La cueva española de Altamira atesora mucho más arte rupestre del que se conocía

Altamira (España), 1 ene (EFE).- El reciente descubrimiento de nuevas figuras y grabados paleolíticos en la cueva española de Altamira (norte) constata el enorme potencial que, para los investigadores, tiene la cavidad, y también que hay mucho más arte rupestre en las galerías del que hasta ahora se conocía.

Estos hallazgos forman parte del proyecto de investigación 'El primer arte de la Humanidad, la cueva de Altamira', cuyos resultados se han publicado en el número XXIX de la revista del Instituto de Prehistoria y Arqueología Sautuola, dirigida por Eusebio Dohijo.

En una entrevista con EFE, la directora de Altamira, Pilar Fatás, asegura que estos descubrimientos suponen "abrir una puerta" a seguir conociendo el pasado y cómo eran aquellos seres humanos primitivos que habitaron y pintaron los techos y paredes de la cueva durante al menos 36.000 años.

Ese estudio ha permitido documentar 33 figuras, representaciones de animales como ciervos o un "posible" caballo, en su mayoría grabados muy finos, parte en color rojo y otras zonas en carbón negro, que se encuentran en una pared de 28 metros ubicada en el sector 5 de la cavidad.

De todas ellas, se conocían ya desde comienzos del siglo XX, pero la novedad es que, junto al resto de figuras identificadas, han sido valoradas por su antigüedad respecto a las pinturas de la sala de los polícromos, que es la parte más conocida de la cueva.

El valor de los nuevos hallazgos es que permiten seguir completando el inventario de representaciones de arte rupestre en el interior de la cueva de Altamira, en especial en los más de 300 metros de longitud de las galerías que estaban menos estudiadas por razones de conservación.

Fatás explica que la importancia de las figuras documentadas es que permiten seguir situando cronológicamente las representaciones realizadas durante los varios milenios en que fue habitada la cueva de Altamira y sus muros decorados.

Resalta que hay documentadas dos fases en la realización de pinturas de Altamira: una anterior a los bisontes del techo de los polícromos, cuya cronología es muy amplia dado que la primera figura tiene 36.000 años y las últimas unos 16.000; y otra que se considera contemporánea a esas pinturas.

20.000 años de arte sobre piedra

La directora de Altamira resalta la importancia del techo de los polícromos como un compendio de 20.000 años de arte prehistórico en un espacio de 150 metros cuadrados, pero también de los nuevos hallazgos del proyecto de investigación.

A su juicio, Altamira tiene aún "muchísimo potencial" para los investigadores, ya que hasta ahora su trabajo se encontraba limitado por el acceso restringido a la cueva original por razones de conservación.

Sin embargo, en los últimos años esta situación ha cambiado gracias a la mejora de las tecnologías, que permiten limitar la permanencia de científicos en el interior de la cueva e invertir mucho más tiempo en el laboratorio para completar la investigación.

Entender el arte paleolítico

Fatás asegura que el progresivo estudio monográfico de diferentes sectores y superficies de Altamira permitirá avanzar más en un entendimiento global de su arte paleolítico.

En especial, servirá a los investigadores para acercarse a una comprensión más fidedigna de los procesos gráficos, del valor del grafismo para las sociedades paleolíticas y de la interpretación del arte paleolítico.

Por eso, el estudio publicado señala que estos hallazgos permiten considerar que estas manifestaciones gráficas comenzaron en la segunda mitad del periodo Gravetiense (entre hace 32.500 y 24.500 años), con una actividad gráfica muy puntual, centrada en el grabado y figuras de trazo muy simple.

Javier G. Paradelo

(c) Agencia EFE