de fotografía polaco Dariusz Wolski (“The Crow”, “Prometheus”), Scott construye frescos inmensos desarrollados esencialmente con efectos prácticos y cientos de extras. El realismo de estas secuencias se ve resaltado por momentos de ‘gore’ que no llegan nunca a ser excesivos.

Claro que “Napoleon” no sucede únicamente en los campos de combate. Mucho de lo que se ve corresponde a los tejes y manejes políticos sucedidos entre estos enfrentamientos, que no dejan de ser instructivos y reveladores, pero que terminan siendo insuficientes tanto para la comprensión real de la época como para la de la personalidad de Bonaparte, pese a que la película dura más de dos horas y media.

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Tampoco se hace esfuerzo alguno para analizar el talento como estratega bélico de su protagonista, lo que es una pena cuando se sabe que él mismo sigue siendo considerado como uno de los mejores de toda la Historia dentro de ese rubro. Lo que no falta, curiosamente, es la presencia de un sentido del humor que podría resultar desconcertante en vista de las temáticas tratadas, pero que el gran Joaquin Phoenix (quien colaboró ya con Scott en “Gladiator”) maneja con solvencia.

Sin embargo, lo mejor de este “Napoleon” se encuentra en las escenas que reproducen la intensa relación entre Bonaparte y su primera esposa Joséphine (interpretada por la inglesa Vanessa Kirby). Para Scott y el guionista David Scarpa (“All the Money in the World”), este fue un romance tan auténtico como obsesivo; y la manera en que se encuentra plasmado le da ocasiones de lucimiento inmejorables a Phoenix y a Kirby, dos estupendos actores que, más allá del nombre que lleva la película, comparten los roles estelares y son el centro constante de atención.

Por razones naturales, estos momentos -que son apasionantes, divertidos y hasta alocados- tienen que ser los más ficticios de toda la cinta; pero los historiadores no parecen haberse quejado mucho de ellos, lo que demuestra que, a fin de cuentas, nadie es inmune a la magia del cine.

FALLEN LEAVES

Director: Aki Kaurismäki

Reparto: Alma Pöysti, Jussi Vatanen, Janne Hyytiäinen

Género: Drama / Comedia

Luego de obtener el Premio del Jurado de Cannes y de haber sido designada por Finlandia como la apuesta de ese país para la categoría de Mejor Película Internacional del Oscar, llega al Laemmle Royal “Fallen Leaves”, el largometraje número 20 de Aki Kaurismäki, autor por excelencia de su país de origen y una de las figuras más renombradas de la cinematografía internacional.

Alejado completamente de los parámetros del comercialismo, Kaurismäki es un cultor del minimalismo que tiene evidentes deudas con el arte del influyente director francés Robert Bresson, lo que quiere decir que promueve las interpretaciones rígidas de sus actores y no realiza prácticamente movimientos de cámara, concentrándose en planos estáticos y en las acciones de sus personajes.

Eso no quiere decir que se trate de un realizador aburrido, ni mucho menos ajeno a los pesares de quienes integran la sociedad. Además de emplear un sentido del humor muy particular que se manifiesta en los momentos más insospechados, siente una profunda empatía por las clases trabajadoras, lo que se ha traducido en la serie de películas vinculadas al proletariado que ha venido haciendo durante los últimos años y que nos conducen hasta “Fallen Leaves”.

Ansa (Alma Pöysti) y Holappa (Jussi Vatanen) son dos trabajadores de diferentes empresas situadas en Helsinki cuyas vidas se ven constantemente alteradas por las normas de un sistema de explotación que no les brinda estabilidad alguna, lo que se ve agravado en el caso del segundo por el alcoholismo, generado a la vez por las insatisfacciones laborales ya citadas.

Ansa y Holappa, que trabajan por separado, se conocen por casualidad en un karaoke y empiezan luego a verse, aunque sus parcas personalidades (ideales para el estilo de Kaurismäki) los llevan a caer en una serie de errores y de equivocaciones que no facilitan precisamente el desarrollo del romance.

Pese a la aparente frialdad que recubre la mayor parte de las escenas, de la mano del experimentado y determinado cineasta, Pöysti y Vatanen se las arreglan para darle vida a una historia de amor que llega a conmover, que tiene más de un momento divertido y que se encuentra presentada de manera completamente original, empezando por el hecho de que, pese a situarnos supuestamente en la actualidad (las noticias sobre la invasión rusa a Ucrania son constantes), recurre a vestimentas, locaciones y artilugios que remiten a los ‘60. No has visto nada igual en 2023.

MONSTER

Director: Hirokazu Kore-eda

Reparto: Sakura Andō, Eita Nagayama, Sōya Kurokaw

Género: Drama

Lo que comienza como un drama familiar sobre una madre soltera obligada a lidiar con un pre adolescente conflictivo adquiere dimensiones mucho más amplias al extender de pronto los puntos de vista para meterse en la mente de otros personajes relacionados a la misma situación en “Monster”, una impresionante cinta japonesa que ganó con justicia el premio de guión en la más reciente edición del Festival de Cannes.

El drama, que se estrena este fin de semana en Nueva York y que llega a Los Ángeles y Chicago el 1ro de diciembre antes de expandirse a otras ciudades estadounidenses, es no solo uno de los mejores filmes del año, sino también uno de los más complejos en términos de construcción de personajes y de profundidad psicológica.

Sobre la base del brillante texto escrito por Sakamoto Yuji, el experimentado director Hirokazu Kore-eda transforma lo que parece ser inicialmente un caso de abuso institucional en una historia mucho más interesante y llena de matices, otorgándole primero la perspectiva narrativa a la madre, después al maestro de escuela implicado en el problema y finalmente al chico mismo. Tampoco faltan comentarios pertinentes sobre la identidad de género, el ‘bullying’ y el papel decisivo que cumplen los mayores en el desarrollo emocional de los menores.

Kore-eda destacó de manera definitiva a nivel global con su decimotercer largometraje, “Shoplifters” (2018), que fue nominado al Oscar y a los Globos de Oro, y que tenía como protagonistas a los miembros de una familia dedicada al robo como método de supervivencia.

Ahora, el realizador oriundo de Tokio adopta una senda mucho más dramática, pero ciertamente realista, mientras obtiene actuaciones sobresalientes tanto de los intérpretes adultos como de los niños que participan. Esto permite que las emociones exhibidas se sientan siempre auténticas.

El cineasta adapta también las condiciones de su puesta en escena a las miradas de las que se encarga sucesivamente, y aunque la parte infantil puede llegar a tener un tono más edulcorado del que era necesario, el conjunto se sostiene y mantiene el interés pese a que la cinta se extiende por más de dos horas.

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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.