¿Cuáles son las principales secuelas dermatológicas de los tratamientos contra el cáncer?
Las secuelas de los tratamientos contra el cáncer también pueden afectar a los pacientes desde el punto de vista dermatológico. La piel, las uñas o el cabello también sufren los efectos de la quimioterapia o la radioterapia. Por eso, en una jornada como la de hoy, en la que se conmemora el Día Mundial Contra el Cáncer, hemos querido poner el foco en este aspecto, sin duda importante para todas aquellas personas que están inmersas en este proceso. “Los tratamientos contra el cáncer pueden afectar a la piel, las uñas o el cabello. Depende del tratamiento que se reciba, así como de cada paciente, ya que cada persona es única”, nos anticipa el doctor Miguel Sánchez Viera, director del Instituto de Dermatología Integral (www.ideidermatologia.com).
El especialista nos explica que las afecciones son múltiples y variadas, siendo las más habituales las siguientes:
La sequedad.
El enrojecimiento.
El prurito o picazón.
El sarpullido.
El desarrollo de grietas o heridas.
El cambio de color en la piel.
La sensibilización al sol.
La pérdida de cabello.
¿Cuánto duran los efectos en la piel?
Una de las principales dudas que les pueden surgir a los pacientes con cáncer es cuándo comienzan estos problemas en general y cuánto tiempo suelen durar, así como si las secuelas suelen ser reversibles. El doctor Sánchez Viera nos explica que los problemas en la piel suelen aparecer semanas después del inicio del tratamiento contra el cáncer. “Permanecen durante el proceso oncológico y no son permanentes. Dependiendo de la gravedad de las afecciones y del cuidado que se haya hecho, tardarán más o menos en desaparecer o curarse por completo. En el caso de la sensibilización al sol provocada por la radioterapia, puede que sea necesario proteger durante el resto de la vida la zona tratada con fotoprotectores Anti UVA/UVB con SPF durante todo el año”, nos comenta.
Secuelas diferentes en función del tratamiento
Le planteamos al doctor si las consecuencias a nivel dermatológico dependen del tratamiento en cuestión, es decir, si son distintas las secuelas de la quimioterapia o la radioterapia que de la inmunoterapia.
Tal y como nos explica el especialista, los efectos secundarios de la radioterapia suelen desarrollarse en la zona del cuerpo que ha sido tratada. “Es común que los pacientes desarrollen sequedad, prurito, enrojecimiento, decoloración e, incluso, pueden aparecer ampollas, que se deben de tratar desde el momento en el que salen para evitar que duelan o se infecten”, nos cuenta. Además, por otra parte, nos comenta que si el paciente tiene que ser tratado después con quimioterapia puede verse afectado por lo que se denomina reacción de recuerdo de la radiación. “Esto se traduce en que la zona afectada se inflame y enrojezca y verse como una quemadura solar grave. Estos síntomas desaparecen cuando se termina el tratamiento con quimioterapia”, matiza.
Por su parte, las personas que son sometidas a quimioterapia presentan diferentes efectos secundarios sobre la piel dependiendo del medicamento utilizado para el tratamiento. El dermatólogo indica que los más habituales son sequedad, enrojecimiento, prurito y sarpullido. Además, estas áreas dañadas pueden decolorarse y presentar dolor. “Las uñas de pies y/o manos también pueden separarse del lecho ungueal, patología dermatológica denominada onicólisis (no es dolorosa, pero sí es una vía de infección).
Otra secuela derivada de la quimioterapia es la sensibilidad al sol, lo que supone que sea más sencillo que la piel se queme con facilidad, por lo que se debe utilizar fotoprotección alta durante todo el tratamiento.
El síndrome mano-pie también puede aparecer al ser tratado con quimioterapia. Los síntomas son adormecimiento, hormigueo, enrojecimiento, hinchazón, ampollas y dolor y suele desaparecer semanas después de la finalización de la quimioterapia”, nos indica el doctor Sánchez-Viera.
Pero sin duda, incide en que el más evidente y que puede llegar a afectar a la autoestima de los pacientes es la alopecia. “Es un proceso que comienza al poco tiempo del inicio del tratamiento, pero que desaparece al terminarlo, por lo que los pacientes vuelven a recuperar el cabello y, en algunos casos, es más grueso o rizado”, detalla el doctor.Por último, la inmunoterapia puede provocar en los pacientes con cáncer erupciones o sarpullidos que pueden llegar a afectar a zonas extensas de la piel. Incluso puede darse pérdida de cabello.
Cómo afrontar la caída del cabello
Como anticipábamos, hay que tener presente desde el diagnóstico y prescripción de la quimioterapia que es muy probable que se perderá el cabello (no todas las medicaciones utilizadas tienen este efecto secundario). “Esto hará que se vaya interiorizando que pasadas unas semanas del inicio del tratamiento el cabello se irá perdiendo, bien en forma de mechones o de manera difusa. Es el momento de abordar si se quiere afrontar rapando la cabeza desde el momento”, comenta el doctor Sánchez-Viera.
De cualquier forma, el especialista nos explica que hay que lavar el cuero cabelludo con champús suaves para que no agredan el cuero cabelludo, que estará más sensible, hasta que este no vuelva a recuperarse y saber que es mejor esperar un tiempo a utilizar tintes. “Se puede cubrir con turbantes, pañuelo, gorros, gorras o decidir no cubrirse la cabeza, caso en el que se debe ser especialmente cuidadoso con la fotoprotección porque las quemaduras solares pueden desarrollarse más fácilmente. Es un proceso en el que el dermatólogo debe acompañar al paciente para minimizar la alopecia o conseguir recuperarlo lo antes posible”, nos cuenta el doctor.
Consejos para cuidar la piel y las uñas durante el tratamiento del cáncer
Uso de productos adecuados. Es preferible optar por jabones suaves y con agentes hidratantes para minimizar la sequedad e irritación de la piel. Si está en tratamiento de radioterapia, pregunte qué productos deben evitarse antes de las sesiones, como talcos o antitranspirantes.
Prevención de infecciones. La radioterapia puede provocar descamación, dolor y humedad en la zona tratada, especialmente en pliegues de la piel como alrededor de los ojos, el pecho o las nalgas. Mantener el área limpia y seca es esencial para prevenir infecciones.
Hidratación de la piel. Aplica cremas o lociones recomendadas para prevenir la sequedad y el prurito. La piel irritada puede ser propensa a infecciones, por lo que es importante usar productos adecuados para aliviar la sequedad y el dolor.
Protección de la piel. Usa protector solar para el cuerpo y los labios. Para prevenir quemaduras solares, vístete con ropa holgada de mangas largas, pantalones y sombrero de ala ancha. Evita el uso de mantas eléctricas, compresas de hielo o vendajes en la zona tratada. Si tu piel está sensible, considera afeitarte con menor frecuencia o utilizar afeitadoras eléctricas.
Prevención de picazón y sequedad. Evita productos que contengan alcohol o fragancias, ya que pueden resecar e irritar la piel. Toma duchas o baños cortos con agua tibia en lugar de caliente. No frotes la piel para secarse, hazlo con pequeños toques que también evitarán la aparición de pequeñas erupciones.
Cuidado de las uñas. Mantén las uñas limpias y cortas para evitar que se rompan. Protege tus manos con guantes al realizar tareas domésticas, como lavar platos o limpiar. Evita manicuras y pedicuras, así como el uso de calzado ajustado.
Tratamiento de erupciones cutáneas. Algunas irritaciones cutáneas pueden requerir tratamiento médico dermatológicos, como son corticoides vía tópica u oral.
Tratamientos y productos recomendables
Para finalizar, le preguntamos al experto qué tratamientos o productos suelen ser recomendables para minimizar los efectos de estos problemas dermatológicos en las pacientes que han pasado por un tratamiento oncológico. “Es recomendable consultar con un especialista para que recomiende el momento para someterse a un tratamiento médico-estético. Si la piel del rostro ha perdido elasticidad, tono, luminosidad o tersura, se puede recurrir a la mesoterapia con microinyecciones con vitaminas, minerales, oligoelementos y agentes hidratantes para contrarrestar estos efectos adversos. Así como a los estimuladores de colágeno, que darán sostén y rejuvenecerán el rostro sin aportar volúmenes indeseados”, recomienda el doctor.
Añade, además, que la radiofrecuencia y los ultrasonidos son también un tratamiento para recuperar la el sostén y la elasticidad “desde dentro” de manera natural. Además, las microinfiltraciones con ácido hialurónico de baja reticulación aportarán a la piel una hidratación profunda sin efecto relleno.